Susana 16 - No sé... algo me está cobrando.
Nuestro beso es interrumpido por el dueño del restaurante (sé lo que está pensando porque tengo uno).
Escucho al señor que con tono amable me dice… “Señor, necesito hablar con usted… ¡Por favor!
Sigo besando a Susana pero le hago dos señales con la mano… pulgar hacia arriba (de acuerdo)… mano con cinco dedos extendidos mostrando la palma que retrocede un avanza (que espere).
Dejo de besar a Susana y miro al tipo…
Susana me agarra la cara y busca mi mirada… ¿Hambre de besos?
Agarra mi brazo y se lo pone a la cintura, toma mi mano y la lleva hasta el mechón que antes le tenía agarrado… esa mirada…
Aproxima lentamente sus labios a los míos. Tiene su mano derecha tomando mi cara y mentón… siento su aliento tibio en mi cara… va cerrando sus ojos…
Nos volvemos a besar…
Se aparta un instante para observar mi rostro… suelta mi cara… pasea sus ojos por mi boca y sube lentamente la mirada hasta posarse en mis ojos, rodea con sus brazos mi cuello y otra vez llega el beso.
Nuevamente retrocede su rostro, vuelve a mirarme… ahora observa mi boca… se aproxima y lame mis labios dos veces… sella mi boca con la suya y siento su lengua… Estoy involucionando a “homo erectus”.
Su respiración se agita… - Susy… Susy… tenemos que “parar”… nos están viendo…
¡La gente la aplaude y alguien silba!... volvemos a la realidad.
Tarzán empieza a despertar… los mesoneros lo ayudan a pararse y se lo llevan.
Otra vez miro al dueño… le muestro mi tarjeta de platino y le digo… pagaré los daños y los consumos.
Una señora se acerca a Susana y sonriendo le dice… - Eres “preciosa” y “brava”… así era yo…
Susana se agacha hasta la cara de la señora, le da un beso y le regala una sonrisa.
Nos vamos a mi mesa a esperar que me traigan la “nueva cuenta integrada”.
Al llegar, Susana mira a Teodora con cara de orangután al que le robaron la banana.
Teodora responde a la “desafiante” mirada viendo distraídamente hacia el techo y esbozando una inocultable sonrisa.
Susy hace un amague de “irle para encima”, yo la sostengo del brazo y la siento en mi silla… quedan frente a frente.
De una mesa vacía tomo otra silla para mí…
Explico a Susana el papel que representó Teodora… la cara de orangután sigue instalada.
Luego de la explicación Teodora le tiende la mano… - ¿Amigas?
Susana la deja con la mano extendida… – Tú no tenías que besarlo como lo besaste… parecía que te lo ibas a comer.
Teodora recoge su mano y se la lleva a la cara, codo apoyado en el brazo de la silla, cabeza de lado, los nudillos apoyados en su cara parece sostener la sien con la yema del dedo índice… está pensando.
Mira a Susana y le dice… - Necesito ir al “tocador”… ¿Me acompañas?
Joaquín - ¡¡¡¡No!!!... claro que no.
Las dos se paran y se van…
Joaquín - ¡Chicas, sean razonables… chicaaas…!
Es inútil, no me escuchan…
Van una detrás de la otra como caminando una pasarela… las dos meneando sus caderas.
¡Ay!... ya veo que tendré que pagar los espejos, las puertas, los inodoros…
¡Silencio absoluto!... no se escucha que se rompa nada.
Casi treinta minutos después salen las dos sonriendo… Susy repuso su peinado y maquillaje.
No lo puedo creer… parecen amigas.
Las dos - ¿Nos vamos?
Joaquín - ¡Claro…Claro!… ¿Todo bien?
Teodora - ¿Cómo es que tú dices…? ¡Ah sí!… ¡Maravilloso!
Salimos, una de cada brazo. Conversan entre ellas… No sé que hago en el medio.
Teodora – Entremos aquí “Su”.
Es una boutique con ropa de marca, zapatos, carteras, etc.
Joaquín - ¿Qué vamos a hacer aquí…?
Se miran y se ríen, ninguna me responde…
Teodora empieza a traer vestidos, conjuntos, blusas, lencería… todo se lo alcanza al “vestier” donde está Susana.
Me canso de ver pasar a Teodora de aquí para allá…
Luego de dos horas… me despiertan.
Teodora – Ve a la caja… Susana compró unas ropitas pero ya estamos listas…
Absolutamente satisfecha, la cajera me acerca el boucher para que firme…
¡¡¡¡¡QUEEEEE!!!!!... ¡Ay!... me falta el aire… me estoy mareando...
La cajera - ¿Se siente mal señor?... Se lo ve pálido…
Joaquín - ¡Ay… la madre que la parió… me muero… me muero!
La cajera - ¡¡¡¿Cómo dice?!!!... No le entiendo…
Joaquín - ¡Nada… nada!... ¿Dónde firmo?
Me tiembla la manito…
Cuando salimos de la boutique “ellas” me enchufan todos los paquetes y besan mi cara…
Joaquín – Pero… pero… me usan de camello.
Teodora – Todavía no pagaste todo lo que le has hecho a esta chica.
Joaquín - ¡¡¡¿Yo?!!!... ¿Qué le hice… qué tengo que pagar?
Teodora – Pagar… pagar… ¡Ya sé, vamos a la joyería!
Joaquín - ¡No, no quiero... a la joyería no…!
Susana – Bueno, si él dice que no…
Teodora - ¡A la joyería dije!
Quince minutos de caminata y entramos a la joyería… ¡Ahhhhh… el aire acondicionado!… me siento con los paquetes a un lado.
Yo, recuperando el aliento, ellas en el mostrador.
Veinte minutos después me llaman.
Me muestran una pulsera de oro…
La miro, realmente es muy bonita. Cuanto más la miro, más bonita me parece…
Joaquín - ¿Te gusta ésta?
Susana (mirando a Teodora intrigada) – Esteee… sí... sí.
Joaquín - ¡Señor!... esta pulsera no tiene dónde poner el nombre… ¿Eso lo puede resolver?
El señor hace una seña a un empleado y le pide que nos traiga una bandeja con “dijes”.
Susana mira a Teodora y ella se encoje de hombros.
Joaquín (después de ver un rato) - ¡Señor!... esto no, quiero algo con un diamante… no sé, algo mejor que esto.
El señor – Debo advertirle que lo que pide puede costarle tanto o más que la pulsera.
Joaquín – Entonces apúrese antes que me arrepienta.
Traen otra bandeja… esto sí de verdad es bello.
Uno de los dijes atrapa un rayo de luz y lo hace estallar como un “púlsar”.
Es como si me hubiera enviado una señal.
Tomo al dije entre mis dedos… es una “S” con un diamante en todo el medio.
Joaquín - ¡Éste!
El señor - ¡Buena elección… pero cara!
Joaquín - ¡Siga dándome ánimos… siga… siga!...
Le sonrío y le doy las gracias por su atención.
Al salir las chicas llaman un taxi para ir al hotel.
Quedo sentado en medio de ellas.
Susana viendo su pulsera… fascinada.
Teodora se acerca y me besa en la mejilla – Eres un tipazo…
Joaquín – Eso me lo dijo una vez Lourdes.
Susana y Teodora - ¿Cuál Lourdes?
Joaquín – Lourdes… Lourdes… la de los ají picantes rellenos.
Las dos (con cara de guerra) - ¿Quién es esa?
Joaquín – Pero bueno señor… ¡que castigo!
(Continuará)
Joaquín: ¿Todavía puedes respirar por la cuenta? ¿Cuánto gastaste? Oye, gracias por incluirme, y ahora qué sucederá. PD: Amigo, que pases felices fiestas y que Santa Claus te traiga todo lo que le pediste. Nos vemos. Lourdes