Casi son la media noche... Casi tengo ganas de dormir, pero, hay algo, un hormigueo que me suda, que exprime los poros de los dedos de la mano, haciéndome sentar en esta silla y empezar a escribirte... ¿Quién eres?... Esa pregunta que no tiene respuesta y que me hace ser tan patético al momento de escribirte. Puede que dejes de leerme, es mejor. Cierto, es mejor que continúes tu vida hacia el futuro, que te olvides de este instante y que respires imágenes que anhelas que sucedan en tu vida, o, en todo caso, que aquellos temores, pesadillas, se esfumen a través del silencio de la noche, no lo sé en verdad, es mejor que no hagas nada, nada de nada, es mejor que te sientes y cierres los ojos y no veas nada mas que oscuridad, como si fueran las manos negras que ocultan toda realidad, o mentira que viene como cada día... ¡Oh! ¡Esta vida!... Silencios entre silencios, tormentas entre tormentas... Quién pudiera lanzarnos un brillo, un rayo, en esta eterna oscuridad y ver lo que el destino tiene para bañarnos, despertarnos... ¡Quien!... Silencio, silencio,... Shshshshshshs... Silencio que me aprieta la garganta, o el alma si te gusta lo espiritual, no importa. Silencio en mi vida y en la tuya, y puede que sea éste el umbral de toda muerte, de toda vida que duerme y duerme, y despierta y despierta, sueña y sueña, que duerme mientras respiras realidades que circulan por tus venas...
Mis padres me enseñaron a ser sincero, a decir mentiras disfrazadas, acolchadas, adornadas... Nunca aprendí a ser como ellos dibujaron, tatuaron en mi alma, nunca pude... Quizá por ello es que escribo, como si gritara esta realidad que no deja de respirarme mientras la noche me tapa toda verdad que se asoma tras este sueño... ¡Qué será!... Mejor dejarlos en entre dichos y seguir viviendo, tan como esta página que alberga a tantos gusanos, tantas cucarachas que pululan este mundo real, y que aman lo virtual pues se siente que viven mientras mueren...
Mis hermanos me usaron como esos muebles, esas decoraciones de interiores, nunca aprendí a ser mueble, siempre callaba la jeta porque de mis labios salían cucarachas, sonidos desacordes de tiempo y armonía.
Mis amigos vomitaron sus mentiras en mis ojos y yo callé, les mentí diciendo que les escuchaba, les comprendía, cuando fue después de leer toneladas de libros cuando aprendí lo que era escuchar, pues, sólo escuchando a los muertos se aprende a escuchar a quien vive, solo así, al menos para mi, al menos para ti, si es que vives... Y cuando duermo, mejor es no escribir esto que suena a mentira, pues sueño cosas que temo, que anhelo, hasta con Dios he soñado y nos hemos amado como niños, como hermanos, como padre e hijo, como amantes... Quizá por ello es que cuando despierto busco a Dios, pues siento que a su lado todo irá mejor, quizá estoy muerto, y soy una sombra de un vivo, de un Dios que amo tanto, que sueño tanto... Me voy a dormir que no es lo mismo que descansar, pues, solo quien sueña con Dios, o con la nada, puede dejar de soñar...
Escribe, siempre escribe, no lo olvides, pues son tus huellas, las huellas de tu paso por la vida... Escribe para ti, y, para mí, pues soy alguien que aprendió a escuchar el silencio en cada libro, en cada línea... Escribe, por favor...
San isidro, abril de 2006