Aquella mañana cuando Gerardo despertó y vio la mujer que estaba con él en la cama, por poco se muere del corazón. Creyó que era una pesadilla; pero al tocarla se dio cuenta que era una realidad muy fea.
Se levantó y buscó un pedazo de tabla, le dio cuatro centellazos y la echó fuera mientras bajaba todos los santos del cielo.
___ ¡Ahora mismo te vas de aquí! No estoy loco. ¡Vete, vete o te acabo s leñazos.-le gritaba con ira y sus ojos como un espantajo del báratro.
La decidida mujer se aferraba con fuerza a la cama. Sacó energías de donde no sabía y se agarró de las piernas peludas de Gerardo.
___ ¡De aquí no me voy aunque me mates!- gritó la muchacha-
El salvaje le dio tan fuerte que casi le rompe las costillas. Luego de golpearla se fue a la tienda de la esquina a emborracharse.
___ Allí dejé moribunda a la hija del viejo Clotilde. Esa condenada quiere marido a la cañona- le dijo a don Francisco- A la media hora los paramédicos le daban los primeros auxilios.
Aunque insistieron para que lo denunciara, ella no quiso. ¿Cómo poner tras las rejas al hombre de sus sueños?. El que la hizo mujer aquella noche de estrellas.
Era apenas una niña de dieciseís años que aquel bandido se la llevó bajo los efectos del alcohol. No podía entender cómo fue posible enredarse con aquel ser tan feo. Lloraba de rabia. Pensó picarla en pedazos y enterrarla en su parcela o tirarla por un barranco.
Sin embargo, decía que era un borrachón pero no un assino. Trató de borrar las malas ideas de su cerebro y luego que ella se presentara a la casa, con las marcas de la paliza, tomó la decisión de regresarla a sus padres.
___ ¡Aquí no la queremos! - sentencio el anciano-
No vamos a desperdiciar los diez años de oración y ayuno que pasamos pidiéndole a Dios que le buscara un marido.
___¡Aquí no la queremos! -repitió el buen padre-
Si te la llevaste te quedas con ella. No me importa que tenga que acudir hasta los tribunales celestiales.
La madre nerviosa guardaba silencio al lado de su hija quien saboreaba las palabras de su papi.
Como flecha de indio arquero, como ave veloz que cruza el firmamento, como relámpago que cruza centellando la llanura, a las millas de Dios, salió corriendo, huyendo de aquella criatura noble que la naturaleza le había negado la belleza física pero Dios la dotó de un gran corazón.
Cuando Gerardo llegó a su casa se tiró sobre la cama. Cerros sus ojos irritados, respiró como un animal... una sonrisa quedó grabada en sus labios tránsidos.
___ ¡Dios mío de la que me has librado! Decía esto mirando un cuadro enorme del Señor que tenía en la pared de su cuarto. Gerardo, no sabe si dormido o despierto, miró la figura del Salvador y pensó que ésta le había guiñado un ojo. Cual fue su sorpresa cuando el cuarto se inundó de un rico aroma a café colado. Se levantó como alma que ha sido lanzada del tártaro desde lo más alto del cielo y se dirigió a la cocina.
¡Sorpresa! Ahí estaba su adorable Valkiria, su ninfa, la novia de los dioses del Olimpo.
___¡Carajo, te dije que no te quería ver más!¿Tú no entiendes?,¿Tú no entiendes que no te puedo querer?¿Qué crees?... la carne no está en la vara por falta...¡diablo, que sé yo... cómo dice el refrán... Mejor me acuesto con una vaca,
Ella lo miró con humildad y sonrió.
___No tienes que hacer eso. Yo puedo dormir en el sofá.-respondió la muchacha-
¡Maldita sea!¡¡Coño!, ¿Tú no entiendes o eres bruta?, ¿Eres americana?. ¡Óyelo bien!¡No te quiero aquí!¡Me cago en los huesos del diablo!¡Vete o te arranco la cabeza!¡Te juro por los huesos sagrados de mi santa madre que cogeré la cárcel.-gritaba iracundo, jadeante, echando espumas por la boca.
___¡Negro,-le dijo ella con dulzura.-
No te agites, eso te puede causar daños en el corazón.
__¡Qué se joda, permita Dios me caiga un rayo y me parta por la mitad.-eso no es tu problema.-
En sus oídos retumbaban las palabras del viejo:
___"Aquí no la queremos". ¡"Si te la llevaste te queda con ella".
Recuerdo que era un 31 de diciembre a las dos de la madrugada cuando lo encontré en la carretera.
Llevaba a la pobre cogida por el pelo, casi la arrastraba, tenía los ojos orbitados y su rostro reflejaba estar poseído.
A la verdad que ella no era tan fea. Además él no era un galán de novelas.
Me dijo:___"Quédate con esa paloma que yo no la quiero en casa". Abrió la puerta y se tiró. Casi le paso por encima. Si más rápido cayó, más rápido se levantó. Iba a tanta velocidad que la nube de polvo que levantaba lo cubría, apenas se notaba su figura.
La niña sonreía, no había maldad en su carita, sólo las huellas de los golpes de aquel animal. Me dijo que lo amaba; que él sería el padre de sus hijos y que estaba orando de cuatro a cinco horas para que Dios le cambiara aquel corazón de piedra por uno de carne como decía el profeta Ezequiel.
Al escuchar aquellas palabras tan hermosas comprendí la hermosura de la chica. Le dije:
___ No te preocupes que te llevaré de nuevo a la casa de mi amigo. Cuando uno quiere algo lucha por ello.
Ella hacía un gesto de afirmación. Su rostro se iluminó con el resplandor de la luz de uno de los postes de la carretera.
¡Vuelve con él! y si es necesario amárrate con una cadena. Que diga y maldiga..."Haz como el toro acorralado, muge, y si no muge,embiste""Resurge""vibra""combate"...
Abrió sus grandes ojos creyendo que me había vuelto loco. La dejé en la puerta de la vivienda.
Su rostro reflejaba una felicidad inmensa.
A unos cuantos metros de la misma, caminaba Gerardo, mirando para todos los lados, tenía la camisa rota y el pantalón, a veces se pasaba el pañuelo por la cabeza, cantaba como un loco...
Reí con tanto gusto que por poco me lo llevó con el automovil. El pobre ni se dio cuenta... Menos se imaginaba que su adorable princesa lo estaba esperando con los brazos abiertos.
Fin