Al universo de escritos contenidos en el baúl y que es encontrado de tanto en tanto por el escrutador ignoto le hace falta ser leído, pero nada debe poder apresurar al amante de aquella grafía que abundante y de diferente genero profusa emerge como volcán desde el contenedor.
Los diferentes estilos pasan raudos ante los ojos, esquelas pequeñas o abundantes, cuentos y pequeñas poesías o finalmente relatos de la más obscena pornografía se dan cita en aquel recinto de confinación obligatoria. Desafortunadamente plumas del más puro estilo están condenadas a compartir aquel recinto cultural al lado de mentes torcidas capaces de expresar en lenguaje escrito sus más bajas pasiones. Asesinos, violadores, enfermos mentales capaces de imaginar una sexualidad abierta hasta con su propia madre se dan el tupé de compartir el mismo espacio con personas de tan alta valía que son capaces en su momento de arrancar una genuina lagrima del curioso corazón que busca en el rincón un poco de agua clara. Pero así como el fiel perro que acariciamos tiene que convivir con la pulga fastidiosa, deberá soportar el descifrador de fructíferas mentes una que otra misiva de intención malsana que suele colarse entre el abrumador borbollón de perlas literarias, al fin y al cabo verbo y sustantivo desde que nació el lenguaje escrito igual y según como se use ha servido para matar o dar vida, todo depende de quien empuñe tan formidable instrumento.