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Categoría: Infantiles

Viaje a las nubes

Había una vez una niña llamada Lidia. Tenía 7 años. A ella siempre le había gustado viajar en avión a muchos sitios. También le gustaba mucho montar a caballo y algunos fines de semana iba con sus primas. 

Un día su madre le preguntó a Lidia si quería ir a la feria que había al lado de casa. Ella muy ilusionada le dijo que sí. 

Cogieron sus cosas y fueron andando hasta allí. 

Al llegar, Lidia lo primero que vio fueron las colchonetas y empezó a saltar sobre ellas. Los otros niños desde abajo la miraban con cara de sorpresa. Nunca habían visto a nadie saltar tan alto. Se le acabó el turno y bajó. Lidia le pidió a su madre que le comprara un globo muy grande. Su madre le compró uno y Lidia con los ojos radiantes lo miraba mientras lo inflaban. Su madre la miró y le dijo:

- Vigila que no se te pete, que es muy grande.

Lo habían inflado tanto que cuando su madre le dio a Lidia ella empezó a caminar dando saltos de alegría. De repente Lidia se sintió como en el aire. ¡Pues claro! ¡Estaba flotando! 

Su madre no se dio cuenta pero en cuanto se giró y la vio, dijo:

- ¡Vigila Lidia! ¡Suelta el globo!

Pero Lidia ya estaba demasiado alto. 

Su madre estaba muy asustada y no sabía qué hacer.

Lidia iba subiendo y subiendo y al final desapareció. Llegó a una nube muy grande y se soltó. La nube se hundió un poco. Lidia, aunque no sabía qué hacer, observó todo el espacio que la rodeaba. Miró al suelo e hizo dos pasos. 

Como veía que no se hundía empezó a correr y saltar. Siempre había querido sentir cómo sería tocar las nubes así que cogió un poquito e hizo un perrito pequeño. El perrito se movió un poco y después… ¡se fue corriendo! Lidia estaba alucinando. Pensaba que todo era un sueño, pero no lo era.

Desde abajo su madre estaba muy preocupada y llamó al señor Esmaili, su marido, y le contó todo lo que estaba pasando. Él no se lo podía creer así que enseguida fue hacia allí para ver lo que pasaba. Al llegar todo el mundo estaba mirando hacia arriba. Pero en realidad ya no veían nada porque Lidia estaba encima de las nubes.

Entre tanto, Lidia, en las nubes, se encontró una casita blanca y suave, de nube, y entró dentro. Era muy acogedora, con una cama blanda, una mesa y una silla. Dentro había un pajarito cantando pero en cuanto vio a Lidia se escondió. Ella volvió a salir e hizo un caballito de nube en el que se montó y galopó hacia otra nube. En cada nube había un pajarito distinto que vivía dentro de una casita. Ella volvió a la primera nube y se hizo una casa muy grande con dos pisos y un palo pegado al lado de la casa para poder atar al caballo que de nombre le puso Trueno. 

Dentro de la casa sólo había una mesa, una silla, una cama y una alfombra al lado. 

Ya se hacía de noche pero no estaba asustada porque tenía todo lo que necesitaba menos una cosa. Comida. Sólo tenía agua que eran las nubes.

La señora y el señor Esmaili habían perdido casi toda la esperanza. La señora Esmaili decidió comprar muchos globos para ir con Lidia. Se iba elevando cada vez más hasta que llegó a la nube donde vio la casita y se dejó ir.

Entró en la casita y allí vio a Lidia durmiendo en la cama. Ella se puso muy contenta y la despertó. Lidia miró hacia su madre y dijo:

- ¡Hola mamá! ¿Cómo has llegado hasta aquí?

- Igual que tú, en globo – contestó ella.

Las dos se asomaron por la nube, y vieron a todas las personas minúsculas. De momento la señora Esmaili se hizo una cama y las dos se pusieron a dormir.

Al día siguiente, al despertar vieron a todas las personas que habían estado en la feria, en la nube. ¡Todos habían hecho lo mismo! 

Hasta el señor Esmaili estaba con ellas. Como había mucho peso la nube se quedó a 7 metros elevada del suelo, así que hicieron una escalera para poder subir y bajar cuando quisieran. Esa nube se había hecho como un pueblo más y todas las otras ciudades hicieron lo mismo, pero a la primera nube le pusieron Lidia en honor suyo. En las nubes no se tenía que pagar nada, solo la comida porque todo lo otro se podía hacer con nube.

¡Allí todo el mundo vivió feliz para siempre!

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