23 de Abril de 1521

"Querida mía en estos días aciagos apenas si puedo escribirte. Sin embargo hoy los capitanes nos han permitido escribir unas líneas antes de salir de Torrelobatón a Villalar pues allí puede darse la última batalla. El emperador y sus tropas parecen aguardar el momento en que darnos el tiro de gracia y acabar con esta cruel guerra que sangra nuestra amada Castilla. Así que sin saber que es de mi sólo te digo que te amo como siempre y que pase lo que pase te amaré por siempre. Espero que Dios nuestro Señor me permita verte pronto y si no es así nunca me olvides"

Esta es la carta que recibió Amalia en Burgos veinte días después de que la Guerra de las comunidades hubiera terminado.

Su amado, Diego de Salazar, había partido con el bando de las comunidades pocos días después de que el emperador decidiera no jurar las leyes castellanas.

Ese día era luminoso y Diego pertrechado de sus armas y con casi todos los compañeros que comenzaran la guerra, partió, con Padilla,Bravo y Maldonado a la cabeza, aun futuro que el día anterior se presentaba feliz, tras haber ganado aquella plaza. Ahora sin embargo el ejército de la corona al completo esperaba en el no lejano Villalar. Aquello no parecía augurar un buen final para los insurrectos. Los cabezillas sin embargo alentaban a los soldados a pensar que aquella guerra estaba ganada y que el emperador no tendría más remedio que capitular y jurar ls las leyes castellanas. Por desgracia Carlos ya sabía que su madre ni las más fuertes autoridades eclesiásticas amparaban a los revolucionarios, ese conociemiento le dió demasiada confianza y poco después la victoria.
Apenas avanzadas unas millas cayeron los primeros soldados de las comunidades, en seguida comenzó la última batalla. Diego luchó con valor pero no puedo evitar que un traicionero soldado le arrancara a punta de espada la vida, una vida que pertenecía a Amalia.
Al atardecer de aquél día fatídico los tres cabecillas de la revuelta eran juzgados y condenados a muerte. Diego no lo supo nunca, pero de haberlo sabido habría seguido luchando por aquél sueño imposible que le había llevado a la, para él más justa guerra.
Los tres más grandes castellanos eran decapitados al siguiente día en la picota de Villalar.
Su muerte significó no sólo el fin de las comunidades, si no la gran caida de esa Castilla por la que ellos soñaron.

Poco tiempo después de recibir la epístola de su amado y viendo el desastre en que se sumía Castilla Amalia se quitó la vida igual que se la quitaron a su amado, se atravesó el corazón con un puñal al tiempo que gritaba el nombre de Diego y llenaba de luto su casa.