Nunca se imagino que esto le podía pasar. Fue la noche que estaba con su novia festejando su primer aniversario en su vista preferida de la ciudad. Mirando el anillo de color resplandeciente caer, su vida allí cambio para siempre, nunca supo sobre sus virtudes ocultas, pero esa noche descubrió su verdadera alma.
Una sola mirada vasto para que un niño se dirigiera hacia el. Sus ojos brindaban confianza pero Tomas no sabia en realidad a quien estaba viendo.
El niño dijo llamarse Leo, y de ahí en más no dijo ni una sola palabra, era muy raro y vestía de una forma poco normal para esa ciudad. Una camisa de color negro, con su pelo muy bien acomodado, casi perfecto, y sus pantalones anchos de cuero desgastado también negros. Tomas lo miraba y nunca aparto los ojos de el hasta que su novia interrumpió la relación de ambos con su voz chillona y poco natural.
Leo al ver que Tomas no estaba solo corrió a esconderse, lo miraba desde lejos y hasta comenzó a seguirlo cuando Tomas se diría hacia la casa de su novia a acompañarla.
Aprovechó la oportunidad cuando el enamorado se fue solo hacia su casa y como un fantasma se le apareció frente el, sin hablarle le hizo unas señas para que lo siguiera, Tomas lo siguió muy interesado pero no le convenía darle toda su confianza al desconocido niño.
Leo lo había llevado hacia un lugar tan tenebroso que estaba muy alejado dela ciudad, pero Tomas nunca se dio cuenta hasta que llegó, sus visiones sobre ese lugar eran terroríficos, nunca le había pasado hasta ese momento, y la confianza hacia el niño desapareció completamente y se convirtió en temor y odio ya que todas sus visiones tenían que ver con él.
Lo siguió para saber hacia adonde iba, pero en un segundo Leo desapareció sin dejar ningún rastro y Tomas quedo solo en ese horrible sitio. Perdido sin saber hacia donde ir empezó a abrir puertas hasta que antes de abrir las últimas sintió la peor presencia y la mejor en dos puertas diferentes, decidió entrar en la que pensaba que era la buena pero se equivoco y vio a quien estaba allí dentro.
Era lo mas horrible que había visto en su vida y había quedado paralizado, pero no era el aspecto físico lo que mas lo atemorizaba sino el sonido de su vos al decir un par de palabras que le erizaba la piel.
La horrible criatura quiso escaparse, con su rapidez logro hacerlo y se dirigió directamente hacia la ciudad, Mocso.
Tomas lo siguió, nunca iba a permitir que le pasara algo a su gente y decidió enfrentarlo. Lo que el desconocía era su poder telequinetico y allí lo descubrió, lo abalanzó contra una pared y al levantarse el monstruo se dirigió hacia el, demasiado enojado como para hacerlo trizas.
El objetivo del desgraciado alienígena no era solo deshacer Mocso sino también algo que Tomas desconocía era apoderarse de sus poderes.
La única forma de desaparecer este tenebroso mutante era la bondad pero Tomas no lo sabia, hasta que se le ocurrió correr hacia el sitio donde el había estado y abrir la puerta que le faltaba. Allí vio a quien le había dado la vida, si, a su madre, nunca jamás supo nada sobre esto, toda la vida pensó que ella había muerto al tenerlo al él, pero después pensó y se dio cuenta de donde venían sus poderes, su madre, la persona más buena de la Tierra, era la que ahora debía arriesgar su vida.
Pero ella fue muy fría, ni una mirada hacia su hijo, ni una palabra, solo se dirigió hacia el mal nacido. Este nunca podía mirarla a los ojos, pero ésta ni le dio tiempo a darse que la bondad era tan sólo una persona, un humano y mirarse a los ojos no sólo provocaría la muerte del mal sino también del bien.
La mirada produjo un destello de luz, una explosión de claridad.
Ambos desaparecieron en el acto, había quedado sólo Tomas, sin decir ni una palabra, sin conocer a su madre, a su héroe, a su salvadora.