Anoche recorrí la mente de los ingenuos. Contemplé su ufano saber, lo exacerbado de sus conocimientos. Tienen demasiados cuartos con llave y sin cerrojo. Se enhiestan oscuros aunque se hallen desnudos sin saberlo. Nada tan notorio como un agujero negro.
Me pesa en demasía las calles urbanizadas, no soporto el dolor de los imnumerables pasos de los breves viajeros. Sueño con sensaciones prohibidas, torpe, nada puede ser prohibido si se le piensa. Maldigo sobremanera los ojos cerrados. Reúno mis personalidades para intentar abrirlos. Inútil, están durmiendo, por fin les alcanza el invierno.
No anhelo que se quiebren mis lugares de reposo. Persigo lo poco que ha hecho el mundo por sí mismo. Lo escaso de sus saberes, lo inope del color gris, aquel que los cobija lo suficiente para renegar de cualquier creador. Tienen monedas y tiempo.
Anoche recorrí la mente de los ingenuos.