Caminaba despacio, en el recreo se sentaba a mirar a los otros niños que corrian y jugaban con un balón.
Sus piernas eran debiles desde el día en que nació, pero él no envidiaba a los otros niños, él corria con la imaginación y vivía aventuras maravillosas.
En su habitación le esperaban sus amigos de aventuras, los libros, esos eran sus verdaderos amigos. Había escalado al Everest, el Himalaya, caminado por el Cañon del Colorado, había explorado la jungla con Sandokan y cazado un tigre.Y lo mejor de todo había escrito sus propias historias. Fue el capitán de un barco pirata. El piloto de un avión que extinguia fuegos y hasta un caballero con brillante armadura que salvaba a una princesa cautiva.
Y esa fue su misión en la vida escribir historias ayudando a otros a traves de ellas a olvidar esas pequeñas trabas que dificultaban a veces el paso por ella.
La vida es una aventura y hay que aprender a vivirla y disfrutarla, cada cual a su manera.
Un gran mensaje para quienes creen que las limitaciones físicas impiden lograr sueños. Las huellas de los pies las borra el tiempo, pero las huellas que dejan los logros alcanzados son imborrables.