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Categoría: Hechos Reales

Viviré en el intento

Angel encuentra fabuloso escribir, pero no se atreve a ser escritor, siente miedo, vergüenza y pereza, pero por ahora se conforma escribiendo unos cuantos cuentos que pública para una revista literaria, de muy poco éxito, en su centro de estudios.

La tarea de Angel consiste en escribir relatos entretenidos, algunos melancólicos y otros aprisa. Angel no cree tener el don literario, cree que su inclinación por las letras se debe a los muchos libros que leyó en su adolescencia, historias veloces, escritas por bohemios escritores cuya intención es el reconocimiento antes que la fama.

Es domingo por la tarde y Angel corrige los últimos errores de su último disparate, los revisa sin mucho ahínco pues sabe que la revista, donde pública sus cuentos, sólo la va a apreciar él, su novia admirada, su querido gato que atento y juguetón escucha los relatos y un amigo que luego de leer dicha edición utiliza las hojas como erróneo papel higiénico; pues bien, así se encontraba Daniel cuando un mensaje vía Internet interrumpe su difícil ocupación. Es raro que escribieran, nadie lo hace nunca, y más extraño es que hayan podido descifrar la dirección de su correo electrónico que aparece al final de cada cuento con letra número cinco para no ocupar mucho espacio.

El mensaje es anónimo, no tiene un nombre específico y tampoco un título de mensaje. Angel piensa mucho antes de revisar tal mensaje, se demora minutos pensando: tal vez es uno de esos chistes sin fin o una de esas cadenas malditas. Daniel tiene derecho a dudar, pues antes le solían enviar chistes ridículos que en vez de risa provocaban desesperación así como cartas en cadena con determinada y estricta orden de cumplir las reglas de envió para no ser víctima de la estúpida maldición que viene, incluso, gráficada con ejemplos, sin mencionar los insultos y diatribas que le enviaban algún desalmado escondido bajo el nombre de una mujer. Pero Angel, iluso, despierta la idea de que en vez de insultos y bromas necias, el mensaje es de vital importancia, quizás es la de la editorial informándole que, luego de tres años, publicarán su historia pero con otro título, otro contenido y si es posible con un nombre más extraño y comercial; o piensa que tal vez son los organizadores del concurso literario al que participo hace poco y le escriben para informarle que debido a la poca acogida que tuvo tal concurso su cuento quedo entre los primeros sólo por poseer la mayor cantidad de páginas, pero que el premio efectivo queda descartado para poder pagar a los jueces que se tomaron la molestia de leer cada esperpento.

Al fin, Angel revisa el mensaje, no se trata de insultos, tampoco de cadenas, es más bien una rara carta, escrita por alguien que sueña ser escritor, alguien que busca consejos, Angel no se explica porque justo a él se lo piden, ni que haya ganado un Nobel. Angel suda frío, la carta es demasiada perfecta para ser de un novato, no contiene ningún error ortográfico a diferencia de él que necesita dos diccionarios para comprobar que Mamá necesita de una tilde en la segunda “a”, sólo hay un rasgo en la carta que Daniel puede notar: el miedo, percibe ese temblor en su mano, sabe que la persona que escribió el mensaje dudo mucho en hacerlo, pensó demasiado en enviarlo o no. Angel cree que debe contestar el mensaje pero siente el mismo temor que lo persigue cada vez que empieza a escribir, se relaja sonriendo y se siente bien ahora que sus lectores aumentaron a la extraordinaria suma de cinco. Angel no es bueno dando consejos, apenas y se escucha así mismo pero hoy esta en la obligación de dar un consejo a su primer lector desconocido que tuve el descaro de llamarlo escritor en muchos párrafos de la carta.

Luego de buscar las palabras adecuadas, eso es muy sencillo, pues él se sabe todas, Angel se anima a escribir el siguiente mensaje:

HOLA!, antes que todo, gracias por tutearme y más por tener la paciencia de leer todo el cuento, pues sé de muchos casos de personas que sólo llegan a la mitad y luego me dicen que la historia estuvo divina. Debo aclarar sin embargo que no soy escritor como me dominas muy amablemente, sólo soy un mortal que siente una pasión inmensa por escribir. Hay tantas preguntas que me haces que en realidad no tienen respuestas, pues para escribir no existen más reglas que las ortográficas y en eso tú me llevas una gran ventaja amigo, así que por las dudas, te ruego que no envíes ninguna historia tuya a la revista donde encontraste mi cuento pues temo que luego de leer tu perfección me despidan en el acto y sin explicación. Hace años que me dedico al vano oficio de encontrar la historia perfecta pero luego de muchos fracasos he llegado a la conclusión de que no la hay, así que si tu también la andas buscando, te informo desde ahora que desanimes tu vaga búsqueda y empieces a escribir dominando el temor que sientes al hacerlo pues eso es normal, yo por ejemplo ahora me muero de miedo al pensar que estos consejos no te sean útiles, así que si quieres escribir, pues sólo hazlo y bueno aunque nunca había compartido esta respuesta, siempre había jugando con la pregunta que me efectúas al final del mensaje: ¿y para que escribes?. No escribo para nadie, ni siquiera para mí, pues raras veces leo mis cuentos, tampoco escribo para ser millonario o para ser famoso. No escribo para ti, no escribo para refugiarme o para esconderme. Jamás escribiría para decir la verdad. No escribo para que me recuerden, pues dudo que alguna vez lleguen a publicar mi soñada novela. No escribo para tener un pretexto para beber alcohol. No escribo porque escondo un amor. No escribo para ocultar mis conflictos mentales. No escribo para soñar, tampoco para cambiar el mundo, no escribo para justificar mi tiempo.

Escribo porque sí, escribo porque no sé hacer más, escribo para llorar, escribo para sonreír, escribo para alejar la soledad y entre otras y menos cosas amigo mío: Escribo para no morir.
Datos del Cuento
  • Categoría: Hechos Reales
  • Media: 5.13
  • Votos: 107
  • Envios: 2
  • Lecturas: 3442
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Comentarios


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3 comentarios. Página 1 de 1
eac
invitado-eac 28-05-2003 00:00:00

Me parece que a muchos "escritores" nos pasa eso, solo escribimos por que nos gustasobre todo en Latinoamerica a veces es bien difícil el abrirse camino. Felicidades!

Andrea May
invitado-Andrea May 28-05-2003 00:00:00

Por fin el porque hay veces que me siento a escribir. Quizas por todos los porque que diste y porque es verdad, se escribe porque se necesita hacerlo, al menos a los latinoamericanos en nuestra inmensa mayoria nos sucede eso. Dirian los psicólogos necesidad de expresarse.

Juan Andueza G.
invitado-Juan Andueza G. 28-05-2003 00:00:00

Y yo creo que muchos nos podremos sentir identificados. Es un cuento muy íntimo y honesto, además de bien escrito. ( Se te olvidó poner que escribes para conseguir mujeres...)jejeje.Saludos.

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