En algún momento encontraré la salida de este laberinto. La salida definitiva.
Escaparé volando. Para eso hace falta soltar mucho lastre, tal vez todo. A veces me parece fácil, a veces me parece difícil. Soy tan variable, tan emocionalmente variable, indeciso, frágil. Sea como fuese, me asusta, me inquieta.

No reconocerme. Claro que me resulta sencillo de entender. No reconozco mi exterior, como para identificar mi interior. Me veo en una foto y me pregunto: "¿Ese soy yo?" De verdad no me imaginaba así. De otro modo. No sé, tal vez más alto, más delgado. No, tal vez más bajo, más gordo. Yo que sé. Pero así no.

Si me veo en el espejo, tampoco me resulto como creía. Familiar, si. Pero tengo menos cabello. Alguna arruga más. La mirada es diferente. Quizá más triste, más seria, más... distinta. Definitivamente puedo ser yo, aunque albergo mis dudas.

Si me veo por dentro... no sé que esperaba encontrar, puede que a alguien más valiente, más decidido, más... diferente, otro, pero no este.

Lo achacaré a la enfermedad que me distorsiona el cerebro. O al cerebro que me distorsiona la enfermedad.

En definitiva, el destino, que me pone trampas, ayudados por algunos. Me coloca minas personales, con mi nombre y apellidos. Cepos sentimentales para mi nombre y apellidos. Pantanos camuflados contra mi nombre y apellidos. Desvíos, cientos de desvíos, con mi nombre y apellidos.
Y yo solo para no reventar, no hundirme, no perderme, no equivocarme...