Vino a verme un amigo. De esos que son de toda la vida. Que ya es tener ganas. Toda la vida amigos y sin pedirnos favores. Simplemente por amistad. Me contó que los padres de otro amigo, que hace mucho que no veo, están muy enfermos.
A los enfermos se les habla de enfermedades y de muerte, más que nunca. Para dar ánimos. Y todo el mundo conoce a gente que tiene algo parecido a lo que tienes, aunque sea algo indefinido, algo que los médicos no saben poner nombre y apellidos. un virus, tal vez. Bueno, pues alguien conoce a alguien con tus mismos síntomas que se curó, incluso con remedios caseros, o se murió, con remedios caseros. Alegría.

Nuestros padres. Los padres de los amigos. Mis padres. Todos un poco padres de todos nosotros. Eran jóvenes. Tan jóvenes como nosotros ahora. Como algunos de nosotros.

Ahora son mayores, viejos. Cada vez que enferman, pensamos en lo peor. Digan lo que digan, lo peor para un vivo es la muerte. Los recuerdo. Hace treinte, veinticinco años, los viejos eran nuestros abuelos. Pero ha corrido el escalafón de la vida. Los padres se han convertido en abuelos. Los hijos nos convertimos en padres, algunos. Y los que no existían se convierten en nuestros hijos.

No ocurrió hace tanto tiempo. Un abrir y cerrar de ojos. Un guiño del tiempo. De padres a abuelos, de jóvenes a viejos. Y nosotros en el escalón intermedio. Entre abuelos e hijos. Entre viejos y jóvenes. Menos jóvenes, menos viejos. En medio.

Pero no recuerdo a los padres de mis amigos, a mis padres, cuando eran como yo, cuando tenían nuestra edad. No recuerdo sus facciones. Puedo quitarles las canas. Hacerlos más delgados o más gordos. Más espigados. Menos arrugas. Menos tiempo. Sólo me salen fotos. Una foto, una imagen fija, una postura prefabricada.

Tampoco me veo cuando era hijo. Asocio mis edades a otras fotos. Pero de esas que guardas en los cajones, en los albumes. No en el recuerdo, ni en la memoria.

Con el próximo guiño estaremos de abuelos. Nuestros hijos de padres. Nuestros nietos de hijos. Estaremos en el escalón más alto o más bajo. A ras de tierra. Casi bajo tierra. Casi sobre el cielo.

Nuestra fragilidad. Nuestra fortaleza. Nuestra miseria. Nuestra grandeza. Ser y estar. Entre guiños el tiempo. Esquivando sus pestañas.