Y te escribo, porque ya no puedo más, porque de estos empuñados dedos brotan textos que se escriben con mi sangre, porque son las lágrimas las que no borran los rastros de tu ausencia, sino que la acentúan más… Te escribo porque soy una egoísta y lo sabemos bien, pero como arranco la inmundicia de tu pecho en mi pecho, como desato mis cabellos de tus manos que lo oprimen, como aparto al pensamiento de la adicción de tenerte a todas horas, recorriendo mi mente tan oscura… recorriendo mi mente que te retiene inútilmente en el recuerdo del ayer.
Te escribo desde el rincón más recóndito de la conciencia, buscando más que obtener una respuesta, obtener el alivio del perdón… del perdón amor mío. Puedes dejarme las veces que quieras, maldecidme o implorarme, total siempre terminas regresando.
Estamos tan lejos, mas sin embargo se cuando vienes a verme, cuando te recuestas mientras me hago la dormida, siento el calor de tu ser tan cerca del mío, pero ya no me quitas el frió, así lo quise y así seguiré…
Reprochame hasta la vida si es posible, mis brazos lloran en la liga de la angustia que no cesa, que no se diluye con lo que me inyecto… y mi respiración entrecortada, ya no limpias mi nariz del polvo, ya no te diviertes conmigo a consumirla.
Te has amargado, antes solíamos divertirnos juntos recuerdas, empezamos con la verde, le seguí con la blanca… y tu, ni en la primera te quedaste, que poco aguantas. Aun así, me seguías trayendo rosas que despreciaba por unos centavos mas para las deudas, ahora te confieso que nunca dejo de agradarme ese olor, ni por la mas buena que haya consumido, y creo que tu también lo sabias, siempre ha sido mi aroma favorito el de las rosas… Y me las sigues trayendo verdad, cada día, sin faltar, así llueva todo el día y empapado en la llovizna justifiques las lagrimas que nacen de tus hermosos ojos vacíos y que mueren ahogados en tus delgados labios de papel…
Te escribo en el aire de mis sueños que no podrán ser, en el viento que transporte mis palabras hasta tus oídos, para que puedas escuchar lo que ahora escribo, para que puedas escucharlo de mi voz que no se ha perdido…
Hoy tampoco te ha llegado mi carta ni te ha llegado mi canto, tal vez mañana reinvente mi estrategia en la seguridad de tu abrazo, en la inspiración de tus flores, en la inmensidad de tu alma, que me cubre de este frió… tengo tanto frió y el aire comienza a faltarme, creo que muero… espera, estoy soñando de nuevo, he despertado una vez mas… aquí en mi féretro vació, porque todos los días salgo de aquí esperándote al pie de mi lapida, esperando poder cantarte al oído, jugar con tu cabello y quizás… entregarte esta carta.