Te pierdo en la distancia. Retomo uno a uno los caminos ansiosa de hallar tus huellas, me pierdo en la ternura del olvido y así también me deshago de ella. ¿En qué sendero se ha deshecho tu presencia?
Te busco en los lugares antes vistos, em aferro a la esperanza de tu abrigo, no tengo más que pasos para seguirte y que manos recorriendo tu existencia. Ya sé que no hay nada que nos ate, el hilo imaginario se ha partido y como volviendo del abismo me he quedado sin el vértigo que causabas en mis sentidos.
Me has dejado vacia de caricias, me he perdido en la bruma del olvido, ya no quedan más lazos que nos unan. Pero yo, te siento mío.
Recuerdo cada frase caida de tus labios, cada risa que endulzaba mis oídos, cada lágrima que tus ojos derramaban y tu apuro por disfrazar tu angustia en la fachada de hombre fuerte que no llora, que no ama, que no añora.
-No tengo más que esto para darte- me decías.
Como si al decirlo me tendieras tus manos llenas con lo poco que creías poder ofrecerme. Como si en el amor haciera falta dar algo a cambio, algo como prenda, algo que pueda poseer la persona que te ama para más tarde decir: "No fue en vano, me ha quedado esto".
Te has llevado mucho de mí y no es un reproche.
Te has llevado mis palabras incongruentes, vertidas a altas horas de la madrugada, un trocito de mi alma ha quedado en tu mirada y tal vez alguna de mis frases enriquecerá tu alma.
Pero nuestro amor ha sido así desde un principio, un ir y devenir de contrariedades, una palabra perdida, una mirada escondida y un amor no declarado.
Tal vez el tiempo vuelva a unir ese hilo imaginario, tal vez por ser solo imaginario se reconstruya a si mismo. Quizás al dar la vuelta en una esquina o al abrir la puerta, descubra que estas allí. Quizás solo sueñe un imposible, porque los dos sabemos que no es solo la distancia, hay mucho más detrás de estas máscaras, mucho más que nos desgarra.
- No tengo más que esto para darte- me decías.
- No puedo aceptar menos que eso, pero aún así no puedo aceptar nada- te decía.
- Podemos acortar esta distancia, podemos encontrarnos a medio camino- me dijiste.
- Tendríamos que dejar mucho atrás y no soportaríamos saber que abandonamos tanto, no es amor y lo sabes, sino...
- Ni siquiera estaríamos hablando de ello, simplemente lo haríamos... ¿verdad?- murmuraste.
- Si, verdad - y corté. Corté ese hilo imaginario que nos unía.
Y ya no quedan más que frases vertidas en una madrugada y las ganas de que fuera posible. Lo imposible no existe, pero los humanos hacemos las cosas imposibles, con nuestros prejuicios, nuestras cargas, los valores arraigados por años de educación y nos dejamos estar, nos vamos perdiendo y tal vez... solo tal vez dejamos pasar la vida como una sucesión de desencuentros y contrariedades.
Y un día descubrimos que ya no hay caminos que nos acerquen, solo distancias... ¿Y la vida?... La vida se nos va.