Bitácora de una Vida
CAPITULO I
La Niñez
No recuerdo muy bien mi niñez pero lo que más sale a flote de esa laguna de recuerdos que están encerrados en pequeñas y frágiles bolas de cristal y las cuales se van quebrando cada vez que pasa el tiempo y se evaporan en el destino final del pasado, pues fue allí donde comenzó la vida, un nuevo mundo para mí, donde la fatal creencia de la existencia de lo palpable y visible era ley, pues era un mundo felíz, solo me daba la oportunidad de conllevar la rutina idónea y obsoleta que era la paz y el amor, pues viví tranquilo todo ese tiempo, sin quejas ni lamentos, sin penas ni tristezas, era felíz y lo supe reconocer, pues la mente frágil y maleable que tenía solo me alcanzaba a admirar la belleza irradiante y el placer de disfrutar todo lo que daba de mí, mi mente solo alcanzaba un único sueño, mis días contados y detallados solo eran como leer un libro de cuento de hadas, mi meta... ser grande y mayor... si... ese era mi único y gran sueño... la más pura y noble razón.
Comencé a crecer, mi cuerpo comenzó un nuevo y gran cambio, todo lo que siempre pensé antes se iba modificando, como una nueva orden a mi ser, era distinto, me veía a mi mismo y no creía que era yo, una evolución dentro de mí, una explosión de emociones y sentimientos rodeaban mi cuerpo y mi alma, pero mi mente seguía igual, ella no notaba ese cambio, era solo visible más no lo sentía, pues era porque mi mente aún era noble y pura... jajajajaja... era algo que no encajaba con lo que empezaba a ser... pero no me importó ese momento, pensé que así seguiría siendo yo, un alma pura y limpia, con el corazón tan inmenso y precioso.
Pero un día, solo un día, basto para darme cuenta de muchas cosas.
CAPITULO II
La Gran Interrogante
Era un día de aquellos malos donde no hubo ni ton ni son, pues estaba allí sentado apreciando lo esplendoroso de la naturaleza, eran apenas unos pocos años de mi nuevo cambio, recostado sobre el suelo y mirando firmemente hacia el infinito cielo, la pizarra azul donde estaba dibujado un pequeño punto dorado a su costado, y pues sin saber ni dónde ni cómo.... surgió una interrogante ... ¿Por qué existe la maldad si existe la bondad?... que és mejor... me puse a pensar y no sabía como darle respuesta alguna a eso, pues fue allí que comenzó a salir a flote la verdadera, injusta y cruda realidad, comenzó a colapsar todas esas leyes y enseñanzas que siempre creí fielmente, siempre me dijeron que detrás de una gran pregunta hay una gran respuesta, pues para esta no había ni como resolverla, nadie supo darme respuesta alguna, pues comenzó algo nuevo en mí, si... otro gran cambio, la evolución de mi pensamiento, comenzó a desarrollarse algo muy grande y muy fuerte dentro de la matríz de mis ideales, durante mucho tiempo tenía los ojos vendados, me di cuenta que lo que sentía y veía era solo algo superficial, pues aprendí a ver más allá de lo que mis ojos pueden ver, la visión mental, el karma, el ki, el aura, el maná, el alma, tantos nombres para esa pequeña expresión espiritual, entendí que todo esta equilibrado en este mundo, todo tiene un contrapeso, pues sin el odio no existiría el amor, sin la guerra no existiría la paz, sin la muerte no existiría la vida, era el ciclo sin fin, un mundo dentro de otro mundo, vidas paralelas que llevaban a un mismo destino ... a mí, pero aún era inestable, mi cambio estaba a medias, todo se hacia cada ves más claro, las tinieblas iban aclarándose, la nada dentro de mí tomó un nuevo nombre.
Nuevas puertas se abrían delante mío a medida que iba avanzando y empezó un nuevo comienzo.
CAPITULO III
El Cambio se Completa
Pues era el comienzo de un final o el final de un comienzo, no sé, se abrió otra puerta en mi vida donde yo pude alcanzar a ver y sentir otras cosas que jamás pensé conseguir, me dí cuenta de que era el momento de cambiar, mis pensamientos se comenzaron a mezclar con lo podrido y repugnante de la espalda de la vida, esa donde no hay oportunidades, donde la vida te arranca sin piedad el alma y se alimenta de tí, dejándote débil, y pues solo te alimentas de maldad y odio, tu alma se corrompe, tu mente se ensucia, tu corazón se enferma, y por tus venas solo hay corrientes de sangre negra y fría, eres otro, la misma vida te hace ser así, ¿Dónde está lo que antes eras?, lo que te habías preparado durante tu niñez, para ser soldado de la vida, pero no es así, solo te das cuenta de que estas sólo, y solo tú eres el responsable de tu supervivencia, pues es allí donde todo lo que antes creíste saber se espuma y te deja con otra interrogante de nuevo, pues me pregunte a mi mismo... ¿Quién soy yo? pues lo que antes no podía dar respuesta alguna lo di en ese momento, yo soy yo... y nadie más, yo soy responsable de mi mismo y dueño absoluto de mi vida, pues este cuerpo no es mío, mas mi alma y mi vida son propias, es allí donde entra la parte mística que le da ese toque especial.
Mi vida era muy inestable e insegura pues aún estaba en medio de una tormenta de cambios, fue una parte muy dura y difícil para mí, pero a la véz la tome demasiado fácil, hice daño, mucho daño, a personas que tal véz no se lo merecían pero no era mi intención, en mi cabeza había un mar profundo y oscuro del cual los sentimientos y pensamientos eran inestables, todo eso me conllevo a daños internos en mi ser, dañe sin querer a mi vida, mi alma y mi corazón, estaban muy enfermos, pero trate y trate de salvarlos, salve mi parte mental, mi parte espiritual, mas no mi parte vital, sí, mi corazón estaba mal, que tenía, en ese momento no lo sabía, pero si sabía que el culpable era yo, pues pagué el precio más caro de todo lo que pueda haber en este mundo, que culpa tenía mi corazón de que todo en mi se estuviera contaminando, esa putrefacta y asquerosa vida que estaba llevando, pues solo me llevaba a la destrucción inevitable, no me quería, y como no me quería no podía querer a los demás.
Ese era mi triste realidad, de la cual estaba muy inmerso e infectado, así era mi vida, algo muy parecído a mi exilio, hasta que llegó alguien y dió un sentido a mi vida.
CAPITULO IV
Una Luz de Esperanza
Hubo un momento en el cual apareció un ser con el corazón más noble y el pensamiento más puro, no sé como ni cuando estuvo allí, era como si me estuviese esperando, toda esa energía guardada y reservada para alimentarme y curarme, para despojarme de toda la maldad sobrante dentro de mí, como dije antes todo está equilibrado en esta vida, pues me di cuenta que yo era la maldad esperando a mi digno rival para que trate de detenerme de este lapso inevitable, pues ella era mi rival, y como todo en esta vida luchamos, fue una batalla muy dura y larga, yo como siempre atacando con todo mi poder, mi mejor arma era los sonidos grotescos que producía y la mirada tan fría, fija y vacía que salían de la parte superior de mis pómulos y mi mejor escudo era esa coraza tan dura y gruesa que había creado para cubrir mi corazón con tal que no pase ni el más humilde sentimiento humano, trate de dominarla pero me era difícil, ella se defendía muy bien, pues su mejor escudo era su dulce mirada y tierna que emanaba de sus hermosos ojos y su mejor arma era el amor absoluto e inocente que nunca se agotaba dentro de su corazón tan cálido, se le notaba muy débil y frágil pero era muy fuerte por dentro, fue una lucha que duro años, siempre ganaba yo y eso levantaba mi ego, me hacia sentir mas superior y poderoso, un ser invulnerable, porque mi alimento era el sufrimiento de ella, disfrutaba cada vez que la derrotaba, pues me quedaba observando como era su desgracia que le causaba a menudo, pero ella se curaba las heridas con las lagrimas de su sufrimiento, y cada vez que se reponía se hacia mas fuerte, lo notaba cuando regresaba a buscarme de nuevo, no entendía el porque de su continua persistencia, ella sabia muy bien que siempre seria yo quien ganase en todo, era ilógico, hasta que un día cuando ya no tenia mas lagrimas para curarse me atreví a preguntarle porque seguía de pie y no se rendía de tanto sufrir, ella dio un suspiro, levanto las ruinas de su ser, me miró dulcemente y pronunció con voz desconcertada que mientras en este mundo aya alguien quien llore por otros, mientras aya un pedazo de fe y migajas de calor, aun habrá alimento suficiente para que exista el amor, y esa será mi única luz de esperanza, fue allí donde comprendí la intención que tenia ella conmigo, la intención de la maldad que se había apoderado de mi era destruir al amor sin importar quien la este portando en su ser, pero su única intención de ella y del amor aunque sabían que nunca iban a vencer a la maldad, era de tratar de destruirla sin hacerme daño alguno, porque les importaba mucho mi bienestar, y la única forma era de hacerme dar cuenta de mi error y solo yo podía despojar toda la maldad que habitaba en mi, era yo el único con el poder suficiente para hacerlo, era un gran sacrificio para ella, pues siempre se ofrecía de voluntaria para luchar por el amor, y eso me conmovió demasiado, tanto así que de un solo momento sin darme cuenta bajé la defensa y como una filosa espada un as de emociones mezcladas atravesaron el frágil corazón que tanto la coraza de mi ego resguardaba, brotaron unas cuantas lagrimas de mi ser y me uní al llanto del sufrimiento ajeno, pues veía como la maldad trataba de aferrase de mi ser tratando de sobrevivir un momento mas aunque en vano, pero al final se destruyo, quede un poco vacío pero poco a poco tenia yo que ir tapando todas esas cicatrices huecas que me dejo mi pasado, era el comienzo de esa luz de esperanza que tanto me hablo ella, al fin la podía ver y sentir, era hermoso, sentimientos nunca antes encontrados, emociones nunca antes vistas.
Era un paisaje inexplorado en mi ser, yo ya no era yo sino otro, el nuevo yo y me gusto pues trate de dar un nuevo rumbo a mi destino, vivir mi vida dignamente.
CAPITULO V
Mentes Abiertas… Destinos Trazados
Los días de furia pasaron y las sombras desaparecían bajo el crepúsculo, eran días cortos pero felices, era distinto muy distinto, ¿Habrá sido para bien? ó ¿Mal?, no sé, pero me gustaba haber salido de esa rutina estresante, di vuelcos al sentido de mi mente, era más abierta y podía percibir algunas cosas en mi, me sentía sabio, capaz de poder expresarme libremente pero siempre a la vez manteniendo la línea que me había marcado, era un trayecto muy largo y difícil pero nunca imposible, tenía que seguir, estaba marcado para ser así, el ciclo fin sin de la vida continuaba y por ello me agradaba la idea de no acabar aún, sentía que mi historia aún no debía de terminar, pues mi existencia tenía un propósito que aún no entendía cual era, pero lo había, sólo o acompañado, seguido o perseguido, felíz o penoso, no sabía pero tenía que descubrirlo por mi mismo, y así fue, lo iba descubriendo poco a poco, a medida que caía en errores me hacía más fuerte y nunca me rendía, extrañaba un poco mi pasado pero a medida que iban pasando las lunas lo iba olvidando, iban formando una parte más de mis recuerdos y de mi pasado, pero siempre seguía a mi estrella que allá a lo lejos me llamaba y me daba fuerzas para continuar mi destino que yo forjaba poco a poco sin cesar, pues eme aquí a la mitad de mi trayecto, cada día más es un peldaño que avanzo en la enorme pirámide, una vida siempre soñada, aunque no tan color de rosa, pero al menos tratando de vivir dignamente, y así fue, cada cosa que pasaba ahora, sentía que ya la había vivido antes, y sabía como afrontarla teniendo éxito al final, pues así se me hacia mas fácil todo, creo que después de haber tenido un sin fin de experiencias sabía tomar la dirección de mi velero que se iba desvaneciendo en el ocaso del horizonte, si no hay duda que me empezaba a gustar esto y me hacía más felíz.
Ya había alcanzado todas mis metas y las sendas del camino eran cortas, se estaba llegando al fin en lo que un principio soñé llegar y ahora deseaba nunca acabar.
CAPITULO VI
Huellas que Perduraran Toda la Vida
Ya había alcanzado todas las metas trazadas y forjando mi destino hasta su final, tenía todo, felicidad, paz, amor, esos elementos fundamentales que no deben faltar en todo ser, pero tenía que acabar, de una u otra forma esto se iba desvaneciendo poco a poco y sabía que llegaría el momento de dejar todo de lado y dirigirme al lugar de donde vine desde un comienzo, al paraje donde muchos iban pero pocos se quedaban y no sabía si yo estaba dentro de esa minoría, pero no tuve miedo pues sabía todo lo que había hecho y logrado en mi vida, tenía poco tiempo, porque ya se acercaba la hora y tenía un pequeño detalle por realizar, hacer mi última voluntad, transmitir mi legado a mis simientes a través de pequeños testigos blancos que grababan mis ideas y pensamientos que quedarían marcados como huellas que perdurarían para toda la vida, y estos, se aparecerían en el momento y lugar determinado para dar testimonio lo que fue de mí y lo que quise para ellos, ya que nadie sería capaz de poder tratar de explicar lo que me sucedió y porque se dió, el por qué quise que fuera así y de la forma más conmovedora nunca antes vista, pues era mi desaparición del escenario sin dar detalle alguno, solo mis guerreros blancos serían capaces de hacer eso por mi, una vez hecho el pacto lo selle con una fina lágrima, pues era muy doloroso para mi hacer tal sacrificio pero sería para un buen propósito, una vez culminado dicho enlace me dirigí a tomar el expreso que había esperado ya mucho tiempo por mi, tuve que dejar todo lo que más quería y por los que di mi cuerpo, mi alma y mi vida, pero sabía que no los había dejado solos, pues mis guerreros estaban encargados de protegerlos hasta mi regreso que no sabía cuando se daría, me despedí muy feliz a medida que el tren se iba alejando pero no comprendía por qué ellos lo hacían de forma triste y llorosa, tal véz sería porque aún no entendían el motivo de mi partida y el fin que tendría este para mí, pues yo si lo sabía y también sabía que ellos lo entenderían algún día, llegue hasta un túnel que tenía una entrada muy oscura pero la salida era muy luminosa y deslumbrante que cegaba a todo que trataba de verla, me di cuanta que era el comienzo de mi final y pues era un trayecto más que decidí no contar porque sino se acabaría la magia de toda esta historia… ¡Mi historia!, mientras allá abajo todos con la mirada cabizbaja veían las marcas que delineaban un nombre en el tapete verde, no se percataban que yo estaba arriba de ellos, me dió mucha pena, grité y los llamé pero no se daban cuenta de mi presencia, era un momento donde la multitud aclamaba mi nombre adherida a interrogantes de ¿Por qué? … me di cuenta que era la primera y última véz que yo haya convocado a tal masa y con una misma frase expresando, después de ese instante corto, cada uno me llevaría en su corazón como una huella marcada para toda sus vidas y como un tributo me transmitirían de generación en generación para nunca así quedara en el cruel olvido.
Nunca creí llegar a tanto al comenzar de a poco, pero nada es nada mientras uno no le dé el sentido correcto a su destino, todos somos valiosos pues venimos de un mismo comienzo y somos nosotros mismos los que le damos destino y fin a todo esto que se le llama vida, nunca se rindan amigos míos.
… FIN…
Autor: lalo canal… DJ.
GRACIAS POR SU PACIENCIA Y SUS VOTOS AMIGOS, PORQUE FUERON USTEDES LOS QUE ME EMPUJARON A CONTINUAR Y SEGUIR CON ESTA HISTORIA, SON USTEDES LOS QUE DAN VIDA A LAS PERSONAS QUE ESCRIBEN Y TRANSMITEN SUS IDEAS Y PENSAMIENTOS Y SON USTEDES LOS UNICOS QUE NUNCA DEJARAN MORIR EN EL OLVIDO A LOS POETAS Y ESCRITORES, POR ELLO Y MUCHO MAS LES AGRADEZCO MUCHO TAL SACRIFIO DE LEER YA QUE HOY EN DIA SE ESTA EXTINGUIENDO ESA CUALIDAD… LA LECTURA.
V.E.C.E
lalo tu cuento es excelente me gusto mucho como escribis ,quisiera que siguieras escribiendo es muy interesante tus narraciones adelante!!!