me puse a buscar a dios... estaba dentro de mí... hundí mi conciencia dentro y mas allá del tiempo y el espacio, un muro negro me esperaba... ¿qué quieres?, preguntó el muro... le dije que buscaba a mi creador... ¿qué quieres de él?... quiero saberlo todo, todo, todo, todo... el muro negro quedó en silencio... de pronto sus paredes empezaron a brillar dentro de la oscuridad, como una luz negra... toca mis paredes, me dijo el muro negro... no tenía manos, tan solo estaba mi conciencia... la acerqué lo mas que podía y cuando la toqué, ésta se sentía húmeda como la piel de un recién nacido... de pronto, mi ser comenzó a introducirse a través del muro y me encontré en un valle hermoso y con un sol que no quemaba, doraba a cada ser que besaban sus rayos... vi gente preciosa, con sus ojos llenos de alegría y bondad... sus cuerpos relajados andaban por aquel valle de cielos azules... se respiraba paz... un ave de colores bajó de los cielo y se puso frente a mis ojos... ¿qué es lo que buscas en el cielo?, preguntó el ave... le dije que buscaba a mi creador, a mi señor, a mi dios... el ave se acercó a mi ser que era conciencia y me gritó con tanta fuerza que hasta los cielos retumbaron... ¡no sabes que dios eres tu!, me repetía una y otra vez... empecé a comprender las cosas... el cielo, el ave, el muro, el silencio... el ave de colores se alejó de mi presencia por los cielos... noté que daba vueltas y vueltas hasta bajar en picada e incrustarse en el centro de mi conciencia... caí y volví a mi cuarto... todo estaba igual... allí mi cama, mas allá mi mesa y mis libros... mi ordenador, mi ropa, mi baño... me paré y me di un baño... me vestí y salí a la calle... y mientras caminaba en medio del gentío, el ave de colores gritaba muy fuerte una y otra vez que dios era yo... sonreí y pude sentir que estaba en el cielo...