el cuerpo bramaba. un perro dormía a lo lejos. una madre sufría mas lejos aún. eran tiempos cuesta arriba, donde las cosas no tienen sentido. seguía tomando, algo le decía seguir en lontananza y recuerdos negros. miró el cielo a través de la ventana del bar y supo que debía dormir. una mano le tocó la espalda. volteó para ver y vio un puño grande incrustándosele en el rostro. negro, como la noche, como aquello donde el sonido se esconde. todo pasaba, la gente, los autos, los perros, las ratas, un hilo de agua con sangre fluyendo por un callejón, rodeando un cuerpo sin vida, con las manos abiertas, asiendo algo que jamás sentiría.