Un sonido estridente, demoledor, sonaba en aquel solitario pasillo, aquellas viejas monedas rozaban en algo metálico, un encendedor tal vez...,y alli en lo más hondo de su bolsillo se rozaban cariñosamente dando gritillos de placer.
Un paso, dos pasos, tres pasos y media vuelta sobre si mismo para desandar tan largo camino, y asi sucesivamente admirando aquel monton de puertas que le rodeaban, para más inri en su penoso vagar ni siquiera un puto cigarro que poderse llevar a la boca, ese maldito letrero lo ponía bien claro PROHIBIDO FUMAR.
Los nervios, malos compañeros habían acampado en su interior y su paseillo parecía iba a ser eterno cunado de repente una puerta se etre abrió y un enjambre de voces enredados dejó oir un bendito llanto, aquellas nonedas perdieron la poca vida que tenían en un instante, su cuerpo quedó alli inerte mientras que su alma se fue junto a su amada para acompañarla en el bello sueño en la que la habían sumergido, y le susurro al oido, ya esta mi bella niña aqui tienes el fruto que tanto tiempo esperamos, le dio un dulce beso que acompañó con una frase eterna entre los dos, mi vida estoy locamente enamorado de ti, mil gracias.
Se llamara esperanza.