El gato travieso
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El gato mordisqueaba continuamente la tela de la funda del sofá y tanto mordisqueó que hizo un roto en ella. Metía su hocico en el roto olisqueando la tela de abajo cuando de pronto una garrapata que surgió de no se sabe dónde, le mordía el hocico y lleno de dolor el gato maullando salió corriendo desenfrenado moviendo la cabeza a un lado a otro sin parar para deshacerse de la pinza tan dolorosa. Comenzó a saltar por todos los muebles y así rompió un jarrón de porcelana que al caerse y hacerse mil pedazos, liberó a un hada que al expandirse en el aire libre vio el enorme sufrimiento del gatito y con su varita mágica tocó su hocico liberándole del mordisco de la garrapapta. El gatito liberado se acerco a las piernas del hada rozándole suavemente con su lomo. Con el roce el hada comenzó a sentir una ternura cada vez más grande hacia el animalito, se inclinó y lo tomó en sus manos acercándoselo a la cara para darle besos en la cabeza entre las orejas. Con los besos el gato crecía y crecía hasta quedar convertido en un enorme gato, de tamano de un tigre y parecía haber adquirido también la fuerza y la fiereza del tigre. El hada lo depositó en el suelo y al verlo tan grande y hermoso quedó enamorada de su belleza , y continuó acariciándole el lomo a lo que el tigre respondía con lengüetazos ásperos llenos de carino . Su carino iba en aumento y la pasión que sentía hacia el hada le llevó a morder su mano, que quedó desgarrada y de la herida brotaba una sangre azul turquesa que llenó de luz la habitación. El hada se preparó una pócima en la cocina y se lavó la herida con ella tapándola con un pano de lino blanco. Las gotas de sangre azul turquesa que habían caído al suelo ser transformaron en hermosas flores grandes y azules que bailaban en el salón al compás de la música que salía del aparato de radio. El baile fue poco a poco mas animado y las flores recorrieron bailando, todo el salón. A su paso aplaudían todas las flores de las macetas, los libros de las estanterías, las cortinas y las sillas. Era una fiesta por todo lo alto y el hada jugaba con el tigre, se subía sobre su lomo y el tigre volvía su cabezota lameteando cariñoso loas piernas del hada. Así pasaron varias horas en la feliz fiesta hasta que llegó la noche y las flores azules se marchitaron y cayeron muertas al suelo. El hada lloraba tristemente y sus lágrimas mojaban la pile del tigre, y con las gotas mojándole su cabeza, el tigre se convirtió en un hombre joven, vestido de ricas sedas y con un turbante de seda amarilla sobre su pelo, abrochado con un broche de esmeraldas.
El joven príncipe se quedó sorprendido de estar en aquel salón con el hada y admirado de su belleza le preguntó:
- ¿quién eres hermosa joven?
- Soy Agrafora, hada de los animales domésticos, les protejo y les cuido.
- Creo te he visto anteriormente.
- Si, seguramente me recuerdas de cuando eras un tigre.
- ¿un tigre , yo?
- Si y antes un gato, muy bonito.
- No recuerdo nada de esto que me dices, es una sorpresa enorme. ¿cómo era mi vida antes?
- No lo se, pero podemos ir a preguntárselo al mago Creciontes, él lo sabrá seguramente.
- ¿cómo le encontraremos?
- Yo se como buscarle, vive en la montaña Rugosa, lejos de aquí, pero llegaremos volando, ven yo te llevaré.
El hada tomó de la mano al joven y salieron volando pro la ventana de la casa, dejando las casas del barrio abajo, ellos subían y subían hasta las nubes. Cruzaron hermosas praderas repletas de animales pastando tranquilamente, ajenos a su próximo fin. Ellos alimentarían a muchos seres humanos que no se lo agradecerían. Atravesaron un enorme lago azul dónde se veían grandes carpas saltando en el agua, y jugando unas con otras.
Llegaron a la montaña Rugosa y a media altura vieron una casa de piedra, levantada casi en el aire sobre el pedregal que descendía desde la cumbre hasta la base. Era una casa de piedra color rosa. Se posaron en la terraza, e inmediatamente salió el mago Creciontes con curiosidad a ver a los recién llegados. Nada mas verles, Creciontes se dio cuenta que se trataba de un hada, ya que su cuerpo desprendía un destello azul que solo él podía ver.
- Dime, preciosa hada, ¿qué os trae por aquí?
Agrafora le saludó y le dijo venían a conocer el origen de la vida del príncipe que había sido gato y después tigre.
Creciontes miró al joven y le reconoció, él mismo le había hecho el encantamiento años atrás para salvarle la vida. Hacía ya varios años, en su reino hubo una rebelión y nos guerreros asesinaron al rey, padre del joven y quería matarle a él también para que el reino quedase sin gobernantes y así apoderarse del poder. El mago convirtió al príncipe en gato para protegerle y le llevó lejos a casa de una anciana dónde le cuidarían muy bien. Allí fue donde le encontró el hada.
El príncipe estaba triste al saber de la muerte de su padre, pero también agradecido al mago por haberle salvado la vida.
- Ya ves Talondro, gracias a dos amigos has resuelto tus problemas, primero el mago y luego yo, te hemos ayudado.
Así le hablaba el hada, de lo bueno que es tener amigos que te ayudan en momentos difíciles.
Talondro no quiso volver a su país, no merecía la pena que hubiera una guerra para recuperar su reino, nadie debería morir por ello, se quedaría como gato, nuevamente, en la casa de la anciana. En aquella vida sencilla había sido muy feliz, y su deseo era volver a ella cuanto antes. Así fue, Creciontes le dio nuevamente forma de gato y el hada le llevó de nuevo a su casa, libre ya de la mordedura de la garrapata.
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