La gota de sangre en el piso de la cocina, era un descuido que hubiera echado todo a perder, tomo el paño húmedo y limpio todo de nuevo, luego volvió a afilar el cuchillo grande y con la paciencia de un relojero corto la cabeza y la puso en la bolsa negra, estaba tan nervioso que sudaba a chorros vio que aun era temprano y decidió tomar un duchazo antes de llevar todo hasta el viejo muelle abandonado.
A las doce y cuarenta y cinco minutos se miro las manos antes de salir a la calle estas tenían un ligero temblor, respiro profundo y se echo a andar; una hora después tiro la bolsa negra con la cabeza al mar cuidándose de que nadie lo mirara, doscientos metros mas adelante en la garita de entrada al muelle entrego el paquete a la vieja puta gorda y retirada, esta lo miro de reojo y como en un susurro le dijo –esta sin cabeza ¿verdad?- el hombre pálido y flaco contesto como avergonzado –si señora el estofado esta como a usted le gusta, con el pollo sin cabeza.


Perú,Lima 13 de noviembre de 2004