habia pasado el tiempo y con el la visita de beistegui roman: precisamente juan jose hablaba con el esa noche: testigo inocente de los murmullos de la servidumbre que se alejaba a sus hogares y los rechinidos de la caballeriza donde se herraban unas H para los caballos que juan jose pensaba llevar en un viaje por causas administrativas hacia zacatecas. amboshombres se hallaban sentados y con un chocolate tibio en mano que una criada llamada Julia, la cual vivia en la hacienda les habia servido hacia 3 horas.
- bueno, bueno.- musitaba juan jose-. yo creo que no deberiamos apresurarnos a lso hechos, beistegui: sabe que el virreinato ya no toma muy en cuenta a los pequeños terratenientes como yo. lo que le sugiero es que espere unos 4 meses para mejorarse la situacion con mis jornaleros y los creditos de mi hacienda.
- pero, señor-. increpo beistegui-. su merced sabe que yo no me encargo de controlar las propiedades y contar las alcabalas de los hacendados: eso lo hacen los administrativos de indias. ve su merced las consecuencias de esto.
- solo le estoy pidiendo unos meses, no mas.- dijo esta vez juan jose, mirandole a los ojos grises del notario-. en cuanto aumenten mis empleados y peones en mano de obra y se cobren los recursos naturales que goza mi hacienda, os aseguro que dare lo que debo. es palabra de honor entre caballeros.- callo. hubo un breve silencio y miradas dubitativas. luego de 30 segundos y sorbos breves del chocolate a punto de consumirse en la taza de porcelana, dijo beistegui un poco convencido.
- esta bien, don jose. si vuestra merced dara un plazo para dicho pago total de alcabalas, puedo pedir al virrey el tiempo necesario. quzias nos era facil convencerlo. recuerde que sucedio con Santacruz ortiz.- suspiro el hombreton.
- si: al ver que no pagaba ni con 200 mil peones y tierras, decidio el virrey dejarle sin nada: nadie supo lo que sucedio con sus propiedades. yo oi que se las quedo un sobrino lejano de un ex oidor. de santacruz. bueno, dicen que se dio a la bebida y a la fecha ya no lo han visto de pordiosero por lor alrededores.
- claro, claro.-. afirmo este-. con ese suceso a un compañero de clase, todos comenzaron a desconfiar del virrey y los peninsulares, ¡gente cobarde e hipocrita!
- en fin, dejemos.-. dijo juan jose-. creo que en este dia hablamos toda una catedra. en fin, le espero dentro de 4 meses. venga, si vuestras labroes le permiten un dia de junio. los peones recogen sus sueldos ese dia, calcule yo: quizas ya haya cobrado y tenga lo que debo dar al virrey y lo demas, para el abolengo de la hacienda.
- ya le dije que estoy de acuerdo, merced. hasta pronto, entonces.-. dicho esto, beistegui dejo la taza en la vajilla de servicio y se abrochaba su abrigo color pardo que usaba cuando las entrevistas y visitas de trabajo se prolongaban hasta entrada la noche.
- le acompaño a la salida.-. dijo jose y salieron. segundos despues, juan jose se hallaba solo. cuando llego el capataz con una noticia:
- don jose! vengo a entregarle la lista de quienes seran jornaleros esta semana que viene: tome usted.-. le extendio el papel y efectivamente el numero solicitado se habia llenado. juan jose seguia con el dedo los nombres de cada peon para asegurarse con quienes trabaria contacto en su hacienda. por coincidencia y sin saber porque, sud edo paro dos veces en un nombre que, si bien no le era conocido ni por vaguedad le era muy familiar: el nombre tenia el apellido Martinez Cruz. quiso preguntar al capataz, pero este quizas tambien solo le habria descrito como era aquel tipo: confundiendolo aun mas. y si, quizas era la sangre bastarda que le llamaba a la lejania.mas decidio dejar esas preocupaciones nimias y firmo el contrato para que viniesen a laborar un martes de la otra semana. al salir el capataz de la habitacion, juan jose decidio tomar una siesta: dio aviso a los peones de la caballeriza y el corral de estar alertas y otras ocupaciones menores. asi, rapido se tendio en su lecho y durmio de manera repentina. mientras, en otro lugar de dos km. adelante, un peon apenas se hallaba cenando: la faena del dia habia sido una hazaña. el hombre parecia tener unos 29 años: moreno y tostado por el sol, con un aspecto muy ligero y largo del cuerpo. era martinez cruz: el hermano separado de juan jose hacia tiempo. pero ninguno de los dos lo sabia. mas la verdad siempre sale a la luz, ante un suceso protegido por destino. se hallaba cenando cuando una mujer anciana, algo grotesca y ajada por su atuendo pobre le hablo desde el cuarto contiguo de la casucha hecha de madera con azogue:
- ya termina tus asuntos y acuestate. ves tu que las reumas me achacan en las noches.
- si, madre. voy en un segundo-. exclamo el joven y siguio comiendo la cena opipara y algo seca de forma mas rapida. la madre anciana que lo amonestaba suavemente para sorpresa era aquella campesina de la que el abuelo de juan jose habia usado para propositos amorosos: cuando aun tenia edad de merecer y era un provinciana discreta y temerosa. mas jamas habiale dicho a su hijo ese secreto: de que tenia un hermano que quizas se hallaba en la misma situacion que el; de pobre o ya habia muerto. en fin, ya solo era una vieja que se mantenia de un molino trabajando a duras penas como molendera, ayudada por una ahijada de una hermana menor: era su sobrina Anacleta. joven de unos 19, aun estaban a pique de si se casaba antes de los 20 o ya sabrian que hacer con ella. "como yo, le toco la misma suerte." solia decir a amistades la anciana cuando iba con ella al mercado. esta era la segunda oportunidad de trabajo jornalero para su hijo: en la hacienda que habia trabajado desde los 15 se habia salido a lso 2 años de trabajar pues ya no le rendia el salario de la hacienda y debia en la tienda de raya mas de 100 pesos. mas ella aun asi se enorgullecia de su muchacho. ¡pero asi estaba mas lejos tambien ella de la verdad! (continuara)