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Categoría: Historias Pasadas

enemistad carnal: el principio de todo.

habia pasado solo un año y el ahizote o la hacienda ya se hallaba dando frutos: los peones recien aceptados habian recibido su primera paga y don marcelo (esta vez corrigiendo la trama anterior donde se le cambio el nombre) acababa de celebrar una conferencia con don beistegui, que regresaba luego de que en la ultima audiencia propuesta por don marcelo solo le habia pagado 300 reales de la suma total, debido a que apenas empezaba el balance de las hectareas y alcabalas. beistegui solo habia dicho que todo andaba ya bien y que debia ser cosntante en cudiar la hacienda, para evitar asi problemas legales y con la corona. marcelo, recordando este sainete cada que cerraba trato con beistegui su administrador de cabecera, solo asintio con la cabeza. mientras, el peon matias conocia el trabajo en el ahuizote y se cuidaba las espaldas de el dueño: hombre que, pareciendo algo absurdo y no solo comprobado por sus ojos sino por algunos peones que ya habian trabado amistad con el tenia un parecido en su rostro. bastaba saber que era un mestizo acomodado pero, ¿ porque se le parecia cuando torcia el gesto de contradiccion o bien, al verlo de perfil? se preguntaba matias al verle, sin advertirlo este de buen grado. pero parecia no importarle. solo aplicaba loq ue su madre, isabel habaile dicho al entrar en la hacienda como jornalero: " no debes fiarte de la apariencia del patron." y asi era. cuando cierto dia, un viernes de mayo llego a la hacienda una mujer: mestiza adinerada como el patron. morena, de mirada recelosa y a la vez provocativa: su porte demandaba una delgadez normal pero con formas de una doncella recien desposada, sus ojos negros brillaban ante la aurora matutina o del atardecer, y su cabello peinado en caireles y chongo afelpado hacia relucir la negrura parda de su cabello. era esta una dama que pese a su apariencia de mestiza pertenecia a la nobleza criolla y era conocida por la pequeña burguesia de michoacan: una ciudad provinciana y con mas gente mundana que gente de bien. era doña Rufina Alcocer de echeverria: con 29 años, la mujer era dueña de bienes en la real audiencia y de un puesto como dama de honor entre las reuniones del virreinato. su familia si bien no habai sido de alta alcurnia durante los tiempso añejos, habian sido burgueses medieros: la estirpe de echeverria habia comenzado cuando a Don Julian godoy de echeverria, un tio abuelo en 1706 habia fungido como escribano en el santo oficio y despues habia ascendido a juez inquisidor tercero. claro, aun el santo oficio mataba y juzgaba a personas que habian traicioando a la religion o bien, sorprendidos en artes ilicitos y propios a veces de la gentuza en la nueva españa. esa vez, rufina venia porque a uno de los sobrinos: julio, hijo de martin. de los 3 hermanos: ella, sofia, y martin. fungia como empleadillo en la oficina de rentas de este hombre. el chico solo estaba ahi por un favor a su padre, por iniciarse como chupatintas y porque marcelo habia sido un buen administrador en sus inicios durante su labor a los 22 años con la familia de echeverria. ella, como familiar debia recoger algunos creditos que el sobrino no habia podido recoger pues se hallaba desde hacia dos meses fuera por viajar a flandes con sus hermanos. asi, la mujer esperaba en la sala. don marcelo la recibio:

-ah! doña rufina, ¿ que le trae por aqui? supongo que se trata de su sobrino.

- efectivamente, don marcelo: efectivamente. este chico cuando llegue a ser hombre, se convertira en un licensioso si sigue con esa rebeldia juvenil. bueno, yo soy solo su pariente y no es asunto mio.- suspiro la mujer, un poco seria y festiva al tiempo.

- asi son los jovenes, mujer. pero ya vera que pronto madura el chico con un buen modelo masculino y quizas rectifiquemos vuestro criterio sobre el, no cree? - afirmo marcelo, cuando doña rufina solo asentia con la cabeza su opinion-. bueno, en seguida le traigo el dinero que gano su sobrino hace 3 meses.

- no se apure, marcelo: no tengo mayor inconveniente.- aseguro rufina. y salio el hombre hacia el despacho. matias pasaba por casualidad por esa habitacion, mientras barria las estancias y el patio. miro de soslayo a la mujer pero luego volvio la mirada entera: esa mujer debia ser un sueño. su guapura no la alcanzaria ni la muchacha mas fresca y sencilla del lugar. esto provoco sin saberlo matias de manera razonable un extasis y una exaltacion de enamoramiento hacia esa mujer llena de alhajas. nadie lo parecio advertir: ni el rival quien como siendo un leon que acecha a su presa habia sentido lo mismo: el mismo apasionamiento, extasis, y amor hacia doña rufina que su homonimo pobre matias. aunque le habia conocido primero que matias. hacia dos años, en una fiesta de la clase aristocrata, se la habia presentado su antiguo jefe. mas, ¡aun faltaba para que rufina se enterara! siendo soltera aun su clase rica ya le veia como una casadera de ultimo toque por su edad: aun ponia sus ojos en los hombres jovenes y de mucha plata asi como analizaba quien podia ser sino su principe, lo menos su hombre acorde con ella. luego de 60 minutos llego marcelo, con un vuelto medianod e dinero y un recibo de pago mensual que acreditaba al chico como su joven empleado:

- aqui lo tiene usted, doña rufina.- le extendio el papel y ella lo tomo, lentamente.- ha sido un placer su presencia en esta hacienda, señorita.

- os agradezco mucho, marcelo. espero que el chico regrese de su estancia en europa para emplearse con usted. ¡cuantos dolores de cabeza le volveran!

- oh! no crea. aqui a todos los empleados, grandes, chicos, administrativos y peones les trato igual. ¿ cuando contare con su presencia de nuevo?

- umm. no se. quizas sea en octubre. mi prima Maria jesus dara una fiesta en honor al nacimiento de su cuarto hijo. como ve, los De echeverria siempre hemos sido muy numerosos. quizas usted le pase igual en unos años.

- umm. si supiera.- suspiro marcelo-. pero contemos con la providencia que encuentre una buena mujer, eso es lo importante. en fin, gracias por su visita a el ahuizote.

- el gusto es mio, don marcelo.- dijo haciendo una reverencia la joven mujer y se dirigio a la salida del despacho.

- espere! deje que un peon la encamine a la puerta. es una etiqueta que uso para no desinvitar de forma descortes a mis visitantes.

asi, llamo a matias quien seguia casi escondido por evitar sospecha del patron.

- matias!-. grito-. matias! lleva a la señorita hacia la puerta.- llegando el criado, la conducio hacia la puerta. apenas llegaron, matias dijo, solo para oir su voz:

- ¿ quien es usted, señorita? don marcelo casi siempre esta solo. usted en la hacienda se me hizo raro. por eso pregunto.

- soy rufina. rufina alcocer de echeverria-. dijo esta, apenas amable; las reglas aristocraticas prohibian un dialogo familiar y muy coloquial con la gentuza.- vengo porque un joven trabaja aqui: es mi sobrino.

- oh! no sabia.- asevero casi serio el hombre-. usted dispense. asi termino el monologo breve. despues, matias ya solo en la callejuela llena de vagabundos y comerciantes de chucherias y verduras en la plaza, regresaba a sus labores de peon. aquel breve roce le habia tocado en el corazon; ¿ que era? sabia que por ley estaba prohibido a esa mujer pero, ¿ quien dice que para el amor hay reglas? matias investigaba que sucedia en su interior y porque, con solo mirar a esa mujer, una de tantas ricas del pueblo, le habia llegado ese extasis. mas solo acerto a suspirar y seguir haciendo lo suyo como si tal cosa. mientras, marcelo revisaba cuentas y creditos de la hacienda a lo largo de los años. las criadas, mestizas, mulatas y negras salian a los mandados o bien, amasaban en un metate para sus conyugues, que ya regresaban de labrar el ejido de marcelo; otros, solo esperaban que las mujeres salieran para recibirlos, siendo de otras haciendas. la noche ya poblaba las casuchas pobres y callejones desolados de la apacible ciudad: otro dia que pasaba como el viento. no se pierdan otro episodio si les interesa el cuento. (continuara)
Datos del Cuento
  • Autor: anonimo.
  • Código: 21952
  • Fecha: 26-11-2009
  • Valoración:
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