Parece que le he dejado atrás, OH, es ese maldito monstruo, que me venia persiguiendo, dispuesto a darme con su macana y llevarme preso, pero ahora que le he logrado dejar, se hará justicia y yo, podré seguir por la vida como si nada hubiera pasado.
¿O acaso no será así?, quizá el quiera perseguirme por siempre.
Ah!; no lo creo así, no fue tan grabe lo que hice...
Pero si no lo fue ¿por que diablos me siento así?
¡Rayos!, si no le hubiere visto ese día...
Mi vida aun continuaría como era antes de que ella apareciere. Lo recuerdo muy bien... al principio, todo era hermoso, veía las flores en los bastos campos, podía disfrutar de los olores profundos y exquisitos de las velloritas y los castaños, sentía como el viento acariciaba mi tersa piel, pero una gran tormenta se avecinaba.

Era un día soleado y yo en medio de un pequeño receso decidí bajar a tomar algo y fue en ese instante que la vi, tenia los mas bellos ojos tan profundos como el mar, unos labios como manantiales adornados con rubíes en sus orillas, su piel era blanca como la luna y suave como las nubes que se posan sobre nuestras cabezas, sus pechos, esos dos montes dignos de los dioses y atravesados por bellísimos valles. Poseía además dos bellos pilares que sostenían su ser y su naturaleza. Pero su pureza, (no se que diablos paso con ella)
Por que no me di cuenta antes de lo que era su pureza. Yo, en un principio creí que era una pureza tal como la del lago que reflejaba a Narciso; pero no.
Su pureza tenía que ser igual o peor a la pureza del estanque de la ninfa encantada, es decir, un estanque lleno de fango, desechos, excrementos y mucho mas. Todos estos destinados a capturar a su próxima victima que jamás sospecharía de ello; en este caso esa victima era ese hermoso ser... yo.
Ja ja ja, que raro se oye eso, ¿ no es verdad? pero eso fue lo que me hizo creer ella junto con mil cosas mas y fue por eso, que hice lo que hice. Y ahora estoy aquí en medio de estos malditos callejones que me ocultan y libran de todos.
Menos de mi maldita conciencia, que me esta empujando hora a hora en el abismo del arrepentimiento; pues no se si lo que hice era totalmente necesario.
¿Como fui capas de extirpar a esa pústula hasta ese punto?, se que ella me hirió y me mintió pero ese sentía tan bien cuando lo hacía.
Pero bueno, uno siempre debe despertarse y no quedarse soñando; y fue por eso que un día decidí abrir mis ojos y de repente la ninfa hermosa que ante mis ojos un día común había aparecido, se transformo en una suripanta, guiada solo por sus deseos banales, por su individualismo, su avaricia. Pero en fin, me queda el consuelo de que esa, (por que a eso queda reducida) no podrá dañarme mas, pues ahora yace dormida eternamente en aquel abismo en el que la arrojé.
Lo recuerdo, fue esa noche en el mirador, cuando en medio de un magnánimo beso, todo mi odio hacia ella se me acumuló y después de poseerla por última vez tome mi decisión; y en medio de la fría noche y con las estrellas y la luna como testigos besé todo su cuerpo desnudo hasta casi el amanecer. Y en medio de suspiros y gemidos ella repetía una y otra vez esa maldita falsedad que me hacía enfurecer cada vez mas...
Te amo, decía una y otra y otra vez y con cada una de la palabras pronunciadas el deseo que pensé reprimir surgía mas y mas fuerte en mi; hasta que no aguante mas y acercándome a su cuello le mordí hasta ver su sangre correr por mi boca y sus brazos; y aún, cuando llena de lagrimas me preguntaba el por que la arrojé al abismo y huí.
Ahora que lo medito si merezco castigo, ¿como fui capaz de rebajarme a ella? y ¿como puedo aguantar esta putrefacta sangre en mis manos?; soy un tonto, le hubiera mandado a matar.
No, quizá no lo hubiera disfrutado tanto como lo hice y ahora, es necesario que mi conciencia me atormente como signo de esta degradación.