Hoy, entre lágrimas observo los cristales rotos que habitan dentro de mi, encontrando verme reflejada en alguno de ellos donde aún quede un ápice de esperanza para creer que todo tiene sentido, que todo saldrá bien, que el mundo en cuestión de segundos no se derrumba ante mis pies y vuelve a reconstruirse.

Hoy, hoy sonreí al mirar al cielo y comprender que el pasado quedó atrás, que no puedo imponer mi voluntad a mi destino, que el fluir del río no se puede cambiar al antojo del hombre, que la golondrina que vuela sobre ti es el símbolo de tu libertad.

Hoy, al anochecer una estrella brilló para mi y desde el cielo me habló atenta y bondadosa, consoló mis lamentos, sonrojó mis virtudes, intentó cerrar puertas, abrir ventanas, ventilar el cuarto oscuro que habita dentro de mi y reordenarlo, tirar a la papelera aquellos viejos trasto que no sirven para nada, esos recuerdos que anclé en algún lugar esperando que un día se repitieran.

Hoy, me dejé seducir por la incandescente música del viento, que suavemente murmuraba palabras que antaño parecían promesas pero que se desvanecieron como el humo y sólo el viento recuerda para mi de cuando en cuando para hacerme volver a una realidad inverosímil y cruel.

Hoy, el fuego que quemaba en mis heridas fue apagado por el sol, dejó de alimentarlo sabiamente avivando con mas ahínco la fogosidad de las nuevas ilusiones, estremeciéndome a cada crujido de madera vieja k se desgasta dentro de mi, rugiendo con fuerza ante cada nuevo objetivo, convirtiendo en cenizas vulnerables cualquier rastrojo que encontrará a su paso y que le impidiera arder con pasión y entusiasmo antes los retos que ofrecían.

Hoy, los árboles sabios y eternos, conocedores de la verdad de los tiempo me pidieron un abrazo, abrazo en el que mi corazón se fundió con el suyo conociendo las leyendas de los lugares, las fábulas que contaban los viajeros, las lagrimas derramadas por mujeres, niños, hombres, las risas de los jóvenes, las aventuras de los adúlteros, los crímenes en la plazuela, las ferias, en definitiva, las huellas que van marcando su corazón llenándolos de eso, de sabiduría.

Hoy, las flores se erguían orgullosas a mi paso para deleitarme con su belleza, observaban con delicadeza la simpatía de las lágrimas que afloraban sin remedio, sin encontrar el obstáculo del orgullo riéndose a carcajadas, dejándome vulnerable. Pero ellas, ellas sonreía porque sabían que tras las lágrimas llega el remanso de paz. Las compararon con esmero con el rocío matinal de cada día, reparando en la hermosura de cada gota.

Hoy, la dureza de la roca se instaló en mis adentros sin piedad, buscando algún rincón al cual proteger de los enemigos combatientes que hieren sin piedad por el mero placer de dañar, temblaron poderosamente pero se mantuvieron firmes al hablar de su defensa, al recordarme que los sueños son como la nieve que se instala en ellas en el invierno, y que debe de esperar, tener paciencia para obtener la sabiduría de llegar hasta el mar meses mas tarde.

Hoy, las palabras deberían cayar.... porque el cosmos entero se rebelaban contra ellas, porque dañaban, porque no eran sinceras, porque estaban cargadas de odio, de dolor, porque se clavaban tan hondo que no podías arrancarlas, deshacerte de ellas, sanarte, porque no son mas que eso simple palabras que en ocasiones matan.