Como dijo el bíblico Lázaro: "Morirse es algo que todos deberíamos hacer aunque fuera una vez en la vida."


Ojalá las estadísticas fueran ciertas.
Si lo fueran, yo viviré eternamente, porque he realizado un exhaustivo estudio sobre mis 46 años de vida y he descubierto que jamás me he muerto en ninguna ocasión hasta la fecha, con lo cual matemáticamente, yo no me muero en un cien por cien de las veces.


Además, todos decimos que la edad no es la que figura en el documento nacional de identidad, sino la que uno siente.
El martes pasado, sin ir más lejos, fuí al entierro de un señor que se sentía muy joven.


Pero algo que premiamos en este mundo es la virtud de cumplir los compromisos, las promesas, las palabras dadas, etc.
Eso llevó al fracaso a un acróbata famosísimo, cuando en una de sus actuaciones, anunció que se disponía a realizar un doble salto mortal, y sólo se mató una vez.
Además de perder la vida, le abuchearon.


Y es que la vida está llena de contradicciones.
Cómo se puede decir de alguien al que han acuchillado treinta veces, le han disparado veinte tiros, y le han lanzado un bloque de hormigón en la cabeza, que está muy mal herido.
¿Qué se habría de hacer, pues, para herirlo bien?.


Ahora una buena ración de mala uva y cinismo:
Cuando en las campañas contra el abandono de mascotas vemos a un enorme perro en mitad de la carretera y leemos la frase "Él nunca te lo haría", nos emocionamos y vemos que lleva razón, pero lo que no tenemos en cuenta es que el bicho en cuestión tampoco te pondría un plato de comida, un recipiente de agua, no te arrascaría la cabeza, no te daría baños, no te limpiaría el culo, no te mataría las pulgas, no te peinaría.....


El día de San Valentín, patrón de los enamorados, todos los novios están melosos, acaramelados, se hacen regalos, se dicen cosas bonitas etc.
Lo que no se tiene en cuenta es que en esa fecha, cuando algún cónyuge hace eso con su otro cónyuge, lo que en realidad está cometiendo es un repugnante acto de intrusismo.


La comunidad científica internacional se pone como una moto porque creen estar en disposición de afirmar que hay o ha habido agua en Marte.
Lo curioso es que la gente de a pie lo recibamos como algo importante, cuando eso no sirve absolutamente para nada y la mayoría vivimos sin saber si la hay en nuestra propia nevera.


Lo que me resulta particularmente indignante como profesor de lengua, es que en nuestro alfabeto se le haya dado tanto relumbrón a la famosa "i griega", mientras se relega a un segundo término a la "j aragonesa", por ejemplo.


Cuando uno está furiosamente enojado con alguien que le ha ofendido, el método a seguir más civilizado es: contar hasta diez, respirar hondo varias veces, soltar el aire lentamente y darle después una buena patada en la barriga al idiota ese.


Y por último:
Ya sabemos que en la vida todo son problemas. Y para resolver el problema que tengamos, lo primero que hay que hacer es tomar conciencia de él, afrontarlo y decirnos: Tengo tal o cual problema.
Si alguien sabe cómo explicarle ésto a un tonto para que se cure y deje de serlo, por favor que me lo haga llegar.
Muchas gracias.