Un dia lluvioso perdido entre el barro caminaba yendo a esa escuela, donde las maestras pelean todos los dias contra la incomprensión, el hambre instalada en esos chiquillos y madres adolescentes.
les explico a las maaestras, lo unico que me interesan en esta vida son los niños, los adolescentes y los viejos, su desvalidez me conmueve; los adultos ya vienen cada uno con sus fracasos y quiero solo hablar con esos niños sin sus padres para que no teman. En la vida se aprende siempre, y los niños temen, preguntar sobre sus sufrimientos cotidianos. Como medico uno sabe y como el gran libro de los samurai dice para quienes no saben les diré es el libro de los guardianes del emperador que habla de la lealtad a su emperador. allí dice;
!si uno en esta vida puede salvar a cinco personas, este mundo no se destruira. Creo fervientemente en ello, en la vida algunos pocos se acercan para aprender el resto no les importa. Aprendi que el pasado se hace presente en muchos cuando la deslealtad es la regla. ¿Quien? no sabe en este mundo competitivo como dicen los budistas utilizan cualquier arma con tal de no perder. Allí cuando les explico a esas mujeres, que uno no tiene que tener doble discurso hablando sobre temas como drogadición, sexo y alcohol. Lo que vi fue madres adolescentes, niños huerfanos de padre.
la maestra me presentó a esos chiquillos mezcla de inocencia y perdon que tienen todos, me conmueve su risa, quiza me vean como algo importante aunque se muy bien que tan solo uno es un hombre nada mas con defectos y virtudes.
Esas caras sucias me hacen recordar a mi pequeños hijos, tan lejos de mi que el dolor me penetra hasta los huesos. Quiza dios me haya puesto aca pense es la unica manera de ver lo que me pasa, trato cada dia de pensar asi sin revancha. enseñar cuan dificil es, sabiendo que uno nunca sabe de todo, pero cuando los veo y cada mes voy ha ese lugar perdido entre la tierra yerma y el lodo que cubren hasta mis pantalones, solo veo a esos niños sufrir y sufro yo tambien con ellos. Al final pienso siempre, lo único verdadero es su dolor, su hambre y su desaliento. Para eso juego con esa pelota de trapo mientras pasa la vida junto a mi con ese cansancio pleno.
Llego a mi pequeña casa como todos los dias, y veo a esa mujer esperándome con dedicación y entereza,con la comida recien calentada. Solo atino a besarla a mi querida zulema y decirle que soy pobre un medico del barro y no de cristal fino. Sé que calmara mi desazón y me esperará cuando yo vuelva a ella con ese dolor de todos los dias.
Amigo Carlos: Antes hacías lo mismo pero al volver a la casa te tocaba cocinarte (que no provoca cuando no se tiene compañía), luego lavar y mucho tiempo para pensar en aquellos niños. Hoy sigues pensando en los niños pero tienes esa mujer que te espera y te consiente, aprende tus gustos... te complace. Amigo... tú tienes suerte. Joaquín PD: Feliz Día del Padre (por tus hijos y por los ajenos que también cuidas... esos de la cara sucia.)