Cómo poder sofocar esta discordia que llevo en mi ser, que en ocasiones hace que me sienta enérgico y en otras muchas me muestra la cruda realidad de la insoportable levedad del ser, donde no cabe más miseria que la de uno mismo, donde los sueños de las personas se compran y se venden al mejor postor, y los favores se pagan bien en los bajos fondos de nuestra conciencia. Intentar arreglar esta truculenta sociedad de la que formamos parte, no consiste en predicar la doctrina del ascetismo como hacen muchos, renunciando a todos los placeres terrenales, a los sentidos, y a la resistencia al dolor, siendo todo esto una vida austera para aquellos que la profesan. Siendo este el sofisma, ese razonamiento falso con la intención de confundirnos e inducirnos al error, donde se nos manifiestan todo tipo de pensamientos de los que carecemos en estima alguna, teniendo en un primer momento la flamante idea de extinguir todo aquello que desconocemos y nos causa temor porque no comprendemos, sólo admitiendo la realidad cuando esta sea fiel a lo que entendemos por la verdad.
Cuando nos sentimos deprimidos, incomprendidos, rechazados o simplemente no encajamos en esta sociedad hecha al antojo de unos pocos, creemos estar fuera de lugar y aun en compañía hay momentos en los que nos sentimos completamente solos, creyendo ser un anodino e inepto ser vivo. Sustentándonos con el pensamiento efímero de ser diferente en otra vida y encontrar nuestro yo.
Tiro una moneda al aire y espero con impaciencia a que caiga, vuelve a salir el anverso de la misma y como de costumbre vuelvo a perder. Qué fácil resulta jugárselo todo a cara o cruz, cuando no tienes nada que perder que no hayas perdido ya.
Esta sórdida vida que me ha tocado vivir en la que en ocasiones hay que ser decidido en el deseo de seguir adelante y no tomar el camino de aflojar la cuerda estando uno pendiendo de ella.
Me he preguntado muchas veces si valdría la pena seguir adelante, si al tomar esta decisión me volvería a equivocar como tantas otras veces me equivoqué.
Debo de ser contumaz en mi decisión, pues una vez hecho no hay vuelta atrás. Quizá me esté condenando a una existencia aún peor que de la que he tenido en vida, o quizá y por primera vez halla encontrado mi salvación, ese descanso esperado y esa felicidad que busqué con tanto anelo. Y creo que en este momento mi búsqueda a terminado. ¿Encontraré la felicidad en la nada...?
Quién sabe...


PD: Para quien me quiera escuchar