se había vendido toda la mercadería. estaba seguro que ahora sí podría pagar una parte de mis deudas.
conté todo el dinero que junté durante el día y lo metí en mi bolsillo derecho, junto al resto de todos mis documentos.
cerré el negocio y cuando iba a ir directo a la casa de la dueña del local a pagarle el alquiler mensual, no sé cómo, pero sentí un deseo violento de irme a tomar unos tragos. "te lo mereces", escuché a la voz interior. sonreí y me dije que sí, que sí me lo merecía.
detuve mis pasos y busqué un auto que me llevara al bar más bonito de toda la ciudad.
pero, el tiempo pasaba y no pasaba un solo auto. qué raro, pensé cuando de nuevo escuché la voz interior que me decía: "camina, haz tu esfuerzo, nada se consigue sin un gramo de trabajo". tiene razón, respondí. caminé y fui a la tienda más cercana a mi negocio.
no lejos estaba la tienda de un chino. entré y pedí una lata de cerveza y dos panecillos con jamón del país. el chino me atendió y bebí la cerveza con mucha alegría. estaba contento, no había nada que hacer. luego, pagué la cuenta y cuando estaba por irme, escuché una voz que me preguntaba si tenía un poco de dinero. me fijé al lugar de donde provenía la voz y vi a cinco hombres vestidos de negro, con lentes del mismo color. y en sus manos cogían varios puñales. supe que iba a ser asaltado. no, me dije, no puede ser. pero, en ese instante escuché la voz interior: "dale todo lo que tengas menos tus documentos.". se lo di todo, menos mis documentos. los cinco hombres cogieron todo mi dinero y luego, desaparecieron por la oscuridad de la noche, dejándome totalmente desolado y sin un solo centavo. qué hago, me dije, cuando de nuevo volví a escuchar la voz interior: "todo pasa, todo pasa. sigue adelante que pronto encontrarás tus alivios.". miré el piso y caminé hasta llegar a mi casa.
abrí la puerta con la llave y cuando estaba entrando, todas las luces se encendieron, y escuché: ¡feliz cumpleaños!. estaban todos mis amigos, mis parientes, la dueña del local, mis empleados y. y, sí, los cinco hombres vestidos de negro. sonreí y luego escuché la voz interior: "feliz cumpleaños.".
y cuando todo terminó, subí a mi cuarto, me bañé y me puse a descansar. con los ojos cerrados, buscando cualquier pensamiento bello, me encontré con la voz interior que susurraba: "todo pasa, todo."