Busqueda Avanzada
Buscar en:
Título
Autor
Cuento
Ordenar por:
Mas reciente
Menos reciente
Título
Categoría:
Cuento
Categoría: Historias Pasadas

ladina episodio 3.

habian llegado a Mexico transcurridas ya unas semanas. ahora, Rusell y su compañero se hallaban cercando el sureste de San Luis y habian decidido combatir en el caso como soldados en la retaguardia. ese dia soleado no tenian una tarea en concreto; Rusell escribia unas cartas a la familia y Francis leia un libro sobre filosofia y metaforas, ya que una ocasion le habia dicho a Rusell que habia estudiado un lapso de 4 años en la universidad de Boston como catedratico de filosofia, pero que no habia encajado en esa sociedad estudiantil y por ello lo habia dejado para dedicarse a soldado. habia pasado una hora de un largo silencio:

- ahh! esta tarde es un aburrimiento. nunca pense que los mexicanos son concienzudos en atacar.- hablo Rusell, quien habia terminado una carta afectuosa a sus padres, recien enterados de su resolucion, Anne y James.- sabes, francis? voy a salir un rato al pueblo, quizas encuentre una cantina para beber un trago de aguardiente.
-tienes razon, Rusell. yo me quedo; estoy aburrido, pero no tengo ganas de buscar bulla por ahi. espero que no tardes.
- bueno. nos vemos luego, Francis.- exclamo pasivo Rusell y salio a la intemperie. camino por largos trechos de callejuelas y casa rusticas interminables y enredadas; despues de una hora de divisar el terreno por decirlo asi y recorrer plazas habian conducido sus pasos hacia una plaza: era el mercado Las Peñitas de San Luis, donde habia una concentracion de vendedores y una orquesta que se retiraba en esos momentos pues tocaba todas las mañanas musica o tonaditas del lugar; en el habian varios establecimientos y cantinas de tres estrellas. Rusell encontro una cantina sino modesta, de menos amigable y sin borrachos que armaran lios. entro y pidio un cognac. al salir de la taberna, decidio vagabundear por la plaza; ".vaya, ¡Esta tierra esta plagada de rarezas! ni en mi aldea hay tantas distracciones". penso, extasiado por el panorama. en eso, una mujer joven en la carrera choco con el y en ello, tiro una canasta de quesos, la mayoria en conserva y otros para venderse: era julia, quien corria hacia otro puesto de verduras para un encargo de la puestera. tras recoger la canasta y recuperarse la sorpresa, miro de reojo al joven con quien habia tropezado accidentalmente y alcanzo a pronunciar:
- disculpeme, joven; esta india que es re' atarantada pa' correr. pero el joven hombre solo la miro unos segundos y dijo en ingles:
- excuse me, ¿what says? ¿Whats' your name, young lady?
- disculpe. ¿que me dice uste?- dijo Julia, algo timida y sintiendose en el peor de los ridiculos al no haberle entendido a aquel hombre rubio y fortachon.
-say, ¿what is it?- comprendiendo que la mujer no le entendia ni esta a el, opto por usar su medio castellano que a duras penas habia aprendido en la escuela- ¿co-mo te lla-mas, mu-jer?.
ella, para no confundirle mas, supo que hablando ligeramente quizas entenderia a ese hombre que se habia percatado era extranjero. y lo recordaba. la region estaba sitiada y podian verse muchios soldados gringos cruzar la plaza. debia proceder con cautela. y le dijo:
- yo. yo me lla-mo ju-li-a. ju-li-a.di-go qu-e me dis-cul-pe ,se-ñor.
- ah! sorry, si. ya le en-ti-en-do, ju-li-a.- dijo, divertido. aquella extranjera y rustica mujer le habia simpatizado.
- ¿qu-e ha-ce us- us-te a-qui?- pregunto, ya menos azorada y mas en confianza. no importandole ya las miradas de quienes la conocian en la plaza o de los paseantes.
- yo. soy soldier, sol-dado. soy de Te- xas.
- ah! gringo es uste. y, ¿co-mo se lla -ma?
- yo. yo soy Ru-sell An-der-son. Rusell anderson Swith-son.
- perdon, pero no se muy bien su nombre. ¿co-mo pu-e-do lla-mar-le, mister?- dijo ella, para entablar una conversacion, aunque fuera de a dedillo y guiandose por una que otra experiencia de oir hablar a los gringos que a veces cruzaban la plaza.
- llamarme. llameme russ. o rossel. ¿me entiende, young lady julia?
-un poco, señor. un poco ya.- y asi, aunque fuera con monosilabos y frases pronunciadas a medias, entablaron una conversacion. y a esa conversacion en la plaza llegaron otras. y otras. haciendose amigos y casi intimos. pasaron los meses y la guerra seguia. ya rusel le entendia a su castellano nativo y el ya hablaba un poco mas rebuscado el español asi, el ingles ya no lo usaba con Julia. ni la familia de el o sus conocidos sabian ya de su romance con rusell y viceversa, pero el ejercito por el mal gobierno y las decisiones del mandatario Santa Ana, los americanos habian accedido a llegar a un acuerdo si ellos arribaban hacia la capital, en churubusco. los soldados debian formar fila para retirarse del desierto, donde ya les habian ordenado salir pues ese terreno ya habia sido ganado por los soldados mexicanos y provincianos que voluntarios se habian unido a la lucha. asi pues, buscaban mas estrategias en la guerra los generales del ejrcito invasor. asi, se disponian a la capital. pero, Rusell ya no podia seguir en la guerra ni aun queria dejar el lugar antes en lucha pues ahi habia encontrado algo puro, natural y que escapaba a las leyes logicas. el amor. con julia, los parientes ya se habian dado una ligera idea de a quien veia cada vez que iba a la plaza y las veces que se escapaba a un cuartel del desierto. lo sabian a medias. asi, decidieron restringirle que fuera a ayudarle a su madre en la plaza a vender y la habian asignado para que solo repartiera encasa los quesos y a otras labores que no abarcaban que saliera a plaza. hasta que estallo contra sus parientes:
- no pueden impedirlo. no pueden impedir que el me vea. tienen la idea que, siendo gringo las intenciones sobran. pero no es asi.- clamaba a sus tios y parientes, que la miraban con un gesto mohin y reprobable.
- sabes que aqui todos nos conocen, mujer. ese gringo puede aprovecharse de ti en un momento dado. y nosotros. nosotros nos veriamos mal con todo el pueblo. ¿tienes idea que nos dirian de julia, la hija de doña tomasa la quesera? esa muchacha no es mas que una.- le decia su tio Matias, el mas descontento con ella.
-¡callese,callese! si lo se yo. lo se yo. pero no no importa, teniendolo a el de mi lado. nada de lo uste me diga me perjudica, nada. si ustedes se descuidan, me ire con mi querer. si. suena disparate, pero asi ha de ser. con el perdon y la conseja de sus mercedes, que jamas creere dejar.- diciendo esto, marcho en sollozos hacia la cocina, para calmar sus brios y tal vez controlarse un poco, atreviendo a romper los rpecpetos de levantar la mano a sus familiares como lo reconocian las leyes morales de ese tiempo. los familiares, aun amandole y sabiendo de su rebeldia juvenil decidieron que al dia siguiente, ante la imposibilidad de cuidarle como a una cria y que los vecinos sospecharian de su ausencia en la plaza mas para evitar que cometiera eso que decia le llevarian a trabajar con Doña Mercedes como lavalozas en su meson, el cual quedaba a pocas leguas del pueblo y que ahi no se habia parado un gringo ni de chiste. sordos a sus decisiones y arranques rebeldes, la mandaron con esa vieja conocida, explicandole razones. a julia no le quedo mas remedio que, alivianarse por un poco hasta darles la confianza que habia perdido de ellos y al descuidarse, dirigirse a Mexico para declarar su amor a aquel joven que, ya fuera por su monosilabo de español, su finura de trato y esa afinidad algo particular; siendo ella una pueblerina sin maneras y el un soldado pulido de una forma mas cortes y filosofica, producto de charlas que ella habia entendido en esos meses con el. los ultimos casi.". tu, julia, eres una flor nacida entre zarzas. no se porque pero eres especial." le dijo Rusell una vez, ya declarados amantes. al haberse enterado por su compañero de fila, francis, que saldrian hacia la capital lo decidio, horas largas de incertidumbre y desasosiego. estaba decidido. lo haria, lo haria por el y para que el amor, asi triunfara en la adversidad reinante. asi las cosas, julia procedia por el momento a las ordenes de su patrona Meche, una mujer senecta que era como su chaperon pero algo mansa y buena cuando julia se cansaba de trabajar horas, motivo para chantajearle en su momento. pero ahora debia guardar compostura y esperar. esperar el momento querido. (continuara)

no se pierdan la proxima version y ultima, donde el amor que raras veces se concede en esas circuntancias. ¿ o no? bueno, no se lo pierdan. gracias. atte. Dulce M.A.
Datos del Cuento
  • Valoración:
  •  
Comentarios


Al añadir datos, entiendes y Aceptas las Condiciones de uso del Web y la Política de Privacidad para el uso del Web. Tu Ip es : 3.137.164.107

0 comentarios. Página 1 de 0
Tu cuenta
Boletin
Estadísticas
»Total Cuentos: 21.638
»Autores Activos: 155
»Total Comentarios: 11.741
»Total Votos: 908.509
»Total Envios 41.629
»Total Lecturas 55.582.033