y todos los muertos buscaron a todos los vivos, pero a nadie encontraron, tan solo a seres durmientes, embriagados de tanta locura por un dios de papel o de espuma limpia e idealizada... allí, en medio de este escenario, puse mi dedo meñique sobre las manos de un dios... este me miró a los ojos y me dio un beso en mis labios secos... ya estaba agonizante y a punto de despertar a la muerte cuando sentí el hálito de vida y supe lo que era vivir... pedí un tiempo mas para existir en este pantano de muertos vivientes cuando el dios que me besó, empezó a besar a todos los seres... muertos o durmientes... y a cada uno les dio el hálito... y dentro de un cubo de oro, un ave de luz salió volando hasta llegar a un cielo azul y puro... y allí empecé a escuchar un canto que hasta el día de hoy escucho... y con ese canto empezó todo... aliento tras aliento... como una cuerda de oro... saltada por cada ser viviente y muerto...