Mi amigo ceod es muy particular, de mañana se levanta, muy cansado de estudiar.
Tras libros de batallas que lo quieren asfixiar, cocacolas y cafe no lo dejan concentrar.
Pobrecito de mi amigo que se acaba de rajar, otra noche, otro día, que perdió en el estudiar.
Escribe cuentos sin parar, y tan grande es su suerte, que se han llegado a publicar.
El comentario de una niña no se hizo esperar, y el buen ceod tranquilo, ya la empieza a insultar.
Con permiso me despido de esta historia singular, pues ya son la una y treinta, y es la hora de almorzar.