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muerte en la tarde

“La prudencia es la fuerza de los débiles”. Joseph Joubert
_ ¿Le temes a la muerte?... No, no me responda, su cara me muestra que sí. ¿Sabe? Eso la hace débil._
Era una tarde simple: Especial para él, terrible para ella. Ella no había comido ya hace más de 5 días, 5 días desde que empezó este encierro. Él sólo preparaba lo que tenía qué hacer. La “mortal”, ya había perdido toda esperanza de escapar de su raptor. Él no había tenido mucha piedad.
_ ¿Sabías que puedes adaptarte al hambre?, dicen que después de los 5 días de no haber comido, no sientes ya hambre…. Luego puedes pensar más claramente, sobre la necesidades más básicas?. Bueno, simple mortal, sólo esperemos que esto resulte bien en ti. Pues temo que tendremos que comprobarlo… No?_
Ella, no decía, nada. Y pensaba en lo que su raptor le decía. Ella entonces pensó: “¿Este tipo piensa que ya no tendré hambre mañana?”
_Bueno, mortal… yo estoy pasando justo lo mismo que tú. Como te habrás dado cuenta, no he comido nada, ni bebido nada como tú… Pues estoy “ayunando” de mi comida favorita._
Sí, él tenía mucha razón, pues tampoco había comido nada desde el día en que rapto a la chica. Fue escogida; por mucho tiempo vigilada. Pues el había codiciado su cuerpo desde que la vio. Es claro, que nuestro protagonista, se iba a comer a su victima. Y él simplemente la tenía amenazada. “Hasta que me pidas algo de comer”, daré el siguiente paso, le dijo.
Por eso ella no decía, nada. Ella no comprendía la frase central de la amenaza del raptor. La verdad, no habló desde que fue raptada. Él seguía esperando.
_ Bueno, te digo que yo no tengo hambre, aunque tengo todo el refrigerador que está allá (señalando con su dedo), con mucha comida de mortal, no quiero hacerlo aún… empero lo haré cuando tú te decidas…_
Era tarde, pues sólo en las tardes el protagonista, hablaba con ella, pues de tarde es cuando todos los mortales tienen más hambre. Bueno, pasaron tres días más en negativa, ella no pedía nada, pues el hambre maravillosamente se le fue. Él había esperado como si el tiempo no hubiera pasado, y no tenía hambre de mortal. Pasaron dos días más, cuando ella habló.
_ Señor…_ Y al decir esta palabra, oyó rara su voz. _ ¡Señor!_ gritó con todas sus fuerzas, y todas sus fuerzas podían dar un simple susurro._¡¡¡¡Señor!!!!_ Esta vez si grito. Era de tarde, y él había tardado en venir, cuando escucho le grito.
_ ¿Qué sucede? Mortal_ Sonriendo..
_ Bueno, me rindo. Tengo hambre_ Esto último lo dijo, muy fuerte según ella, pero para el medio era muy despacio, pero se escuchó.
_ ¿Qué me dijo?... perdone, no la escuché…_ Nuestro, protagonista preguntó.
_ ¡¡¡¡ Tengo hambre!!!!_ Grito ella.
_ Tiene hambre, eso es una cosa… como le dije sólo tiene el número de los días, la cantidad de palabras que hablará… ya le conté 10. Piense, mejor para mañana lo que me dirá. Hasta luego mortal. Ah… le recomiendo que sea prudente, y recuerde bien lo que le dije: Hay un sí y hay un no. Hasta mañana._
Ella pensó toda la noche, y en verdad ya no pensaba en el hambre sino en cómo decirle lo que quería a su raptor.
Él regresó al día siguiente. Y se paró delante de ella. Y la observaba, mientras ella esperaba que él el dijera algo para contestarle lo que toda la noche pensó.
_Muy bien, mortal… ser prudente es bueno. ¿Ha pensado lo que tiene que decir?_ preguntó él.
_ Señor: Siento hambre, dé el siguiente paso que preparó, no importa._
Esta frase la pensó toda la noche.
_Uhmmm… Mortal, la he pensado prudente, pero me equivoqué. Esa no era la respuesta a lo que le pregunté. Mañana regreso… bueno, a mí no me gusta repetir lo mismo, pero haré una excepción: Sea prudente y conteste lo que pregunte. Ah… la respuesta era Sí. Se lo perdió._
Ella agachó la cabeza y quiso llorar.
_No, no se ponga mal. Mañana tendrá 12 palabras. Hasta mañana._ Le guiñó el ojo sonriendo.
La situación parece simple. Ella tenía que decirle lo que él quería. Claro, podría probar con más palabras más de las que le corresponde. Pero sabía que si lo hacía, no serviría de nada pues él no le haría caso. Tenía que seguir el juego de nuestro protagonista.
_ Buenas tardes, mortal. Ahora controle su lengua y dígame lo que le pregunte. ¿Quiere comer?_ La pregunta era fácil de responder.
_ Sí_ dijo ella.
_ Bravo, bravo, va muy bien, eso es lo que esperaba. En verdad creo que ya esta pensando más claramente. ¿Siente o tiene hambre?_
_Siento_ dijo ella.
_¿Qué siente pues? Porque puede sentir odio, amor…_ repreguntó él.
_ Hambre_
_ ¿El hambre es un sentimiento?_
_ No, pero…_ Ella respondió…
_ Uhm veo que aún no piensa claramente, cae fácilmente en este juego de palabras. Verá… cada palabra tiene su significado. Piense mejor lo que me dirá, no se desespere. Bueno, el hambre no es un sentimiento, es una sensación. Y Usted no puede sentir hambre, más bien tiene la sensación de hambre, que suena raro, pues el hambre es una función vital, que se muestra como una manifestación subjetiva del cuerpo, y es una sensación y blah… blah... Bueno, piénselo bien, es usted muy inteligente por eso la escogí._
Ella estaba esperando a la siguiente pregunta, pero sabía que le faltarían más palabras seguramente.
_Bueno, sé que tiene hambre. Pero eso no es lo que quiero. ¿Sabe qué es lo que quiero?_
_No._ Ella no sabía en verdad lo que quería.
_ Bueno, qué haremos, pues se lo dije, debe estar en su mente, recuerde._
_ No sé._
_ Esa no es la respuesta a lo que pregunté.
_¿Qué pregunto?_
_ Hasta mañana…_ él se fue caminando, pues a ella ya no le quedaban palabras.
_ Demonios… ¿qué quiere?_ Grito enojada ella.
_Ahh… se pasó una palabra, entonces mañana me la paga, mañana solo tendrá 12. Y cuide sus palabras. Creo que mejor es que se mantenga callada hasta que tenga las palabras suficientes. Hasta mañana._
Así lo hizo, ella no habló hasta tener las suficientes palabras, espero 40 días, sin comer. Y con esto pensaba muy claramente, y más bien desesperadamente. Nuestro protagonista, meditaba también, y estaba muy concentrado. Pensó en que ya no esperaría más, pero pensó: “ahora creo que sí me dirá lo que quiero, pues 40 palabras son suficientes.”
_Buenas tardes…¿Hoy me hablará?_
_Sí._ Ella respondió más segura.
_Hagamos las cosa rápido. ¿Qué deseo?:_
_ Usted desea que yo le diga qué quiero comer. Pues, quiero comer un buen plato de comida_
_ ¿Un buen plato de comida...?, y ¿dónde conseguiré uno?_
_No, no… a lo que me refiero, bueno: Quiero decir, que deseo una pizza._
_ Muy bien, pero no respondió, pero está bien creo que sé a lo que se refiere._ Asi que le trajo lo que ella quería. Y una vez que tuvo la pizza delante de ella, no hizo más que verla, pues estaba atada y por lo tanto no podía comérsela.
_desáteme. Quiero comer._
_ Muy bien, pero usted, simple mortal es responsable de lo que suceda._ La desató y ella corrió directo a comerse la pizza, y casi terminaba por comérsela. Preguntó:
_¿Cuál era su siguiente paso?_
_Pues simplemente, era esperar a que te murieras por tus manos. Pues sabes, cuando alguien come después de mucho tiempo algo así tan pesado, o cualquier cosa en esa cantidad, se muere, pues el organismo ya se adaptó. Ahora se morirá de una hiperkalemia o una obstrucción intestinal. Luego me la comeré. Pero yo seré prudente, la comeré poco a poco._
_ No puede ser…_ Y justo en este momento, tuvo los síntomas de su intoxicación por alimentos.
_Shuuuuu ya se le acabaron las palabras_
Luego de esto nuestro protagonista corto la carne de su victima he hizo un banquete, pequeño, “prudente” como a él le gusta.
Chelito.
Datos del Cuento
  • Categoría: Urbanos
  • Media: 4.32
  • Votos: 50
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