-¡viva el proletariado! ¡abajo La CTM!
- ¡muera la pobreza! ¡muera el mal gobierno!
eran las protestas que se oian de los trabajadores en huelga. habian pasado ya los meses y Artemio, pese a que no habia encontrado pretexto para salir de la fabrica habia sido ya removido del puesto por recorte de personal y ahora se encontraba trabajando en el tienguis nuevamente, aunque sin rencores a sus compañeros anteriores o el patron, solo que al salir se habia encontrado con una voragine salvaje, imposible de nuevo abrirle sus puertas a un campesino desposeido. y ahi estaba. en una huelga que exigia respeto a las minorias.
- cuando iremos adonde el presidente?- exclamo, solo para saber si en serio levantaban la voz mas alla.
- no lo sabemos , compañero. pero pue´que en este lunes vayamos con el para aclarar puntos y llegar a un acuerdo.
- ah. - solo murmuro. - pierdan cuidado. quizas el solo los apacigue. se oyeron risas varoniles ante su comentario y siguieron la marcha y los gritos de euforia.
pasaron los años. la huelga se habia resuelto y todo, casi todo se habia arreglado; el ya habia puesto un taller mecanico, utilizando los conocimientos que habia aprendido mientras trabajo en la fabrica; a las orillas de la Doctores. inclusive sus hijos pequeños ya se hallaban estudiando en un centro escolar y su hija mayor, ya de unos 16 se hallaba estudiando taquigrafia. era ya el año de 1977. ahora, dejando un poco el relato de su familia y los pormenores de los pobres, pasemos con Julio; ya no era un chico largo y delgado, casi imberbe de 15 años, ahora tenia 19 años; era algo ancho de espaldas, melena negra y zulada, ojos chispeantes que denotaban brillantez y se hallaba mirando hacia el mar, desde un portico del barco que los transportaba a el y otros jovenes de marina; habia abandonado la viacion y con el grado de cabo general habia conseguido canalizarse a la marina. el barco se dirigia hacia las olas del mar negro; pues si bien no debian interferir en asuntos de otros paises, debian protegerlos por conducto de la embajada y evitar que se dieran anomalias de guerra en los pasises europeos y sus aguas. llegarian a Siberia en la Urss. y ahi estaba el; pensando en su familia, de la que supo le habin rechazado sus cartas pues su padre Artemio no habia querido saber de el. ahora cabia esperar lo que el tiempo dijera; pues palneaba regresar a Mexico y trtar de hablar con su padre para que de nuevo le admitieran y fueran una familia unida en mediod e la pobreza. pero solo lo meditaba a ratos pues veia la inmensidad del mar y su brillantez. solo cabia esperar el destino. (cont.)