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pequeña señorita (3)

habian pasado los meses y la amistad intima de amigas lejanas entre la mujer, Elena y la chica Fany habia por lo menos dado a conocerse: ya no solo se confiaban hasta los secretos mas infantiles o adolescentes de ella, sino las soledades y otros lios que la rapaz pudiese comprender a secas de Elena tambien eran compartidos. ambas eran amigas con una brecha generacional. muchos que les veian pasar, fueran transeuntes o bien conocidos les veian como dos primas o solo una hermana mayor protegiendo a la menor. si una queria un vestido como siempre era con fany al pasear, lo escogian ambas. o a veces iban al cine, cosa que antes no le gustaba a elena pues el cine siempre le habia parecido una diversion mediocre y con ciertos tintes superficiales. asi, hacian cosas pasables ante los demas como ya dijimos antes, dos conocidas. las amigas oficiales de elena habian dejado de verle en la oficina o el super, como decian ellas. a tanto les preocupo la ausencia de la mujer que un dia tres de ellas se sentaron a charlar en un restaurante sobre otros temas y al ultimo Elena, que solo sabian por bocas anonimas que cuidaba o mejor dicho procuraba como hermana a una chiquilla adolescente. y que dejando de lado eso, le veian salir de la fabrica o industria al salir cerca de las seis con dos tipos: uno venia tres dias a la semana, y otro solo los lunes. ella no habia dado señas de ellos pues como a ella le gustaba decirles a sus amistades; "no me agrada que se metan en mis lios" los tipos se veian pasables cuando mucho pues no tenian aire de malencarados pero aun asi era raro pues Elena antes optaba solo por los compromisos con hombres de mano sudada o solo amistad. el primero parecia de unos 31 años: algo robusto, rubio y con ojos negros; su aspecto denotaba que era un trabajador casi, como ella y siempre iba por ella con trajes sino finos llamativos, gris o lavanda. este, aun sin saberlo ellas, se llamaba Marcos Ruiz Soto, era trabajador en una fabrica de cartoneria y corrugados, mas ya era casado y habianse conocido hacia años ella y el: cierto dia que a elena se le ocurrio pasar por el centro de la ciudad y comprar medias, pues esas se le habian desgarrado y odiaba engañarse con medias de falsa calidad. asi, habian salido cuando tenia dias libres, como amantes desde hacia 4 años. ahora le veia porque su mujer, Marcela Diaz, cansada de su pereza en los menesteres de padre de 5 hijos, dejandoselos a ella y otros mas sus gruñidos habia decidido por dejarle sin ya no ser amenaza. el otro, sin saber de las movidas de elena y creyendose su solo amante era Carlos Mota Martinez; aun su nombre era vulgar, trabajaba de vendedor de seguros en una empresa de automoviles; este era moreno, con rasgos afilados y esbelto, pero ancho de espaldas: veia a elena siempre con tejanos y camisas algo finas por color: rojas o cafes. hacia un año que habiase divorciado de Martha Molina, su mujer: por incompatibilidad de caracteres. tenia 29 años. conocia a elena casi desde que habia esta llegado a la ciudad y solo conocianse porque elena al ser una provinciana en sus inicios acudia a clases de teatro y habianse conocido como compañeros. luego, a 2 años de verse otra vez, habian optado por una aventura. por eso, eran amantes ya superfluos pues se conocian. inquietaba a las mujeres eso y lo otro, pues no maliciaron que esa señorita tuviera aun a su edad y sus preceptos muy metidos en mente y presumia siempre, problemas sexuales o bien, de relaciones convencionales. asi, charlaron esa vez, tercer dia que elena no se aparecia a sus ojos:

- yo pienso que elena urge de una charla de mujer a mujer.- dijo ana, apurando el cafe capucchino-. no se como sus modos y sus labores que a nosotros jamas han molestado ahora los ha dejado de lado.

- quizas tengas razon-. dijo clara-. cierta vez le vi en la plaza; esa chiquilla parecia entretenerle con sus risas pueriles ante un espectaculo ambulante que yo no crei que ella, siempre seria, se dejara convencer por. esa mujercita.

- tal vez ha llegado a esas movidas, con chica y hombres-. agrego ana-. por su soledad y abandono. imaginense: ¡lleva la misma edad que nosotras casi, a excepcion de Maria-. señalo con la mirada a la que aun no habia ganado terreno en charla-. con la misma rutina laboral! saliendo, trabajando, rumiando con el jefe, en fin. ya ella se quedo solterita , como Lupe, la de ventas, aunque ella por gordinflona.- callaron para evitar reir ante esa compañera familiar. luego siguio-.no es raro que ahora quiera recuperar algo perdido.

- umm.- exclamo Clara, pero no hablo.

- quizas ustedes lo ven como algo pasajero-. al fin dijo maria-. pero yo. opino que mas bien es por su crianza. siempre de chongo y zapatillas. ¡ ni yo por delgada y radiante, aun a mis 37 creen que tengo apenas 28! eso no nos corresponde solucionar: solo unos consejos la ayudaran. si toman mi opinion. podemos decirle que ella aun es joven y madura , aun podra tener mas pasion en su vida si se aparta un poco de lo depurado y lo exagerado; los principios de una mujer joven pero de los cincuentas o el siglo de la canica-. esta alusion al siglo diecinueve.- ¡la pobre ha sido una monja a veces! y cabria decir, yo a veces no me agradaba tratarle por ser casi una bibijagua y monja, pero lo ven.- asi, ante la mueca de condescendencia ante su comentario y quizas acuerdo, callaron unos segundos y siguieron debatiendo. al fin, llegaron a la conclusion de que debian apartarle de esos caminos en forma sana: optaron por verle un dia cualquiera y platicar de cosas triviales; la empleada del mes, los gruñidos del jefe, el trabajo, las diversiones del sabado, etc. y luego decirle lo dicho por maria y hacerle ver que eso era una desviacion. quizas ellas invitandola mas a estar con sus amigas oficiales y comaprtiendo hasta secretos filiales o de alcoba podian sacarla de ese lodazal, que seguian como oveja perdida; confundida y ansiosa.se despidieron prometiendo verse en el tianguis de antiguedades el proximo domingo y ver a elena 6 dias despues para ayudarle. ella no lo sabia. estaba en otro lado, abstraida con la amistad con la mujercilla, que en el espejo se veia joven. "quizas fue mi madre; si tiraba algo o me reia sin ton ni son me señalaba con el dedo imrepgnado de la palabra señorita. y la tia ¡peor! me trataba como joya ante sus clientes. pero. lo remendado tiene su ovillo" habiala aprendido la frase favorita de sus clases de diccion siendo adolescente. tambien tenia en mente a sus amantes; " no digo que aun mantengo mis votos celibes pero. quizas me decida por alguno, si venzo la repulsion de sus defectos: marcos es un granuja aun con su corazoncito mas carlos es un joven de elite y no tan pedante. en fin.¡ah, no se que me falta!-. decia para si cuando reflexionaba y esa vez habiase ido a la biblioteca dejando a Carlos en la parada de autobus y salido de compras a la boutique con su dama de compañia o Fany, por asi decirlo. era un dia lluvioso de agosto. por ser quincena muchos salian temprano y fany habia trabajado si no con esmero, con diligencia. al entrar en su casa encendio la television y miraba un programa de productos de belleza, su costumbre al salir temprano. aun falta para el tragico desenlace. que si bien no pervierte costumbres, hace saber que a veces es mentira que no se peude hacer recuento de lo vivido y no vivido. no se pierdan el capitulo. (Continuara.)
Datos del Cuento
  • Autor: Anonimo
  • Código: 20792
  • Fecha: 27-02-2009
  • Categoría: Educativos
  • Media: 5.8
  • Votos: 65
  • Envios: 0
  • Lecturas: 4535
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