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Categoría: Religiosos

principio y fin de letanìas

En 1997 aquellas
personas habrìan
generado este cuento.




Siempre tuve la incertidumbre por saber que hubiese sido de mi si en este momento fuese operador de radio, locutor o por que no director de cine; claro que siempre ante cualquier indecisión e interrogantes que van surgiendo en la vida uno siempre debe inclinarse por el camino del bien y de la verdad, como me enseñaron mis padres; yo siempre seguí sus enseñanzas al pie de la letra y las adopte con una “fe ciega”, aun que Romina se burle de mi cuando utilizo este juego de palabras; igual yo lo sigo haciendo, ella dice que yo redundo cuando digo” fe ciega”. No obstante y en lo que a religión concierne disentimos todo el tiempo, al igual que con todos mis amigos de la infancia, parecen desquiciados cuando discutimos del tema. Por algunas conjeturas estimo que Romina pertenece a una secta o a un grupo de auto-ayuda medio extraño, lo saco por su manera de vestir siempre tan rara, el vocabulario atrevido que utiliza para expresarse y como si fuera poco lo que confirma todo es que la pobre cree que puede tener una conexión directa con Dios, ojalá mis padres nunca sepan esto; enfurecerían. Pero lo raro de todo esto es que ella fue la que más me entendió y respetó al momento de tomar la decisión, mientras el resto de mis amigos del barrio estaban en total divergencia.
Desde ese momento nunca fui muy querido; llegaba a casa de mis padres el viernes en la noche y me quedaba hasta el domingo a media tarde , comenzaba en la mañana a eso de la nueve haciendo las compras para mamá, desayunábamos lo tres con papá, y hasta la hora del almuerzo buscaba algún quehacer en casa, casi siempre podaba las plantas, cortaba el césped y después me tomaba el trabajo de espolvorear veneno para hormigas en todo el fondo, no entiendo por que pero siempre me sentí raro al lado de mis amigos.
Como al segundo año llegue como de costumbre un viernes, sintiendo como que algo quería huir debajo de mi piel, algo desde muy adentro, que siendo conciente no sería tema para debatirlo con mamá y papá, yo nunca lo haría, sin embargo estaba un poco agobiado por la rutina.
Al otro día como era habitual fui al mercado a hacerle las compras a mamá; hay cosas en mi vida que siempre protegí celosamente: la buena memoria es una de ellas, y parte de mis recuerdos es la otra, estos; los adormezco y cristalizo en mi cabeza y así no los puede ver nadie, (claro que de lo contrario sería un caos que alguien se entere de mis pretensiones y mis pensamientos acerca de las mujeres)
Ese día me encontré a Romina en uno de los sectores del almacén, fue como significativo, muy nostálgico los dos estábamos un poco sensibles, tal así que entre góndola y góndola llegamos a recordar los San pedro y san pablo, y San Juan de cada año; nos juntábamos al costado del club “Orpheo “,y hasta la madrugada no parábamos; yo buscaba a Romina y nos encargabamos de conseguir terrones de sal gruesa, cubiertas de autos y escobas viejas; una vez que el fuego mitigaba nos quedabamos contando historias de terror, brujas y supersticiones- domesticas y cotidianas (esas que creamos inconscientemente cuando no hay nada que hacer), Romina contaba siempre historias de Stephen King , amaba sus novelas: “ yo no entiendo como me pudieron pasar esas cosas; o estas cosas… en este momento me da escalofríos de solo pensarlo.”
En ese entonces mi adicción por ver a Romina se había hecho inconmensurablemente – crónica (aunque entre nosotros nunca pasó nada). Era tan hermosa, tenía el pelo marrón cobrizo, su madre le hacia una compacta trenza que le caía justo en la mitad de la espalda, la piel era increíblemente blanca, los ojitos parecían dos juncos-chinos, siendo hija única al igual que yo costaba pensar que sus padres fueran mulatos. Nunca dilucidé mi amor por ella, en realidad no tenía por que hacerlo si nunca sentí nada estando a su lado, y nunca me pareció en lo mas mínimo una mujer atractiva, yo nunca fui de enamorarme de nadie no se por que, tampoco me lo pregunté… (O no me lo quise preguntar quizás).
Solo unos días atrás me encontré con ella en la zona, cerca de la biblioteca “Julio Denis “, hacia mas de catorce años que no la veía, por suerte creo que nadie se enteró, al menos eso parece; era increíble como se repetían las sensaciones que de chico tenía me sentía tan raro y me parecía casi imposible; se volvía a repetir la eterna antitesis de mi vida, lo que entre nosotros ocurrió para mi fue y será inolvidable, bah!, aunque debe ser olvidable, verdaderamente increíble, pero absolutamente sin memoria. De esa vez no la volví a ver…como son las cosas no?, el destino, Dios… o Dios y su destino?..., como sea; o ¿cómo será?...

Hace solo un par de minutos que comenzaron a entrar hilos de luz por los vitrales, están creando indeseablemente dibujitos en mi confesionario,- no quiero deprimirme por todo esto; la sala está vacía y envuelta en un frió seco, hasta los ecos salmódicos y los vivaces melismas parecen haber anidado en cada rincón y en cada glorieta,- pero que paz tengo señor!, mañana es domingo de ramos; va a ser un gran día, ahora mismo me voy a preparar la ceremonia… felizmente se van evaporando los recuerdos de mi infancia, pero curiosamente siempre quedan tambaleando lágrimas en mi mentón.

Pablo Barbera

22/3/04
Datos del Cuento
  • Categoría: Religiosos
  • Media: 4.88
  • Votos: 66
  • Envios: 2
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