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Categoría: Historias Pasadas

puerto del sur

Puerto del sur...



¿Alguien recordará ahora sus primeros encuentros amorosos? ? Ya somos
grandes, formamos una familia, tenemos muchas obligaciones y dejamos poco espacio para los recuerdos, Hoy, entre lágrimas y reencuentros no dejo de evocar las oscuras arenas de una playa solitaria, el grito de las gaviotas y el lamer lento de las aguas en la orilla. El ondear de una bandera en lo alto del mástil y una formación de marineros en la cubierta de un barco de instrucción fondeado en el puerto sureño. Allí se iría mi amor de adolescente, mis primeras ilusiones, mis besos a escondidas, las largas caminatas por la costa jugándole al viento las mejores esquivadas y algún revolcón inesperado.
Las figuras en la cubierta parecían muñequitos de cotillón y el buque, una recamada torta de cumpleaños pedida por algún niño ricachón. Parada en la orilla, estrujo un pañuelo empapado de amor. Siempre lo supe por otras bocas, pero no quise creer. A mi no me pasaría como a Maria, a Julia, y a mi madre. , yo no quedaría parada saludando en la espera. No seria otra madre sola..........
¡ Eso sí que no!¡A mi no!
Estos pueblitos crecidos a la vera del puerto tienen mil historias parecidas a la mía, pero una siempre se cree la exclusiva. Sin embargo. yo también creí, y después. un gran pesar...................................................................................
La despedida muy apresurada me dejó un sentimiento de incomprensión y desamparo mezclado a la tristeza
Cuanto dolor cabía en ese ocaso invernal
Una soledad intensa me invadía. Sabía que era el fin de mis sueños, el corte de mi ilusión.
Era cierto además, que el desamor ocupaba ahora el espacio del amor.
La luna, con su pícara mirada, ya no me diría nada, es más, no vería su luz.
Estaría enceguecida por el rencor y agobiada por la pena
El barco partía, se iba sin mí y sin tí, pequeño mío, que lates dentro de mi ser
Pero. ¡Ya está!...
Si algún espacio en mi mente quedaba, daría paso al furor y me quemaría en sus llamas... para que no quedasen vestigios de ese amor, haciendo la fuerza necesaria para lograr un nuevo encuentro revelador............................................

Así fue como partí, de inmediato hacia la gran ciudad, dejando atrás los horizontes conocidos y en busca de un nuevo ambiente en el que hallaría la paz y la tranquilidad, que las costas sureñas me habían quitado.
Y entre seres desconocidos, unidos muchos en un escapismo como el mío, inicié una nueva vida... trabajo... amor... y conseguí la meta soñada de formar un hogar.
Cumplida está la promesa hecha a ti, hijo mío, a orillas del mar, en una fría mañana de agosto...............................................................................................
A pesar del tiempo transcurrido y la seguridad de las decisiones tomadas, no puedo evitar que hoy rueden gruesos lagrimones por mis mejillas, al escuchar las palabras de homenaje a los tripulantes del Belgrano.....................................
Llegue hasta ti, primer amor, mi recuerdo imborrable.
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