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romance idilico. part. two

habian pasado tres semanas desde que rebeca se habia fascinado con la estampa de ese libro casi caduco, olvidado en ruma de papeles; todo seguia normal, en rutina y ella habialo olvidado: pero aun guardaba la ilustracion. a la que tras leer con premura y atencion las minusculas letras que explicaban la ilustracion ya sabia quien era el de la ilustracion, quizas un joven ambiental pues solo era para ilustrar el estilo de vida en los habitantes: el chico en cuestion se decia llamar Anselmo Batiz Ortiz. y mas adelante rezaba: " joven de 20 años, escolapio: vestido con frac va camino a la iglesia. por lo general, los habitantes en los años veinte eran gente muy devota y demasiado rigida de costumbres morales y religiosas. etc, etc. etc. Censo y sociologia: 1922." al leer eso, rebeca empezo a tener dudas ya mas concretas; que ella recordara, su apellido era otro pero si habia creido oir una vez que el abuelo despepitaba el ovillo de su vivir, que su familia de hacia 3 generaciones en su epoca habianse llamado de apellido Ortiz mas el otro ya no sabia si era Batiz o Armendariz, no lo recordaba bien. y que el motivo por la pelea con el bisabuelo contaba su abuelo antes de casarse con su esposa estela en 1953 habia sido por cuestiones muy personales y conflictos morales, que el dejaba en pausa cada que platicaba. pero luego concluyo que a lo mejor todo era coincidencia y opto por dejar esa investigacion sin sentido. ya lo habia olvidado y volvia a su vida de siempre. cuando esa cuestion volvio unos meses, cuando a ella le dejaorn un trabajo de escuela y como siempre acudio a la biblioteca. esa vez la empleada no habiale notado y leia. cuando empezo a cabecear y durmio en la cubierta del libro. hasta ahi habia terminado el mundo de rutina. cuando desperto, estaba en una especie de cafe, dodne habian personas conversando de manera queda, todas, ironicamente, hasta las muejres y chicas vestian abrigos negros o vestidos muy holgados, peinadas de cabello negro y corto, rizado o bien, se veian ademas de rellenas, excesivamente pulidas, palidas de rostro. no parecieron reparar en ella. al sobreponerse de el sopor, el libro habia desaparecido. "que es esto?-. se pregunto con sorpresa-. quizas lo sueñe o. dios!" se levanto del asiento con lentitud y ya se destinaba a salir del "cafe" cuando la detuvo el cajero, por asi decirlo pensando que habia pedido algo y le exigiria pagar lo que habia comido:

- eh, espera! necesitas entrar a la caja para pagar el pan o el cpauchino que hayas consumido. son 24 pesos con orden de pan y cafe.

- ¿ de que habla?-. exclamo ella-. si yo solo entre y no comi nada. le aseguro que.

- ¡detesto a la gente embustera y mañosa! ¡pagalo, mujer o llamo a los gendarmes!- grito el hombre. rebeca estuvo a punto de correr y quizas asi se esfumaria esa broma que pensaba ya era mcuho pero no era broma. cuando un joven, pateticamente parecido al de la estampa se levanto del lugar al oir las exclamaciones del hombre y dirigiendose a el le dijo con brusco ademan:

- deja en paz a la señorita, javier. quizas ella solo haya entrado a esperar a alguien y no haya llegado. si insistes, yo pago lo que supon tu haya comido.

- um.- gruño el cajero, molesto pero conforme-. anselmo, anselmo. siempre defensor de los debiles. y se retiro de la escena. el chico al ver la turbacion de rebeca sonrio y dijo, con voz pastosa y muy calma:

- dispensa, asi es javier. el cajero de este cafe en el barrio: no se fija y despues te arma una revolucion si no rectificas el error. permiteme presentarme: soy anselmo Batiz Ortiz.

- ah! vaya!-. dijo rebeca, saliendo un poco de su extasis mudo-. mucho gusto, anselmo. yo. soy rebeca. vivo en el barrio.

- ¿ y como? nunca te he visto rondando por aqui. aunque. te me figuras conocida. supongo que tendras apellido. eres rebeca, ¿que?

hubo un silencio de unos segundos, mirandose ambos. uno, por desconfianza y la otra, por rubor. el miro sus ojos castaños y su cabello negro con visos castaños, claro, pintados. su rostro mostraba una lozania de no mayor a 25 años. quizas. quizas era una chica de provincia y a veces estas se parecian a familiares por sus rasgos sueltos y festivos. ella, reconstruyendo escenas de antes, veia que era el mismo de la foto pero. ¿como era posible eso? asi, rebeca hablo, menos apocada;

- soy rebeca cruz dominguez. tengo 22 pero cumplo 23 en tres meses mas. y. estudio la preparatoria en un instituto. tu, ¿ a que te dedicas?
- yo. no estudio ya.-. en su voz hubo tintes de decepcion y un poco de humildad-. solo llegue a sexto de primaria. y ahi no mas. trabajo en una imprenta de un tio, Don Mariano; le ayudo a imprimir y tiraje desde los 16 años. ahora ya tengo 23 años. el me dijo que, si me especializo en mi oficio de impresor me recomendara con un colega de el cuando adquirio el negocio. como veras, no somos aristocratas sino clasemedieros.

- oh!-. dijo ella-. bueno, realmente, aunque te ves humilde no tienes facha de vagabundo. vaya! y, ¿ donde vives?

- vivo en la colonia beistegui. no es un condominio, sino un vecindario; creeme, no resistirias ver tanta pobreza.

- pues. no pierdo nada con saber donde vives. yo tampoco se ni donde queda mi casa. esta todo tan cambiado.- ambos callaron de nuevo. ambos estaban desorientados no solo en el tiempo, sino tambien en pensamientos. pasaron 30 segundos cuando el dijo, apenas animandose:

- ¿ quieres tomar un cafe? digo, aqui no porque javier no te tomo respeto al verte y. quizas luego. asi que vamos a otro y me cuentas como fue que caiste aqui. ¿ te parece, rebeca?

- esta bien. si tu lo dices.-. murmuro ella, apenas desinhibida. y asi, caminaron. ella, descubriendo increiblemente que poseia dinero de la epoca en el morral que contenia el libro, compro un abrigo negro elegante y un vestido gris en una boutique deproductos americanos. quizas, aunque su ropa que habia llevado cuando desperto a esa realidad no estaba mal: venia con una falda plisada color azul y blusa blanca. pero a los ojos de esa gente seria una rareza y decidio, siguiendo el momento: adoptar el look de epoca. quizas luego se ensortijaria el cabello. en fin. habia mucho que hacer, y que saber de ese joven que la habia abordado, quizas por conocerla nada mas ahora y luego. no queria saber mas. caminaron primero y tomando un tranvia vespertino pues parecian las seis de la tarde se dirigeron al cafe le blouse, cafe frances recien inaugurado segun anselmo la semana pasada y un poco mas individual. como la recesion economica aun estaba en auge en todos los paises y lugares que uno pudiera ver no era raro ver aparadores, cafes, librerias, salones de baile con melodias de corneta y soneto, como era usual en la epoca: casas de cuna y negocios panaderos. pues estos negocios si podian ser solventados por dicho presupuesto. si, estaba inmersa en un lugar que aunque ya habia sido daba a conocer una gran calma y una vida demasiado rapida, casi fugaz: un dia podias trabajar en algun lugarejo y al otro podias estar ya casado, con obligaciones. mientras, contemplaba en compañia de su "amigo" la vista hacia la sierra, el cerro donde se veia una gran vegatacion y sombras. ¿ acaso soñaba o ya habia muerto? ¿ era una ilusion producto de su desesperacion, inseguridad en el noviazgo? observaba la vista del cerro: asi como se hacia esas preguntas, girando en su mente. mientras el trnavia cruzaba de forma cruva y al tic-tac de un reloj antiguo. el reloj del tiempo. (continuara)

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Datos del Cuento
  • Autor: anonimo
  • Código: 20985
  • Fecha: 30-04-2009
  • Categoría: Románticos
  • Media: 4.97
  • Votos: 71
  • Envios: 0
  • Lecturas: 4085
  • Valoración:
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