bebido ante tanta sensualidad de las fotos sexuales que tenía ante mis ojos, tuve un sentimiento que subía como champaña agitada por todo mi cuerpo, entrando por mis piernas hasta llegar a mi sexo, a ese animal extraño que tengo entre las piernas y que ha veces tiene ganas de buscar su propio sosiego, aunque entiendo que todo nace en mi cerebro tal como dicen los curas o los moralistas del colegio, pero eso no importa cuando tienes al frente ese tipo de fotos, sobre todo cuando son fotos de una mujer sin cara, pero que es la que mas quieres en el mundo, que mas deseas y que mas sueñas, porque basta ver el resto de su cuerpo para darte cuenta de lo hermosa que puede haber sido sin que le veas la cara, pero así es cuando todo ocurre por desgracia para uno como yo que tengo la gracia de vivir encerrado en mis sueños de plenitud, de querer ser feliz, como si eso tuviera que ver con la carne, con los deseos humanos tan necesarios cuando uno es tan joven como lo soy en estos momentos en que estoy en mi casa sin mis padres, sin nadie y con esas fotos que llegaron esta mañana de casualidad y que llegaron para otra persona pero soy una persona demasiado curiosa como para dejar un sobre tan bonito y perfumado como el que llegó por casualidad a mi casa mientras no había nadie en ella, y que la abrí y allí sí que sentí que había cientos de ojos y invisibles presencias ante mí, aguijoneándome que lo que hacía estaba tan mal como cuando le pateé la canilla a la directora del colegio el día que se le ocurrió jalarme las orejas delante de la chica mas linda de todo el colegio, pero eso sucedió tan lejos en el tiempo que me pregunto qué será de esa señora, de la directora que tenía las piernas mas blancas y peladas de todo el vecindario, incluido las de mi madre cuando la veía en su cuarto mientras se cambiaba de ropa, o cuando se bañaba y yo la miraba desde el techo de mi casa por un huequito que había por un ladito de la ventanilla, pero así eran las piernas de esa directora, y así las de mi madre, aunque ahora no se encuentre nadie en mi casa, tan solo esas fotos de una mujer que no puedo verle la cara pero sólo eso porque lo demás se ve clarito, así como cuando el sol brilla al medio día y brilla tanto que ves demasiado y te duelen los ojos de tanto ver el sol allá arriba en el cielo, pero eso no tiene nada que ver con la foto que tengo en mis manos y que no puedo dejar de tener erecciones una y otra vez, aunque eso no es nada comparado con la vez en que tuve mi primera relación sexual con una chica mucho mayor que yo, y que era la amiga de una prima lejana, y que había venido a recoger una sillas para su fiesta de cumpleaños y que yo fui aunque no me gustaban las fiestas, pero sí sus gruesas y grandes piernas de la amiga de mi prima, aquel día en que le pidió permiso a mi madre para que ella se bañara antes de irse a bailar a la fiesta y que por casualidad yo entré en el baño y la vi totalmente pelada, sobándose sus partes llenas de vellosidades que hacían que mis ojos empezaran a quemarse de deseos por tocar esa parte tan negra y tan misteriosa, pero, tan especial para mí, por supuesto que lo fue, luego de que ella sonriera y me invitara a bañarme junto a ella y me hiciera el amor tantas veces que me quedé dormido en medio de la tina, sin darme cuenta de que la amiga de mi prima se iba con una risa mas grande que los de los tres chiflados, quedándome echado hasta que mis padres llegaron a la casa, preguntándome qué era lo que me pasaba porque tenía una cara tan relajada y seca que hubieran pensado que drácula me hubiera visitado, pero por suerte no se dieron cuenta, aunque mi padre me miraba con cierto sarcasmo, con eso que tienen los hombres que todo lo saben y que ahora siento que yo también lo sé todo, mientras miro las fotos sin cara pero tan familiares para mi que no podría dejar de pensar el resto de mi vida, así como ahora que ya he quemado las fotos, pero eso no impide que sigua pensando, y viendo ese cuerpo tan lleno de vida mientras sigo con esos pensamientos a pesar que no hay nadie en mi casa, a excepción de esos ojos y esa voz que parece que sale de mi conciencia...
san isidro, mayo de 2007