Hace algo así como 400 años, yo vivía en un lugar al norte de Rumania. ¿Quién soy? me pregunto. Una persona; eso creo.
Una cosa que también me pregunto es porqué Transilvania tiene tan mala fama. Todas las criaturas horribles salen de allí.. pero, ¿Porqué?
Bien, si estoy aquí es porque tengo que contar una historia. La historia de mi vida, la historia de las personas que conocí hace muchisimo tiempo. Voy a empezar.
1. Arboles helados.
Era invierno, y la nieve cubría cada centímetro del pueblo. No era el día perfecto para montar a caballo, pero mi diversión e impaciencia nunca se apagaba, así que salí en compañía de una buena amiga mía, que debería tener unos 24 años. Era para mi como mi hermana mayor.
En aquellos tiempos, yo debería tener trece o catorce años. La gente vestía con trajes no muy arreglados de tela marrón; aunque mi anciano tío siempre iba con su armadura. Su hijo, Vladislaus, vestía con una capa muy oscura que le cubría hasta los tobillos. El pelo negro le caía sobre los hombros. A veces me daba miedo.
Mi aspecto era el de una cría normal; morena, con unos ojos azul pálido. Toda mi familia tenía el típico acento rumano del que yo tanto me reía. Yo no tenía esa forma de hablar.
Nunca supe nada de mis padres. Desde donde llego a recordar, siempre vivía con esta familia. Mi tío nunca sacaba el tema.
Sigamos;
Después de unas cuantas súplicas, pude coger a mi caballo negro y montar. Como antes te he dicho, el día no era nada bueno.
Los largos rizos rubios de mi compañera se mecían con el viento. Yo siempre había envidiado su pelo. Sus ojos verdes buscaban mi caballo, algunos metros más alante.
No cabalgamos mucho, porque al final tuve que volver a causa del viento.
Mi hogar era grande, pues eramos muchos. Toda mi familia, que gobernaba el pueblo, se hallaba entre las cuatro paredes de aquella casa. Nos dedícabamos a proteger Transilvania de las criaturas o males que la atacaban. Hace una semana, Una persona apareció decapitada y mutilada en la puerta. Dos días después, la cabeza y sus miembros aparecieron en la habitación de Vladislaus, clavados en estacas, goteando de sangre y encharcando el suelo. Un asesino humano andaba suelto por el pueblo, y estos eran sus avisos.
Yo no tenía miedo. ¿Qué mortal podía matar a alguien de mi familia? Además, nos sobraban las armas en casa. Nunca sabías quién o qué iba atacarte.
Ya era de noche, así que entré en mi casa y caminé hacia mi habitación. Pero yo no dormía sin mi pistola de balas de plata macizas, así que fuí a la habitación de armas para cogerla.
Cuando entré, un suave resplandor, proveniente de una lamparilla de aceite, brillaba en una esquina. Era Vladislaus, pluma en mano, escribiendo sobre unos pergaminos. La luz bañaba el dragón plateado de su anillo.
Cuando entré, no se giró. Yo no se si advirtió mi presencia, pero para hacerme notar hice mucho ruido al coger la pistola y le pregunté:
-¿Trabajando a estas horas, Vladislaus?
A lo que él me respondió, con su voz fría:
-Sí.
Como no me dijo nada más, me fui. Nunca me había gustado ese hombre. Era muy serio y siempre estaba escribiendo, aunque a veces se reía.
Aquella noche no fué nada buena. Me pareció oír un grito, pero no sé si fué un sueño.
El ruido de un trueno me despertó. Era por la mañana, y estaba lloviendo. Oí voces, provenientes de una gran masa de gente que había en el piso de abajo. Me levanté, me guardé la pistola en el estuche de cuero colgado en mi cinturón y bajé a ver que pasaba.
Había mucha gente susurrando. Los truenos ahogaban algunas voces.
Todos estaban entorno a la habitación de Vladislaus. Yo estaba algo somnolienta, así que no entendí muy bien lo que pasaba. La puerta de la calle estaba abierta, y me acerqué para cerrarla, pero mi tia se me acercó por detrás y me dió un suave empujón, indicandome que saliera.
-No vuelvas hasta la noche. -Dijo con una voz triste. Luego cerró la puerta, dejándome en la calle con confusión e intriga.
¿Que estaba pasando? Me preguntaba una y otra vez.
Marishka me esperaba en una esquina. Me acerqué, y le conté lo que había pasado en voz baja.
Le pregunté si ella sabía lo que había pasado, pero hizo un gesto negativo.
El día nunca se acababa. La gente ya había salido de casa. Todos me miraban y susurraban cosas así como: -"Pobre niña" o, -"¿Y si la próxima es ella?"
Yo cada vez estaba más confusa.
Cuando llegó la noche, entré en casa. Estaba más silenciosa de lo habitual.
Como no ví a nadie, fuí a mi habitación. Me tumbé sobre la cama, sin soltar mi pistola. Tenía la sensación de que allí había alguien.
Oí un ruido en el piso de abajo, como el de dos personas discutiendo. Bajé enseguida.
Las voces provenían de la habitación de armas. Me quedé en la puerta para escuchar.
Lo único que alcancé a oír fué "reina sobre el hielo, hijo de satán"
Me asusté mucho, así que entré a la habitación haciendo mucho ruido con la pistola en la mano derecha y mi navaja en la izquierda.
Pero solo me encontré a mi tío enfrente del viejo mapa de Transilvania.
-¿Que ha pasado?
-Nada, vete a dormir. -Me respondió suavemente.
-¿Donde están todos?
Me puso una cara sombría, así que me fuí a dormir. Pero recuerdo que oí un último susurro antes de salir que respondió a mi pregunta:
-".. muertos.."
Esto es solo una pequeña parte de la historia. Pero está saliendo el sol, así que debo ir a dormir. Me despido.