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un partido solidario

UN PARTIDO SOLIDARIO
Esa tarde de verano de hace 10 años como si fuera hoy. Yo estaba tirado en la entrada de casa solamente haciendo tiempo esperando que llegara la hora de juntarme con mi pandilla para ir a jugar al fútbol cuando lo vi venir a Juan.
Juan era un chico de nuestra edad pero que nunca podía jugar con nosotros porque siempre tenia que ayudar a sus padres ellos eran varios hermanitos y nunca alcanzaba el dinero para botines o ropa adecuada para el fútbol, mucho menos para pagar las cuotas del club al que íbamos casi todos. A mí me daba mucha pena porque era un pibe bueno, que se merecía jugar con nosotros.
En nuestro grupo había algunos pibes como Matías y Gastón que con gusto lo hubieran aceptado, pero a Gino ( que era el líder del grupo) no le gustaba, claro Gino tenía plata, se compraba los mejores equipos, siempre tenía lo mejor y por supuesto no se aguantaba a un mal vestido en el grupo y siempre tenía la excusa de no invitarlo porque en el club no lo iban a dejar entrar sin ser socio, él lo sabía porque su papá era el presidente del club.
Pero esa tarde no jugábamos en el club nos juntábamos para patear en el potrero de Don José, en realidad queríamos practicar en el potrero porque la próxima semana teníamos un desafío con la pandilla del gordo Varela, el cabecilla del otro barrio, que ya había desafiado a todas las otras pandillas y siempre ganaba, se consideraban los campeones interbarriales , nadie podía con ellos, cuando la semana pasada nos llegó el mensaje del desafío, primero nos asustamos,
_ ¿ Cómo vamos a hacer para ganarles? – dijo el Rafa que era nuestro mejor mediocampista
_ ¡Seguro que nos dan una paliza como a los otros! – dijimos todos.
- Si inventamos una excusa para no ir, a lo mejor zafamos del papelón- dijo Federico que era buen jugador pero un poco cobarde, aunque expresaba un poco la idea de todos.
Todos no, Gino ,con la seguridad de ser el dueño de la pelota y con la soberbia del que no sabe perder ni a las bolitas, sentenció :
- Nosotros vamos a ganar, lo tenemos a Lucas, que es le mejor goleador del club, y ellos no tienen un arquero que valga dos pesos, nosotros tenemos a Fiachi que es garantía de que no nos metan ni un gol. Lo que nos falta es practicar en un potrero para adaptarnos al campo de juego, la pelota no pica igual que en el césped.
Y así fue como decidimos que ese sábado practicábamos en el potrero para prepararnos para el gran partido del domingo.
Cuando lo vi a Juan, que pasaba vendiendo pastelitos para ganarse unos mangos y ayudar en su casa, me dio ganas de invitarlo a patear un rato pero no me animé, en realidad tenia miedo de aparecer con él en el potrero y que Gino lo discriminara. Así que lo saludé y lo dejé pasar.
Ya llegaban los chicos, estábamos todos, Lucas, Matías, Gastón, Gino, Pablo, el Rafa, Federico, Franco, Renzo y....... faltaba Fiachi, el arquero.
- Che! ¡Alguien sabe que le pasó a Fiachi que no vino!- preguntó Gino
- Yo lo pasé a buscar pero en la casa no había nadie, ya debe estar por llegar- dijo Matías
- No podemos perder toda la tarde esperando- dijo Gino
Yo pensé en Juan y se lo dije a Gino, que tenía a Juan registrado como ese pobre flacucho que laburaba para llevar comida a la casa y por supuesto dijo que no serviría de arquero.
- Pero si no lo vemos jugar no lo podemos juzgar
- Aunque sea por esta tarde, hasta que llegue Fiachi
- Dale, así no perdemos tiempo, mira que el partido es mañana.
- Bueno llámenlo- finalmente accedió Gino
Nos fuimos en bici a seguir el recorrido de venta que siempre tenía, y lo encontramos a dos cuadras. Al principio no quiso, dijo que tenía que seguir vendiendo pastelitos, pero lo convencimos , creo que maravillado porque era la primera vez que lo incluíamos en el grupo. Le explicamos que era por un rato, que necesitábamos que reemplazara a Fiachi, le contamos lo del partido del domingo, y lo convencimos.
Cuando llegamos con él al potrero, Gino lo miró levantando la nariz, un gesto típico de él cuando alguien no estaba a su altura. Y le habló a Lucas al oído, creo que le dijo que reventara al arquero nuevo. Llegaron los otros chicos y empezamos a practicar. Lucas se lució gracias a los pases de Pablo y Gastón, pero no pudo meterle ni un gol a Juan, que realmente resultó un muy buen arquero. Cuando ya todos cansados decidimos dejar de jugar, todos nos acercamos a felicitarlo, menos Gino que no quería reconocer que Juan podía formar parte de la pandilla.
Yo me volví a casa caminando con Juan, y le pregunté si no quería jugar con nosotros, pero él dijo que no tenía mucho tiempo, él tenía que trabajar para poder comer, su mamá estaba enferma y todo lo que ganaba el papá se iba en remedios, que aunque era lo que más le gustaría en el mundo no tenía plata para botines y mucho menos podía pagar la cuota del club. Me partió el alma, pero tenía que reconocer que él tenía razón.
Ya eran las ocho de la noche, cuando llegaron algunos de los chicos a casa, con la noticia que a Fiachi se le había enfermado la abuela y se había ido a Santa Fe con la mamá a cuidarla. No teníamos arquero.
- ¿ Y ahora qué hacemos? ¿ De dónde sacamos un arquero para mañana?
- ¿Y Juan? ¿Porque no le pedimos que juegue para nosotros? Dale vamos ¿Quién sabe a donde vive?
- Yo se, vamos.
Cuando llegamos a la humilde casa, Juan nos explicó que mañana no podría porque los domingos a la tarde es el día que más pastelitos vende, además no tenía botines para jugar contra la temible pandilla de Varela, que nos iba a hacer pasar un papelón, y un montón de cosas más. Cuando ya nos íbamos derrotados y amargados por la falta de arquero. Juan nos llamó
- Chicos, vengan, acepto, juego para ustedes mañana, total si vendo mi pelota puedo juntar la plata que ganaría mañana con los pastelitos y así ayudar a mi mamá, eso sí solo tengo zapatillas para jugar pero después de todo el arquero no corre tanto y no necesita botines.
- Hurra!!!!! Bien por Juan, ¡ Tenemos arquero! ¡Y uno bueno! ¡Seguro que mañana ganamos!
La verdad, es que todos estaban contentos, pero yo me quedé pensando en que Juan sacrificaba su único juguete, su pelota, para ayudarnos a nosotros y se lo dije a los chicos.
-¿Cómo le solucionamos los problemas?
-¿Y si le compramos nosotros lo pastelitos?
-O mejor ¿Si lo ayudamos a venderlos, si cada uno se encarga de vender media docena en un ratito los vendemos todos.
- Si pero todavía esta el problema de los botines, yo no tengo otro par para prestarle,
Ni yo, ni yo, ni yo...... la cuestión es que un par de botines eran caros y cada uno de nosotros solo tenía un par, que nuestros padres reponían con mucho sacrificio ¿ De dónde sacábamos un par de botines para Juan?
La solución llegó de donde menos lo esperábamos. Gino, que mientras nosotros discutíamos como solucionar el problema había desaparecido, llegó con Juan .Nos sorprendió a todos ver que lo traía abrazado y con una bolsa en la mano.
-Ya está muchachos, Juan es nuestro arquero mañana, ya tiene todo el equipo.
-¿Qué pasó? ¿Cómo hiciste?
-Bueno chicos no hagan tanto lío, Juan ya tiene su equipo y listo, nos vemos mañana para el gran partido.
Yo, no me conformé con esa explicación y lo seguí a Gino para hablar con él.
- Gino explicame que pasó. ¿ De dónde sacaste todo eso? ¿ No era que a vos no te gustaba Juan?
-Bueno muy sencillo, a mí me sobraba un equipo de fútbol y se lo regale a Juan, lo de los pastelitos lo solucioné vendiéndoselos a mis tías y a mi mamá a ellas les encantan las cosas dulces y además mi mamá le propuso a Juan que de ahora en más, los sábados y domingos los vendiera en el buffet del club, que en verano se llena con la pileta y después de nadar todo el mundo tiene hambre. Así tiene la venta asegurada sin tener que caminar tanto. No le cuentes a los chicos, pero papá me dijo que si era tan bueno en el arco le podía conseguir una beca para que juegue para el club sin pagar la cuota.
- ¿Y por que no lo dijiste antes, a todos?
-Porque me dio vergüenza no haberme dado cuenta antes que Juan era un buen pibe y que no era su culpa no tener dinero y por no haber entendido antes de que la gente vale por lo que es y no por lo que tiene. Sabés, Juan era capaz de dejar él de comer y de vender su único juguete, si no podía vender los pastelitos, con tal de ayudarnos a ganar el partido que es tan importante para nosotros, aunque para él no significara nada, era capaz de ligarse un reto de sus padres con tal de ayudarnos, y yo el muy estúpido no me di cuenta que para mí poder ayudarlo a él era tan sencillo. Muy basura tenía que ser para no ayudarlo.
- Perdoname Gino, yo no te conocía tan solidario, en realidad tenía miedo que discriminaras a Juan
-Te entiendo, yo era así, también tengo que agradecerte a vos por darme la oportunidad de entender el significado de la palabra solidaridad. Sabés, me pregunto quién es más solidario yo que le doy a Juan cosas que para mí no son un gran sacrificio conseguir o Juan que es capaz de privarse de cosas importantes para él por nosotros. Bueno, mientras esto ayude a Juan no importa la respuesta. Ahora andate a cenar y a dormir que mañana es el gran partido y tenemos que ganar.
Y ganamos, no solo el partido que termino 4 a 0 gracias a los goles de Lucas y las atajadas de Juan que no les dejó pasar una. También ganamos un amigo incondicional en Juan, y una imagen nueva para Gino que durante muchos años siguió ayudando a Juan y a su familia. Y esa tarde todos aprendimos una lección de solidaridad que creo nos marcó para toda la vida.
Datos del Cuento
  • Categoría: Educativos
  • Media: 5.23
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Comentarios


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1 comentarios. Página 1 de 1
samuel hernandez moreno
invitado-samuel hernandez moreno 03-05-2004 00:00:00

Me ha gustado mucho porque me enseña que hay que ser solidario, es muy entretenido,

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