Ni siquiera el polvo que levantaban los carros era suficiente para que Martha se fuera de allí. Debajo de ella, el terreno brusco y caliente, estaba lleno de piedras medianas y maleza semiverde. El sol le pegaba de frente como queriendo arroparla. Martha me esperaba sentada en una piedra bajo un almendro donde alguna vez le dije que la quería cuando las cosas iban a comenzar entre nosotros. Sus labios rojos y carnosos estaban secos, constantemente se pasaba la lengua para humedecerlos, o sino, tomaba un poco de sudor que le caía ahí, en la comisura de la boca, que casi siempre yo besaba cuando las cosas estaban tornándose un poco mejor entre nosotros. Ella colocaba la mano encima de su frente sudorosa para poderme ver a la distancia. Amarró una especie de pañoleta a su cabeza, con los antebrazos se secaba el sudor que bajaba por sus sienes, lo poco que no secaba bajaba para empaparle la espalda y por ende la blusa blanca bordada a mano que le regalé cuando las cosas estaban bien entre nosotros. Sus manos estaban inquietas, se tronaba los dedos una y otra vez, tenía las uñas cortas y las palmas mojadas, igual que el día en el que me golpeó el rostro cuando las cosas empezaron a tambalear entre nosotros.
Llevaba una falda larga azul aguamarina y una sandalias que había comprado hace nada y que ya le habían sacado ampollas en el talón. Llevaba un morral de cuero café, dentro del morral, un libro de Kundera que me iba a prestar, un CD de Radiohead que me iba a devolver y una botella vacía de vodka checo que nos bebimos cuando las cosas estaban poniéndose mal entre nosotros. Dentro de la botella, una canica que simbolizaba nuestros “buenos momentos” deseando meterle otra esa tarde. Martha me esperó una hora más de la hora de la cita. Yo nunca llegué porque me dio miedo verla allí, sentada en la piedra, con la blusa mojada, con un pie doliéndole y con una canica en la mano, para decirle, que las cosas habían terminado entre nosotros.
No vas mal ,compañero. He leido tus tres entregas y me han transmitido buenas vibraciones. Si te gusta radiohead, ya somos dos y si lo has puesto a boleo, debería gustarte. Y por fin la sugerencia es que aunque prefieras escribir el texto de la forma en que lo haces, algunos lectores agradeceríamos de vez en cuando unos puntos y aparte para que el texto no quede tan espeso en la pantalla y se pueda leer con más comodidad. Un saludo y a seguir.