la protagonista se encuentra en una terminal de autobuses: el tiempo y lugar no importan porque es una historia ficticia, casi veridica y con tintes un poco tragicos. la mujer o señorita como muchos la llaman si le conocen subrepticiamente pues es una mujer seria y discreta casi, esta vestida asi; con gabardina cafe, vestidito color carmin y maquillada discretamente. por su silueta casi torneada muchos pensaran que acabara de cumplir los 30. pero no es asi; ha cumplido en abril los 36. su nombre, podria ser casi uno mas entre la larga lista de un registro civil. esa mujer fresca en apariencia, color avellana sus ojos y cabello ensortijado, recogido en moño color marron se llama Elena Leticia Marquez Muñoz. y trabaja en una pequeña industria de hilados y telas caras, donde ella es una empleada y es su segundo trabajo pues antes cuando era una joven no superficial trabajaba con una tia dando clases de frances a niños acomodados de la region y en la tarde ayudaba a la tia con un taller de costura que la tia Eduarda, dicho sea de paso lo abrio por una deuda que tenia en la oficina de rentas y al ser viuda por ese tiempo pues. no le quedo otra que mantener los gastos con trabajos extras. su sobrina, por mas señas hija de una prima lejana, Clara. la cual, al notar el brote de la pubertad en su hija, con seños crecientes y cuerpo a redondear; su unica hija por ser un matrimonio no afin y dejarle su esposo a los cuatro años de casados, ella ya estaba preñada. no le dejo otra opcion que encargarse ella, maestra de la escuela rural y sus allegados de su educacion y al cumplir los catorce le mando con su tia a que aprendiera el oficio que por generaciones habia imperado en su familia y al que le decia cuando su hija hacia algo impropio a sus ojos o bien, la intentaba adentrar en la femineidad era un oficio para todas las "señoritas" ella solo por condescendencia acataba sus dichos. asi, siguio con la tia hasta los 26; cuando quiso ya ganarse el pan y aunque su tia le habia cobrado confianza sabia que no debia quedarse atada y que necesitaria libertad cuando menos para madurar como toda chica criada en un seno decente. la tia al principio titubeo pero luego le dijo; quizas tengas razon, Elena. toda mujercita debe buscar sus nexos. supongo que sabes de que hablo. asi pues, hazlo; recuerda que tu madre siempre te inculco que debias ser mujer en todo. ella, un poco azorada por la respuesta sin aspereza de su tia solo asintio con la cabeza y dijo: no tenga cuidado, tia. estoy segura que saldre adelante. una señorita, me dijo mama siempre: es la responsable de sus aciertos y deslices. asi, sobrina y tia se despidieron. de ello hacia un tiempo. antes temia porque su familia perturbara su libertad; ahora no tenia razon de ellos y a veces se inquietaba. pero, ¿ que importaba? siendo ya mayor pero aun conservando su frescura exagerada que no le atraia casarse, ¿porque era? no lo sabia. quizas su rapida madurez a la vida y su desenvolvimiento en una ciudad tumultuosa, violenta y donde a algunos les interesaba mas lo material que lo intangible; una diferencia en esas pequeñas regiones que figuraban como municipios en el mapa. le gustaba pensar asi. mientras, esperaba el autobus que ya llevaria minimo cinco horas de atraso: lo cual ya enfurruñaba a ella que vivia a dos kilometros de la autopista y a dos pasajeros que lo esperaban. el pasaje, un billete de cincuenta se le humedecia en la mano. " caray! el autobus no llega. buena me espera si no acabo las tarjetas de almacen en casa." penso, contrariada. mas, que se le podia hacer? asi, reflexionando espera, y espera. su historia nos demostrara que la frigidez de postura por una educacion casi rigida e idealista y las relaciones casi impropias o "de madurez." conllevan a mirar a esa persona como alguien que si bien no demuestra decontento con lo que ha cosechado, se halla insatisfecha o resignada. esto sera en otro relato. continuara.