:-Esa sera la prueba, dijo uno de los niños al nuevo miembro de la pandilla.
Todos sonrieron en la pequeña casa del arbol menos él, cuya cara de espanto deformaba su pequeño rostro, incitando a la burla de los demás.
:-Es demasiado. además tal vez no me permitan salir. Dijo, como última súplica frente a los otros.
:- Entonces no puede permanecer entre nosotros un cobarde. Esta ultima frase fue su amarga sentencia.
El viento que soplaba entre lápidas y ramas estremecía su corazón y a sus ya exaltados sentidos.
Asustado, levantaba una lámapara de kerosen que vagamente iluminaba el sendero.
Los otros niños lo esperarían a la entrada del cementerio.
Su objetivo era traer el relicario que colgaba de la última tumba, por lo que tendría que cruzar todo el cementerio en plena noche.
Tembloroso, creyó oir voces, que susurraban entre las rocas, entre los nichos, traidas por el viento.
"Su corazón dejaría de latir", pensaba. Hasta que se topó con un gran bulto. No pudo mas que distinguír sus largos y huesudos dedos que señalando la entrada y con voz gutural le dijo que todos habían encontrado lo que buscaban desde hacía un tiempo.
Huyó despavorido y al llegar al portón descubrío que estaba solo.
Presa del horror, corrió hasta su casa sin detenerse, ni mirar atrás.
Al día siguiente fue a buscar a aquellos muchachos, pero no los halló.
Una tarde, acompañó a su madre a dejar unas flores a una tía en el cementerio, y con horror descubrío que el nombre de aquellos 5 niños se encontraban distribuidos en fila.
Se aferró mudo, a la mano de su madre, quien al notar la rigidez de su hijo, y su mirada clavada en aquellas lápidas, le dijo que aquellos, habían sido amigos de su padre y que murieron jóvenes en un accidente.
:-No es posible madre. Dijo con voz fría y mirada ausente.
:- Te digo que es cierto. Dijo la madre, quien empezó a sentir un frío en la nuca al ver el rostro desencajado de su hijo.
:- No es posible, porque desde hace días que juego con ellos, y porque ahora están en aquella esquina, mirándote.
La verdad es que tu cuento no me pareció gran cosa hasta que leí el final, definitivamente un buen final es escencial en este tipo de narraciones.