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El muchacho del bar

Salí de clases y me fui a una plaza que estaba llena de parejitas, sintiéndome incómoda por tan terrible visión me marché de ahí. Estaba muy aburrida, pero tampoco quería hacer algo. Estaba obscureciendo y hacía frío, más de lo normal, tenía ganas de tomarme unas cervezas pero sólo tenía dinero para unas pocas y así no me gusta beber, siempre me tengo que beber más de seis, nunca menos, pero las ganas eran tan grandes que decidí ir ala bar más cercano donde ponen la música que me gusta y siempre está lleno de hyppies.

Me metí en una calle algo solitaria para llegar mas rápido, a pesar de que no era tarde la mayoría de los establecimientos y negocios estaban cerrados, tal vez por lo poco seguro del lugar. En una esquina llena de basura estaba un mendigo, loco, borracho o lo que sea tirado en el suelo, cuando pasé por su lado me agarró el tobillo, lo pateé en la boca para que me soltara, le di tan fuerte que se le cayeron un par de dientes, el tipo me insulto y se iba a parar para enfrentarme, estaba tan borracho que perdió el equilibrio y se cayó, se conformó con lanzarme basura y alguna piedras que tenía cerca, para mi suerte el viejo tenía pésima puntería , igual no me hizo correr, seguí caminando tranquilamente y me metí las manos en los bolsillos. En otra esquina estaba una prostituta afeitándose las piernas con una hojilla, vestía una camisa que le quedaba por encima del ombligo enseñando su prominente panza y unos pantalones cortitos que mostraba sus piernas llenas de estrías y celulitis. Un chico se me acercó y me preguntó que si tenía algo de “mercancía”, me le quedé mirando y seguí caminado, no hay nada más chocante para mi que juzgar por las apariencias, el hecho de que me vista de negro, tenga piercings y tatuajes no me hace drogadicta, malandra, satánica o algo parecido, en el edificio donde vivo mis vecinos casi no me hablan y la idiota de la vecina del frente se persigna cuando me ve, pobre diabla.

Por fin salí de esa calle, la ciudad para mi lucía triste, la gente estaba desganada, tal vez por la hora, tal vez porque salían cansados de su trabajo. Empezó a llover y seguí caminando como si nada, llegue al bar, me senté y pedí una cerveza, me la tomé rápido, muy rápido, más de lo normal, pedí otra, me di cuenta que un muchacho me observaba, ¿Qué carajo estará mirando?-pensé-¡Que fastidio, no me gusta que me miren!

Cuando me disponía a pedir la cuarta me quedé sin dinero, pensaba que tenía mas, el muchacho se acercó, de seguro notó que no tenía plata y ofreció a pagarme la cerveza, normalmente no hubiese aceptado pero las ganas de seguir bebiendo eran tan grandes que finalmente lo hice, el muchacho preguntó por mi nombre y como casi siempre hago le di uno falso, a él le gustó mi nombre falso, el se llamaba, bueno, se llama (porque de seguro está vivo) Miguel, estudiaba alguna ingeniería y para ese entonces tenía 23 años. Él hablaba y hablaba, hablaba de muchas cosas, puros temas que no me interesaban, yo sólo lo escuchaba o hacía que lo escuchaba, él se dio cuenta de que no le prestaba atención y se paró de la barra, pero antes de irse me dijo:
-Parecías interesante, pero eres muy aburrida.
-Gracias por la cerveza, ahora puedes irte-le dije.
El muchacho se molestó y se fue.

Terminé de beberme la cerveza y me quedé un rato observando a la gente, un grupo de personas que estaban sentadas en una mesa reían mucho, uno de ellos me hizo una seña para que me les uniera, con un gesto amable les hice saber que no quería, sólo lo hubiese hecho para seguir bebiendo, pero quería estar sola, me fui del bar.
Seguía lloviendo, me fui caminado hasta la plaza donde primero había ido en la tarde, de seguro estaría sola por la hora y la lluvia, y así fue, me senté en una de las bancas, la lluvia se hizo torrencial, me acosté en la banca dejando que la lluvia me bañara toda, puse mi morral como almohada, aunque me dio lastima que se mojaran mis cuadernos no me importó mucho, cerré mis ojos.

Al rato la lluvia cesó y cuando abrí lo ojos me sorprendió que el muchacho del bar, Miguel, estaba sentado en la banca, había puesto mis piernas sobre las suyas sin que me diera cuenta, tal vez me había quedado dormida.
-¿Cuánto tiempo tienes ahí?- pregunté.
-Más de una hora, ¿Cómo puedes con la lluvia mojándote?
-¿Qué hora es?- pregunté algo alarmada.
-Las 3:45, ¿No tienes miedo de pescarte una neumonía?
- ¿Y tú que haces aquí? ¿Me estás siguiendo?
-La verdad es que sí me pareces interesante- dijo.
-Creedme que no lo soy, además no te importa- le dije groseramente.
-¿No tienes donde quedarte?- preguntó.
-¿Y a ti qué te hace pensar eso?
-El que tiene una casa no duerme en la calle y menos bajo la lluvia- contestó amablemente.
-¡Si serás idiota!- le dije. Y el se echó a reír.
-¡Hey! Tengo una botella de ginebra en casa, ¿quieres venir?
-¿Tienes jugo de naranja?- me preguntó.
-¿Para que?
-Es que la ginebra sola me cae mal.
-¡Si eres jeva! No tengo, pero tengo refresco, ¿te sirve eso?
-Si, está bien.

Cuando llegamos a mi desastroso apartamento lo invité a sentarse, me fui a mi cuarto y me quité la ropa mojada, me puse un camisón y volví a la sala.
-¿Acaso toda tu ropa es negra?- Me dijo.
-Si y ¿Qué tiene?
-Y ¿Por qué viste usted de negro señorita?
-Es el luto de mi ser, soy desgraciada- y me eché a reír
-¡Chejov! ¿Te gusta?
-Si, se hecho participé en una obra de él.
-¿Eres actriz?
-Eso me gustaría- respondí

Hablamos mucho, hasta que amaneció, esta vez si habló de cosas interesantes, nos acabamos toda la botella, pero no nos emborrachamos. Cuando llegó la hora de irse él me peguntó:
-¿Cuándo no volveremos a ver?
-Yo no te quiero volver a ver
-¿Por qué? ¿Tan mal te caí?
-No, todo lo contrario, me caíste muy bien.
-¿Y entonces?
-Simplemente no te quiero volver a ver y ya
-Tu si que eres rara ¿A que le tienes miedo?
-¡Ja! A nada.
-Bueno, fue un placer conocerte.
-Igualmente, que estés bien.
- Chao.
-Adiós.

Días después estaba viendo las noticias en la tele y resulta que el tal Miguel es un asesino en serie, estaban mostrando unas fotografías de sus victimas y en una de esas fotos salía yo. Ahora creo, no creo, estoy segura de que nunca desperté de esa banca.
Datos del Cuento
  • Categoría: Sin Clasificar
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Comentarios


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8 comentarios. Página 2 de 2
Lébana
invitado-Lébana 06-08-2004 00:00:00

...tus once cuentos o relatos y realmente eres muy buena, transgesora, no dejas indiferente, además en los que son cortos aún hay más ingenio." Lo bueno si breve dos veces bueno", dice un refrán en mi tierra. Tienes en mí una lectora. Saludos

Lébana
invitado-Lébana 06-08-2004 00:00:00

... son muy buenos.Eres transgesora pero muy valiente y con una gran imaginación. Sobre todo en los relatos cortos. "Lo bueno si breve dos veces buenos", dicen por mi tierra. Saludos, en mí tienes una lectora.Te deseo suerte en el mundo de las letras.

Ithaisa
invitado-Ithaisa 05-08-2004 00:00:00

Genial Melina. Eres tan ocurrente que cabe cualquier cosa en tu cabeza. Tienes una imaginasión sin límites, y eso, aunque puede llegar a ser bastante temible, yo diría que tu le sacas bastante buen partido. Sigue demostrándo ese mundo de fantasía gótica que llevas dentro jeje. Besos y felicidades x tus cuentos.

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