Ensombrecía la noche de una manera sombría, ajena, agitada; muecas de risas en el transito nocturno y un silencio que adentraba en el suspiro atravesado de mis sueños; ¿acaso era la luz que desdibujaba el cálido momento aventurado en la complacencia de un perdido y añorado beso?.
Brinque el ventanal que asomaba aquella tenue fachada de un desvencijado sillón, cansado tal vez de llevar en su interior aquel peso enajenado de una historia lejana, pintada de colores entre grises y amarillos. Trace aquella línea que separa el sueño de la realidad y entre nubarrones pude visualizar aquella triste tarde en que el sol apresurado volaba a su oscuro rincón para dejar pintada la noche negra con rayitos blancos que iluminaban su imagen con el cálido momento que da la adolescencia plasmada a borbotones de aspiraciones; quizás fue la noche, la prisa o la tristeza acumulada en tantos años lo que pudiera explicar el mareo, el aturdido sentimiento que flecho mi cuerpo inclinado a aquel cuerpo de insanas emociones.
¡Y volé!, en sueños y flores, y el verano fue el centro principal, el testigo lluvioso que amarrado a mis silencios, a mis tristes y pesados silencios, me tomaba entre sus imaginarias manos para acurrucarme, para consolar y buscar esas excusas que tanto necesitaba escuchar.
Viaje al tiempo, burle las distancias y los desacuerdos, suspire entre fragancias y aromas que atizaban los recuerdos como chispas ventanales de sonrisas y silencios.
¡Viví! Y puedo decir que ¡viví!, y al final... la pesada loza que parecía atravesar mi cuerpo; mi flagelado y cansado corazón subió a la luna y ahí se quedo recordando entre pesado y ligero su final.
Y hoy, llegue a esa ensombrecida noche en el viaje certero que el recuerdo realizo, me di cuenta que el desvencijado sillón era ahora parte de aquella colección guardada en lo más profundo de mi corazón, la fachada pintada de blanco ya no reflejaba penas, ni angustias, ni desazón, ¿quién pudiera describir aquello como real o imaginario?; fue solo tal vez la prisa de vivir temprano ¿Y yo?, bueno, denote el canto, el sueño pesado, incompleto que una noche de verano se entreabrió y que era real, que mi sangre era mortal y que en ella burbujeaba el anhelo rebuscado de noches muertas que encontraron en el sueño de un verano la tibieza y valentía que han dejado hoy en mi vida el dulce y ancestral recuerdo de todo lo que viví...
Lo mas importante de la vida ser tu y nadie mas que tu lo demas no cuenta. jorge