Tristeza mía...
Llueve a la salida del trabajo. Es de noche.
Subo al carro, arranco. verifico los controles, enciendo el aire y el desempañante, me dirijo a la puerta de salida. Activo el reproductor de CDs ... se escucha a Chayanne con el tema “Sentada aquí en mi alma”.
Escucho la canción y mi dolido corazón se aprieta en mi pecho y anuda mi garganta.
Semáforo en rojo, minuto largo para pensar... en “ella”.
Destruyó cuanto en mí había en un solo minuto... aquel maldito día.
El desengaño y mi propia furia no dejó piedra sobre piedra dentro de mí.
Me siento arrasado y devastado.
Mi alma es un lago azul y profundo... cada gota de ese lago salió por mis ojos.
Me siento como un témpano en la noche flotando en un mar frío... rodeado solo del silencio.
Quiero que salga el sol y se lleve la niebla...
Quiero que salga el sol y me derrita...
Quiero que salga el sol y desaparecer en el mar...
Desapareció la luna... aunque esté en el cielo.
No hay nada de nada...
Solo la convicción de que no soy tan fuerte...
Solo la convicción de que soy vulnerable....
Solo la convicción de estar herido...
Solo este gran vacío, esta soledad y este maldito lago que crece y crece...
De ella solo escucho la risa... de ella y de los otros.
Ella es Dalila y yo Sansón, confié en ella y cortó mi mechón.
Saltó el reproductor a otro tema... “de mil colores” de Rosario.
Semáforo en verde... no debí poner el programador de canciones en “aleatorio”.
Esta canción es todo lo que necesito para aumentar el nivel de agua en aquel gigantesco lago... ¡Pero que maldita desgracia esta... tristeza mía!
Ya estaba preocupada por Eddy. Pero llegaste. Yo creo que ese uno está ahí solito porque es tanta la emoción del alma que un diez es muy grueso y pesado. Quien puso el uno quizo expresar la finura del sentimiento.