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Categoría: Románticos

Avalancha

Estaba parado a medio camino de aquella inmensa montaña viendo hacia la cima.
Estaba esperando...
De pronto el ansiado momento... una ventisca aumenta su fuerza y la nieve se empieza a mover allá en lo alto.
Se escucha un rugido... es la montaña.
¡¡¡AVALANCHAAAAAAAAA!!!, es el grito que de los esquiadores que se lanzan en loca carrera hacia abajo.
Yo espero...
La veo venir arrancando pinos y soltando rocas... pero no me muevo.
No sobreviviré... mi cuerpo se tensa.
De la nada surge una voz... - ¿Qué te sucede?... ¡CORREEEE.... CORREEEE...!
Viene cuesta abajo... se detiene a mi lado.
Es muy hermosa, de cabellos castaños y largos, delgada, se levanta los anteojos de esquiar y me mira a los ojos, habla rápido y agitada... – Soy Sensa... ¿qué te pasa?
Me toca el hombro y me grita... - ¡CORRE YA HOMBRE CORREEE!
Se lanza otra vez cuesta abajo... se detiene.
Sensa - ¡MÍRAME!...
Me volteo y la miro.
Sensa – Lo que sea... no vale la pena.
Bajo la vista y vuelvo a mirar sus ojos... – Esa avalancha son mis sentimientos...
Sensa – Van a matarte... corre ya... por favor... corre...
Empieza a subir hasta donde estoy caminando de costado con los esquís – De acuerdo... moriré contigo.

El rugido ya es ensordecedor y gritamos para poder escucharnos.
Llega hasta mí – Vas a morir por nada... ¿lo sabías?
Otra vez miro sus ojos y con mi mano toco su rostro... – ¿Por qué quieres morir conmigo?

Ella aprisiona mi mano entre su carita y su hombro, me mira - ¿Qué ves en mis ojos?
Levanta una de sus manos, con el bastón de esquiar colgando, y agarra la mía sin dejar de mirarme y besa mi palma.
Lo que veo en sus ojos me confunde, miro hacia arriba.
La avalancha arrasa todo a su paso, ruge furiosa... viene por nosotros.

Vuelvo a mirarla a sus ojos... asoman lágrimas.
Sensa – Tú decides...
Miro otra vez hacia arriba... la miro a ella...
La empujo montaña abajo, trastabilla un poco... ¡VOY DETRAS DE TI CORRE... CORREEEE!

Los dos debemos ganar velocidad así que vamos agachados con los bastones bajo los brazos y la cabeza casi entre las rodillas... la avalancha ruge detrás de nosotros.

Una saliente, ella primero y yo después saltamos...
Veinte metros de caída, Compensamos el equilibrio con los bastones, luego las manos pegadas a las piernas, el cuerpo inclinado hacia adelante, los esquies casi en la cara... no hay margen para error.
Allá vamos los dos como saetas surcando el abismo blanco.
Ella cae bien pero era demasiada altura, sus piernas se flexionan y cae sobre sus espaldas... me sucede igual.
Resbalamos como unos quince metros.
Me incorporo y llego hasta ella, la ayudo a levantarse y arrancamos otra vez...
Vamos lado a lado, agachados, bastones bajo los brazos, los codos hacia adentro...
Yo - Escúchame Sensa...
Sensa (señalando sus oidos) – No te oigo...
Me adelanto.
Conozco esta montaña, buscaré las pistas de bajada más empinadas para ganar velocidad...
Cada tanto volteo sobre mi hombro izquierdo, miro hacia atrás... ella viene bien... la avalancha también...

Aparece un bosque de pinos... hacemos slalom.
Vamos a mucha velocidad sin embargo ella es muy hábil sorteando obstáculos.
Salimos del bosque, miro hacia atrás y el bosque desaparece bajo la nieve que no se detiene.
Abajo ya se ven los techos de las cabañas del pueblo con las luces encendidas... enfilo hacia la calle principal.

Volteo... ella tras de mí... la nieve también...
Entramos a noventa kilómetros por hora por esa calle... detrás la avalancha arrasando las primeras cabañas.
Al frente peatones cruzando...
- ¡A UN LADO... QUÍTENSE... QUÍTENSE...!

Seis horas más tarde terminó el rescate de las personas sepultadas en sus cabañas... nosotros ayudamos.

Ahora estamos frente a la chimenea del hall del hotel tomando un chocolate caliente... ella a mi lado.
Calienta sus manos con el tazón, me mira y sonríe.
La miro, devuelvo la sonrisa, extiendo mi mano y le digo - ¡Encantado soy Esteban... cador de locas!
Ella - Mucho gusto señor, usted está hablando con Sensa...Tez...
Esteban - ¿Tez? Esteee... Bonita cara sí, muy bonita sobre todo esa... naricita respingada.
– Bromas aparte, soy Esteban Van Ooyen.

Sensa – Me llamo Sensa DiCaprio.
Esteban – Eso es sensa... cional.
Se ríe, agarra mi chaqueta del sofá toda arrugada – Toma Esteban... doneón.
Esteban conteniendo una sonrisa - ¡No puedo contigo... me rindo!

Nos quedamos mirando y sonriendo como dos estúpidos.

-------------------------------------------------Nota del autor:
Quedan algunas preguntas en el aire como...
¿Por qué estaba esperando la avalancha?
¿Qué pasó con ellos?

¿Quieren que continúe?... puedo dejarlo hasta aquí.
Datos del Cuento
  • Categoría: Románticos
  • Media: 6.6
  • Votos: 82
  • Envios: 0
  • Lecturas: 5512
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Comentarios


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6 comentarios. Página 2 de 2
Joaquín Ledo
invitado-Joaquín Ledo 03-02-2005 00:00:00

Pau2: Simpático y muy avispado tu comentario arrancó mi sonrisa y de seguro de quienes te leyeron. Muy ingenioso... es que tampoco puedo contigo. Joaquín

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