Mi nombre es Valentin, tengo 3 hermosos hijos de los cuales me siento orgulloso ya que día a día cuido de ellos espiritualmente viéndoles crecer con la magnitud inmensa de la vida, soy afortunado a pesar de todo, creo que no me equivoque ni un segundo de mi vida en todo lo que hice, la elección de la mujer con la que me case, fue la mejor decisión que pude tomar, a la fecha ella se conserva fiel ante nuestras promesas y eso aunque no del todo me satisface lo respeto dándole individualidad a ello.
Pero no siempre fui asi, proveniente de una familia de 8 hermanos fui el 5to hijo huérfano de madre a muy temprana edad, las labores domesticas quedaron a cargo de todos nosotros convirtiéndonos tal vez en hombres ciertamente responsables pero guiados por el instinto agresivo ya que mi padre siempre nos enseño a defendernos de todo y de todos, y asi pues seguido armábamos zafarranchos nosotros mismos ya que la convivencia con 7 hombres todos de distintas edades era difícil..
He de decir que yo fui de los mas afortunados nunca fui precisamente un monumento a la belleza masculina pero la atracción que ejercía sobre el sexo opuesto era impresionante, a mi lado nunca faltaba la chica más bonita de la colonia rendida de amor por mí, las noches eran todo un tour hacia la diversión y los placeres, confieso que siempre fui el centro de atención en cualquier lugar donde me encontraba, era el clásico tipo odiado por los hombres y amado por las mujeres, pero aquellas lecciones que me había dado mi padre de defensa personal que ninguno de esos tipos que me odiaba se metiera conmigo porque sabían que llevaban las de perder.
No se si pase a ser victima de mis excesos porque todo aquello comenzó a desvanecerse, mi actitud de un momento a otro comenzó a cambiar, aquel día que mi padre llego acongojado informándonos que su hermana estada enferma, una enfermedad que días tras día la iría consumiendo hasta llegar al fin, claro esta nos decía mi padre, faltaran algunos años, pero eso será inevitable. A pesar de no convivir con la vieja tía no sé porque sentí una tristeza y una malestar profundo.
En aquel tiempo las niñas bonitas comenzaban a fastidiar mi vida porque me daba cuenta lo huecas, vacías y superficiales que solían ser, sin explicarme el porque comencé a pensar que la mujer con la que me casaría tendría que ser poseedora de una fortaleza inmensa para que si por algún motivo yo no estuviera con ella, pudiera salir adelante sola.
Por eso sé que no me equivoque el día que llegue a la casa con aquella chica tímida y un tanto introvertida, nada que ver con las conquistas a las que a todo mundo tenia acostumbrado, pero esta chica para mí había resultado la mejor, yo había sido el primer hombre en su vida, ella estaba embarazada y aunque físicamente no era nada agraciada, poseía una fortaleza justo como yo lo deseaba.
Con estudios truncados a lo único que podía aspirar era sacar adelante el taller mecánico de papa, de ahí me daba lo suficiente para llevar una vida tranquila con esposa e hijo colgados a mi cobijo, mi niño crecía mientras que la tía iba empeorando día tras día, inexplicablemente eso a mí me consumía de tristeza y angustia, tenia mucho miedo que la tía muriera y no podía explicarme aun el porque.
Por esas fechas mi esposa estaba nuevamente embarazada y yo mantenía la ilusión de que fuera una niña a pesar de que sabia que estaríamos presionados económicamente yo podía sacrificarme para darles a ellos lo que necesitaran.
Y asi fue con la llegada del segundo hijo hombre yo vestia pobremente pero eso no importaba, a pesar de que todos me decían que ya no era ni la sombra de lo que alguna vez había sido, yo me sentia satisfecho sacando a mi familia adelante.
Y la tía seguía empeorando y cada vez que lo pensaba se agrandaba la preocupación que irremediablemente invadía mis sentimientos; Dios mío no sabia porque, su muerte no me afectaría pensaba, ella ya es grande y todo tiene un ciclo, ella debe de irse, pero a pesar de repetírmelo todos los días, la intranquilidad ya estaba sembrada en mi alma y mi corazón.
El dinero escaseaba, aquel día que mis ojos se abrieron desmesuradamente al escuchar que mi esposa nuevamente estaba embarazada, mi ilusión no desaparecía a pesar que tendría que redoblar esfuerzos para la manutención de mi familia, pero tal vez ahora si pasados los nueve meses tuviese en mis manos esa mujercita que tanto deseaba.
Cuando tuvo 6 meses de embarazo por medio de un ultrasonido me dieron la sonora noticia de que seria una grandiosa niña, sentí una alegría pero al mismo tiempo esa opresión en el pecho que no me dejaba tranquilo.
Llego aquel 26 de febrero, la noticia llego como reguero de pólvora, la tía había muerto, nos reunimos todos para pactar quien asistiría al funeral, definitivamente mi esposa y mi hijo él más pequeño no asistirían.
Enfilados en una caravana de varios autos los 8 hermanos desfilábamos hacia la casa de la tía, mi angustia y mi tristeza se reflejaban en el abrazo que le daba a mi hijo el grande quien me acompañaba en aquellos momentos.
Al regreso del entierro papa iba compungido, nos había tocado regresar en una camioneta donde uno de mis hermanos manejaba mientras que yo en la parte de atrás llevaba a mi hijo del brazo, de pronto en una avenida un tipo se metió en sentido contrario, mi hermano freno de golpe insultando a aquel inconsciente, sin dar importancia al suceso continuo nuestro camino de regreso cuando de pronto en el siguiente semáforo el tipo estaba a un lado de nosotros tapándonos el camino con su coche, yo baje inmediatamente, estaba seguro que con unos cuantos golpes el tipo aquel quedaría fuera de combate después de todo era el mejor en eso de los golpes.
Me acerque embravecido apenas si vi como el tipo bajo un poco el vidrio de la ventana y se asomo el cañón de la pistola escupiendo el fuego sobre mi pecho, directo a mi pulmón, el tipo arranco a toda velocidad y yo llevándome la mano a mi ropa llena de sangre subí de regreso a la camioneta para caer completamente inconsciente.
Lo que vino después lo veo entre sueños, la operación de urgencia para extraer la bala, mi esposa embarazada llorando, la impresión de mi hijo cuando me vio subir a la camioneta de vuelta, y finalmente el duelo colgado a la puerta de mi casa en señal de que un hermano se había ido.
Yo veía todo arrancado de mi cuerpo, sentí la impotencia en el rostro, luche en aquella operación, queria vivir, no podía dejar asi a mi esposa con dos hijos y embarazada, mi padre estaba sufriendo mucho no podía irme, acababa de morir su hermana no puedía dejarlo solo, no ahora, gritaba... por Dios no ahora.
Sin embargo el curso de la vida es asi, tenia solo 28 años cuando tuve que abandonar el mundo por el que tanto luche, ahora por fin entiendo él porque de la angustia con la muerte de la tía, ella no se iba a ir sola, yo la iba a acompañar en su viaje sin retorno.
Hoy a tan solo unos cuantos días del 28 febrero día en que cumplo 4 años de muerto Dios me permitió plasmar estas letras para concluir mi misión en aquella vida que me fue arrancada improvisadamente, Él me ha permitido día tras día como lo dije al principio cuidar espiritualmente de mis hijos, de mis dos niños y la niña que nunca llegue a cargar como tanto lo soñé, mi padre sufrió mucho en un principio, pero ahora que esta aquí conmigo se ha dado cuenta que la muerte no es tan mala.
La fortaleza de mi esposa ha salido a flote y a la fecha ha sacado adelante a mis hijos, aunque me gustaría que rehiciera su vida y que olvidara nuestras promesas, después de todo ella aun es joven y yo ya nunca estaré de nuevo con ella.
Ahora me explico todo, ahora entiendo la premura de mi vida y la llegada repentina de mi madurez, nunca entiendes los misterios de la vida pero el maravilloso milagro llamado Dios existe y las únicas palabras que puedo dejar de legado son aquellas que tantas veces nos repetimos cuando ocurre una desgracia y que hasta pasado el tiempo comprendemos su significado, despidiéndome con ellas envuelto en la bruma de la desesperanza y la tierra que cubre mi cuerpo vestido de verde olivo...
“Dios sabe porque hace las cosas...”
que no sabemos aceptarlas, nuestra razón las niega y el sufrimiento es profundo, como dices,...Dios sabe lo que hace y algunas veces sabemos el porqué. He aprendido mucho al respecto y en resumen crecó a pasos agigantados. Tienes mi gran cariño, el grandioso amor que aprendí a tenerte aun en la distancia. Miles de besitos. Muchas felicidades por este hermoso cuento! Solecito!