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Una visita entrañable

LA VISITA

En la soledad del despacho me adentró a leer los escritos más o menos inspirados, con mayores o menores faltas de ortografía, interesante los unos y zafios e irreverentes con las más elementales normas de decencia una gran parte, precisamente los más leídos, y algunos que por su zafiedad e incongruencia resulta deshonroso el calificarlos de escritura. Cuando de pronto hallo una perla literaria.
Ya no es sólo su composición, sino que se suma además la forma tan inteligente de tratar el tema abordado. Y entusiasmado con su lectura, busco cuantos escritos lleva este autor publicados. Y al leerlos advierto, todo admirado, que cual en un pentagrama musical toca todas las notas: jocosos, serios, filosóficos, políticos…, y en cada una de ellas se desenvuelve como artífice, desmenuzando hasta el límite las esencias consubstanciales al tema tratado. Y me río con sus graciosas ocurrencias; emociono hasta casi el llanto con sus sentimentales bosquejos que hace de la amistad, la familia, la abuela…; me compenetro con sus críticas a las miserias de los humanos, que hace se muestren como seres pretenciosos, engreídos y siempre ridículos en sus ansias de aparentar lo que no son. Y así en cada escrito y en cada tema, que los borda.
A tal punto llega mi admiración por sus escritos, que por correo electrónico me pongo en contacto con él, para hacerle saber la admiración que me causa. Y de ese modo surge una amistad entre ambos, que llega a cimentar en las conversaciones telefónicas que mantenemos de vez en cuando.
Es a través de esas conversaciones que mi admiración llega a un grado inaudito, pues ese ser que escribe con tanto conocimiento de causa, demostrando una cultura superior, en que cita y se prevale de autores consagrados haciendo hincapié en doctrinas filosóficas, no es más que un menestral cuyos estudios oficiales no han pasado de la primera enseñanza.
A tal punto me impresiona esa noticia, que mi admiración se trueca en adoración, y surge el deseo irresistible de conocerle personalmente. Por circunstancias especiales, convenimos en que él se trasladará a mi ciudad para encontrarnos. Quedamos citados en un café. Como físicamente no nos conocemos, él dice que va acompañado de su esposa, y por mi parte le doy alguna característica de mi persona e indumentaria.
No sé porqué me lo había imaginado físicamente distinto y cual no fue mi sorpresa cuando al acercarme a la terraza del café sale a mi encuentro una persona de aspecto tan juvenil que apenas se le calcularía más de veinticinco años, cuando en realidad tiene cuarenta y cuatro, de esbelta figura y faz tan agradable que inmediatamente capta la simpatía. Me presenta a la esposa, cuya cara se ilumina con una sonrisa tan acogedora y bella que realza más su hermosa persona.
A fin de obsequiarles me ofrezco para mostrarles lo más importante de la ciudad, pero Luis, ese amigo entrañable y querido, dice que prefiere recluirnos en un sitio donde poder charlar. Como la tarde es un tanto desapacible y fría, nos trasladamos al café en donde cada miércoles me reúno con mis amigos, y ahí la conversación se hace tan coloquial y entrañable, que puedo afirmar con rotundidad que es una de las tardes más felices que ha pasado en muchísimo tiempo. Y hago votos para cuanto antes poder repetirla.
Es probable que muchos piensen que este desahogo sentimental tan sólo es interesante para los dos interesados. Pero, si me he atrevido a publicarlo es para indicar que en este medio en que nos movemos los que aquí escribimos, pueden surgir amistades y afectos sinceros, siempre que sepamos apreciar, a través de los escritos, quienes son los que se hacen acreedor a ese beneficio, y pongamos por nuestra parte en cuanto escribimos, sea cuento o comentario, el respeto y consideración necesario para no ofender ni dañar la conciencia de nadie, ni zaherir a los otros autores con insultos y descalificaciones, intolerables en cualquier medio de comunicación.
Y al amigo Luis le digo, que he dejado pasar quince días desde nuestro encuentro, para que la emoción del momento no desdibujase por excesiva la admiración y el cariño que sabe que le profeso.
Datos del Cuento
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Comentarios


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9 comentarios. Página 1 de 2
sigri
invitado-sigri 18-04-2005 00:00:00

Halla en la colina habita un angel, que en sus comentarios escribe versos a ese angel que no tiene alas, le envio mi admiracion junto a estos besos. quizas no me salen tan bien como a ti pero que va lo que vale es que lo intento no? gracias por esos versos que alguna vez me han tocado, y ojala se dupliquen varias veces estos 500.

Eddy garcia
invitado-Eddy garcia 14-04-2005 00:00:00

Felicitaciones por este excelente trabajoamigo, en cuanto a errores ortográficos, no puedo ser crítico siendo coautor de tal delito, pero si puedo admirar en usted su verdadero aprecio por aquel buen escritor, me hace pensar usted en la imagen física que me formé del señor Celedonio,lo describí en un cuento como un hombre alto y corpulento, aclarandome él mismo en un email de su verdadera contextura física, comprendí entonces que lo que había visualizado de él a través de sus escritos era su grandeza espiritual; al igual que a usted y a Ledo, a celedonio le quiero sin saber a ciencia cierta quien es, son vuestros escritos quienes han hablado a mi alma de ustedes.

elultimopirata
invitado-elultimopirata 14-04-2005 00:00:00

Entre todas las palabras que mi mente procesa solo puedo dedicarte una y con mayúsculas. BRAVO Por algo así merece la pena vivir

Pau 2
invitado-Pau 2 14-04-2005 00:00:00

"UNA VISITA ENTRAÑABLE" (ÁNGEL F. FÉLIX) Emoción...Admiración...Sentimientos nobles de humildad y grandeza. Valioso es el deseo de compartirlos, para no perder de vista que crear lazos siempre vale la pena. Pau

Joaquín Ledo
invitado-Joaquín Ledo 14-04-2005 00:00:00

Félix: Siempre es un regalo de Dios la amistad. Me complace muchísimo que hayas encontrado un nuevo amigo... ¡Felicidades! Joaquín

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