Casi Drácula...
Él es algo así como la versión internet de Drácula.
Se llama Jota.
Espera las sombras de la noche, mira la luna, despliega sus alas de murciélago en busca de esas mujeres a las que enamora para beber su sangre.
Más veloz que Hermes vuela en un pestañeo al otro lado del mundo.
¡Témanle!... él es cruel.
Es una criatura del averno que solo busca satisfacer su sed de sangre... es lo que hace.
A veces, solo a veces se enamora y sufre... para eso es el amor.
Solo en ocasiones se mira al espejo, habla con Dios y le pregunta... - ¿Por qué mi imagen está allí... acaso no soy un vampiro?
Dios lo mira, no dice nada y se sonríe.
Jota - ¡No te rías... esto es serio!
Se cruza de brazos y me mira, simula estar interesado en mis reclamos.
Jota - Cuando estoy frente a ella no me salen los colmillos, no puedo transformarme.
Dios desvía un momento la mirada, suspira y vuelve a mirarme.
Jota - Soy un fracaso porque si tuviera los colmillos no podría morderla... bueno, a veces sí me provoca darle un mordisquito.
- Eso es malo... ¿Cierto?
Dios alza las cejas... cierra los ojos, menea la cabeza y vuelve a mirarme.
Jota - Pero bueno; ¿No vas a decirme nada?
- Tú porque eres Dios porque sino bien que templarías ante mí.
Dios se cubre completamente el rostro con ambas manos y se voltea...
Me sorprende su actitud... Pongo mi mano en su hombro y le digo - ¡No temas... no te haré daño!
Él parece estar haciendo un esfuerzo por hablar hasta que por fin dice... - ¡Gracias!
Sin voltearse, pone su mano sobre la mía (la que tengo en su hombro)... y la palmea.
Comienza a alejarse...
Jota - ¿A dónde vas?
- Soy un malvado y nada que te pido perdón.
- ¿No deberías convertirme en sapo hasta que una princesa me rescate...?
- ¡Croak... croak...!
Pilar: Qué afortunada coincidencia que pasara por aquí una Princesita para besar al “sapito”. Me hubiera gustado que ese beso hubiese sido más pausado, pero bueno... otra vez será. Gracias por devolverme de sapito a humano. Joaquín